Pregunta: “¿Es un requisito que una persona
se haga miembro de una congregación local? ¿Puede un cristiano tener una
membresía general, sin afiliarse a una congregación específica?
Antes
de abordar esta pregunta específicamente, establezcamos una base más amplia con
respecto al uso del término "iglesia" en el Nuevo Testamento.
La
palabra en el texto original del Nuevo Testamento que se encuentra detrás de la
palabra moderna "iglesia" es ekklesia. La etimología
de esta palabra significa "llamado".
Ahora
se reconoce generalmente que el sentido básico del término tal como se usaba
entonces es "asamblea" o "congregación", aunque se conserva
la idea de una asamblea "convocada" (es decir, la asamblea de Dios).
En un sentido no religioso, la palabra se usaba para reuniones
públicas (ver Hechos 19:32, 39-40).
Cómo
se usa "iglesia" en el Nuevo Testamento
En
un sentido espiritual, la palabra ekklesia frecuentemente
traducida como "iglesia" se emplea en el Nuevo Testamento de tres
maneras principales. Y cada uno de estas tiene serias responsabilidades para
los discípulos de Cristo.
Primero,
"iglesia" se usa para el pueblo de Dios universalmente. Este
organismo era equivalente al "un cuerpo" (Mt. 16:18; Ef. 4: 4; Col.
1:18) por el cual murió el Señor (Hch. 20:28). Cuando alguien se sumerge
en agua para el perdón de sus pecados (Hechos 2:38; 22:16), se agrega
automáticamente a ese cuerpo de personas salvas que constituyen la iglesia
(Hechos 2:47; 1 Cor. 12:13).
No
hay tal cosa en la era cristiana como ser salvo y no ser miembro del cuerpo
espiritual de Cristo, la iglesia. En Efesios 5:26, Cristo es descrito como
el Salvador del cuerpo, que en otros lugares se identifica como la iglesia (Ef.
1:22-23; Col. 1:18, 24).
Algunos
religiosos se refieren a "la iglesia invisible", pero ese es un
concepto no-bíblico y no tiene sentido. La iglesia está formada por
personas, y no son invisibles.
Segundo,
la ekklesia del Nuevo Testamento también se refiere al pueblo
del Señor en cierta comunidad: en Jerusalén (Hechos 5:11), en Corinto (1 Cor.
1:2), o en alguna otra ciudad. Juan se refiere a siete congregaciones en
los primeros capítulos del libro de Apocalipsis (véase Apocalipsis 1:4, 11).
Cuando
Pablo y sus compañeros viajaban, predicando las buenas nuevas acerca de Jesús,
dondequiera que los hombres y las mujeres se rindieran ante la verdad por medio
de la obediencia al evangelio, se establecieron iglesias locales (ver Hechos
14:23). Estos nuevos cristianos se reunían con el propósito de adorar como
cuerpo y para servir a su Maestro en comunión.
Este
no era un plan opcional improvisado por los caprichos de los
misioneros. Era un modelo de organización diseñado divinamente.
Finalmente,
el término "iglesia" también puede emplearse para un grupo de
personas que se han reunido en un determinado lugar y tiempo
con el propósito de adorar a Dios en compañía de otros (1 Cor.11:17ss; 14:34; 3
Jn.10). Se advierte a los cristianos que no descuiden estas reuniones de
la asamblea. Las reuniones regulares de adoración son el plan de Dios para
que sus discípulos se animen unos a otros al amor y las buenas obras (Heb. 10:
24-25).
¿Qué
pasa con la membresía de la iglesia?
En
vista de la pregunta presentada, debemos centrarnos más en el segundo uso de
"iglesia" tal como se describió anteriormente.
Para
mí es un misterio el hecho de que alguien pregunte: "¿Debo ser miembro
de una iglesia local?" Especialmente a la luz de la abundante
información que hay sobre este tema en el Nuevo Testamento.
Reflexione en las siguientes consideraciones relacionadas con la iglesia local.
La
unidad de la iglesia
En
los primeros capítulos de Hechos, después del establecimiento de la iglesia,
hay numerosas referencias que reconocen la "unidad" de los primeros
santos (Hechos 2:42, 44, 46; 4: 23-24, 31-32).
Dios nunca tuvo la intención de que los cristianos funcionen como islas separadas en medio de un mar de personas mundanas.
El
cuerpo no es "un miembro, sino muchos" (1 Cor. 12:14). Sería
muy difícil pasar por alto el punto de énfasis de Pablo cuando hablaba del
cuerpo espiritual de Cristo como "estando bien ajustado y unido por
la cohesión que las coyunturas proveen, conforme al funcionamiento adecuado de
cada miembro". Tome nota de los esfuerzos cooperativos de los
cristianos individuales "conforme al funcionamiento adecuado de cada
miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en
amor" (Ef. 4: 16-17).
¡Esta
meta divina difícilmente se puede lograr si los hijos de Dios deambulan operando
“solo” con su membresía congregacional en el bolsillo!
No
se debe olvidar que cuando Pablo llegó a Jerusalén, después de escapar de una
circunstancia peligrosa en Damasco, inmediatamente intentó "unirse a los
discípulos" de esa ciudad. Una vez que se superó el miedo inicial que
sentían hacia él, fue aceptado entre ellos (Hechos 9:26ss).
Adoración
en una comunidad
Varios
textos del Nuevo Testamento dejan claro que los primeros discípulos se reunían como
un cuerpo de personas con el propósito de adorar en el día del Señor (Hechos
2:42; 20: 7-12; 1 Cor.11: 17ss; 14:1- 40; 16:1-2).
¿Cómo
podría un cristiano ser amonestado por abandonar una asamblea (Heb. 10:25) si
ni siquiera estaba obligado a ser parte de una iglesia local?
Supervisión
de los ancianos
Dios
estructuró la congregación individual en torno a un plan de organización.
Cristo
es la cabeza de su iglesia donde sea que ésta exista (Ef. 1:22-23; Col. 1:18). En
última instancia, él es cabeza de Su iglesia en todas las ciudades del mundo.
Sin
embargo, en las iglesias locales donde existen hombres calificados (1 Tim. 3:1ss;
Tit. 1:1ss), el cuerpo local de creyentes es supervisado por un grupo de
hombres identificados como "ancianos". También son conocidos como
obispos (supervisores) o pastores.
Los
miembros deben sujetarse a sus supervisores en asuntos de
conveniencia (1 Tes. 5:12; He. 13:17) y considerarlos en muy alta estima por el
bien de su obra. Si bien a estos pastores se les prohíbe atribuirse la
posición de "señores" sobre el rebaño (1 Pe. 5:3), su liderazgo
ejemplar debe ser respetado y seguido.
Sirviendo
bajo estos hombres en áreas especiales que ponen en función otras tareas
importantes están los diáconos, los maestros, los evangelistas, etc.
Si
Cristo no tenía la intención de que su pueblo fuera una familia
cristiana muy unida, ¿por qué organizó el cuerpo local de esta
manera?
¿Por
qué algunos se resisten a mantener una membresía local?
Ocasionalmente,
hay quienes no están afiliados a ningún grupo local de santos. En
circunstancias inusuales puede haber alguna razón para esto. Pero
con frecuencia no la hay.
Puede
ser el caso de que un cristiano se haya mudado a un área donde no hay una
congregación local del pueblo del Señor. Donde sea factible, es posible
que deba conducir hasta una ciudad de proximidad razonable donde pueda ubicar
una buena iglesia.
Si
uno no puede reunirse con una iglesia local, debe adorar en el día del Señor en
su hogar y luego tratar de ganar a otros para la verdad. Entonces, se
puede establecer una nueva iglesia en su ciudad de acuerdo con el modelo del
Nuevo Testamento.
Es
posible que deba iniciarse el mismo plan si no hay una iglesia fiel cerca
(es decir, una en la que pueda adorar y trabajar responsablemente).
Desafortunadamente,
no es raro encontrar discípulos inconformes que simplemente no quieren identificarse
con ninguna iglesia local por varias razones personales.
Algunas
personas son tan inflexiblemente obstinadas que no pueden
tolerar estar cerca de ningún cristiano que no ceda a cada una de sus imposiciones. Déjelos
en paz. Es mejor que estén aislados.
A
veces hay quienes no desean ser responsables de su conducta. Quieren ir y
venir cuando quieran. No quieren ser responsables de la asistencia fiel,
las ofrendas semanales o de cualquier otra responsabilidad. No tienen la
intención de controlar su estilo de vida. Y entonces repudian la idea de
que deberían estar bajo la supervisión de los ancianos o líderes.
En
una palabra, quieren el "nombre" de cristiano, pero sin el compromiso
que conlleva el nombre. Y quizás, sobre todo, no tienen la intención de
estar en un entorno donde puedan estar al alcance de la disciplina de la
congregación local.
Tales
personas pueden tener la ilusión de que están sirviendo a Dios. No lo
están. Simplemente no han entendido uno de los aspectos más básicos del
servicio cristiano.
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