martes, 25 de noviembre de 2014

Un Estudio acerca de la Providencia de Dios

El mundo religioso es un ambiente de extremismo. Por ejemplo, algunos alegan, que si Dios existe, Él no tiene ningún tipo de contacto con la humanidad. La Deidad está distante y desinteresada. Esta filosofía es conocida como Deismo. Otros, a manera de contraste, aseguran que prácticamente toda actividad de la Deidad es una acción milagrosa. Ellos alegan que los milagros están aconteciendo por montones cada día. Ese punto de vista también está alejado de los hechos. Las Escrituras claramente indican que las señales sobrenaturales sirvieron a una única función en el esquema divino de las cosas, y ya no se repiten hoy en día.

Un punto de vista correcto reconoce que Jehová opera en los asuntos de los hombres, pero no milagrosamente; en cambio, Dios actúa bajo un proceso al que hemos denominado “providencia”.

PROVIDENCIA DEFINIDA

El término castellano “providencia” se deriva del latín providentia, el cual significa “previsión”. La providencia tiene que ver con:

1. El mantenimiento de parte del Creador del balance funcional del mundo natural.
2. El cumplimiento del propósito divino en la regulación de los asuntos internacionales; y
3. La operación especial de Dios en la vida de aquellos que procuran cumplir Su voluntad.

Antes de que consideremos cada una de estas áreas, es necesario que discutamos la naturaleza de la providencia. ¿Qué es exactamente este fenómeno?

La providencia es la actividad de Dios la cual se lleva a cabo por medio de leyes. Esto está en contraste con lo milagroso, en lo cual Dios opera independiente de la ley. En la providencia, Jehová manipula sus propias leyes para poder llevar a cabo su propósito final. Dios respeta la libre voluntad del hombre y Él nunca subyugará nuestra libertad de elección en el uso de la actividad providencial; no obstante, la Biblia claramente afirma que hay actividad divina pero en modo providencial. Es un proceso que nosotros no podemos explicar sencillamente desde nuestro punto de vista limitado. Lo aceptamos debido a nuestra confianza en la credibilidad del registro bíblico.

Quizá lo siguiente ayudará a ilustrar la diferencia entre lo milagroso y lo providencial.

Cuando María, una joven virgen (Isa. 7:14), dio a luz a Jesús, esto se dio por la intervención de poderes milagrosos (Mat. 1:18-25; Lc. 1:30-37). Por otro lado, cuando Ana en el Antiguo Testamento oró para que el Señor le concediera un hijo, Dios oyó y le concedió esa petición. Sin embargo, Él hizo esto providencialmente; ella concibió solamente después de que su esposo “la conoció” (un eufemismo bíblico para la relación sexual); finalmente, nació Samuel (1 Sam. 1:19-20).

Aquí tenemos otro caso en contraste. Cuando el ejército asirio sitió a la ciudad de Jerusalén, Dios destruyó sobrenaturalmente a 185,000 soldados enemigos en una sola noche (Isa. 37:36). En cambio, Senaquerib, el rey asirio, murió de una manera diferente. Jehová provocó que oyera “noticias” que lo hicieran regresar a Asiria (Isa. 37:7); allí, según la profecía divina, fue asesinado por manos de sus propios hijos (comp. 37: 7, 38). Incuestionablemente, ¡aquí hubo un acto providencial! En cada caso, el cielo estaba guiando los acontecimientos para que se dieran ciertos eventos. En uno de los casos, la actividad divina fue directa, independiente de algún medio. En el otro caso, actuó indirectamente empleando algunos medios.

LA PROVIDENCIA Y LA NATURALEZA

La santísima Deidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) es la responsable no solamente del origen del universo (Gén. 1:1ss; Jn. 1:1-3), estas divinas Personas continúan regulando y sustentando a la naturaleza. Cristo está “sujetando todas las cosas [es decir, el universo entero] por la palabra de su poder” (Heb. 1:3). Adicionalmente, “en Él todas las cosas están cohesionadas” [sunesteke, mantenerse juntas] (Col. 1:17). La forma del tiempo pasado perfecto se usa aquí en el sentido presente. Cristo mantiene cohesionadas todas las fuerzas de universo. Robertson observaba que “Él [Cristo] está controlando y unificando la fuerza de la naturaleza” (1931, 479).

Dios mantiene provisionalmente las estaciones (Gén. 8:22), y bendice la tierra con su abundancia (Hch. 14:17). Todas las criaturas de la tierra están en las manos del Creador (Mat. 10:29), y Él cuida de ellas (Mat. 6:26; comp. Sal. 104:21; 147:9). Hay muchos ejemplos bíblicos donde Dios usó las fuerzas y/o las criaturas de la naturaleza para cumplir su voluntad (veáse Gén. 22:13; Núm. 11:31; 1 Re. 13:24ss; 17:6; 2 Re. 2:23, 24).

DIOS Y LAS NACIONES

Desde la caída de la humanidad Dios ha estado trabajando en un plan diseñado para poner a disposición de los caídos Su gracia y perdón. El plan fue implementado con la muerte de Cristo, y el subsiguiente establecimiento del reino. Sin embargo, mucho antes del nacimiento de Jesús, Dios estaba trabajando providencialmente entre las naciones del mundo para preparar a la humanidad para la llegada del Salvador. El Señor es “el gobernante de las naciones” (Sal. 22:28). Jehová gobierna en el reino de los hombres y domina con Su voluntad sobre ellos (Dan. 2:21; 4:17).

La nación hebrea fue muy importante en el plan divino para la salvación del hombre. De este pueblo vendría el Mesías (Gén. 22:18). Es por esto que el Señor protegió a Israel (o por lo menos al remanente) de manera que las promesas con respecto al linaje del Mesías se mantuvieran intactas. Por ejemplo, Jehová utilizó providencialmente a José para sustentar a los hebreos mientras ellos dependían de Egipto. José fue vendido por sus hermanos que estaban celosos de él, pero Dios usó esa situación para la preservación de la nación (véase Gén. 39:2; 45:5-9). Todo serio estudiante de la Biblia y con un conocimiento por lo menos básico del inglés debería leer las discusiones acerca de la providencia divina que escribió McGarvey, tratando temas como los de José y Ester, expuestos en su libro Sermons.

Pablo, en su epístola a las iglesias de Galacia, contendía que Dios envió a su hijo “cuando vino el cumplimiento del tiempo” (Gál. 4:4). Sin duda el apóstol alude aquí a las preparaciones providenciales del cielo entre las distintas naciones, lo cual facilitaría la llegada y éxito de la misión redentora de Cristo. Por ejemplo, los hebreos prepararon el mundo antiguo con sus Escrituras sagradas, repletas de profecías mesiánicas. El imperio romano proveyó un ambiente de paz, un avanzado sistema de pavimento para la rápida expansión del evangelio, etc. Los griegos contribuyeron con el más preciso instrumento para la transmisión del pensamiento humano, el dialecto Koiné (en el cual fue compuesto el Nuevo Testamento). Gálatas 4:4 es una exposición condensada de la actividad providencial del Creador. Una excelente discusión de este punto se encuentra en A Manual of Church History de A. H. Newman (1933, 20ss).

PROVIDENCIA ESPECIAL

Cuando hablamos de una “providencia especial”, estamos pensando primordialmente en dos cosas. Primero, está la operación providencial de Dios en la vida de aquellos que ansiosamente buscan la verdad. Segundo, está la actividad divina que opera en el interés del pueblo cristiano. Consideremos cada una de ellas.

(1) Dios sabe de aquellos que tienen hambre de la verdad (véase Hch. 16:6-10) y promete que quienes tengan “hambre y sed de justicia” serán saciados (Mat. 5:6). Según esto, el Padre tiene la capacidad de actuar dentro de las circunstancias de la actividad humana para llevar a cabo su deseo. Por lo que si este es el caso, de esto se sigue razonablemente que la providencia de Dios se puede emplear para hacer más corto el viaje de aquellos que sinceramente andan en busca de su Señor para servirle.

Un caso en cuanto a este punto se puede encontrar en el siguiente relato.

En el libro de Filemón se nos habla de la historia de un esclavo llamado Onésimo. Él pertenecía a Filemón de Colosas. Onésimo escapó de su amo y viajó hasta Roma, donde se encontró con el apóstol Pablo. Pablo guió a Onésimo a la verdad. Comentando este asunto, el apóstol ve la posibilidad de la providencia en esta situación. Él escribe:

Porque quizá por esto se apartó de ti por algún tiempo, para que lo volvieras a recibir para siempre, no ya como esclavo, sino como más que un esclavo, como un hermano amado, especialmente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor (Fil. 15-16).

El verbo ECHORISTHE (“se apartó”, LBLA) es una forma de voz pasiva. La voz pasiva representa a un sujeto recibiendo una acción. Algunos eruditos han considerado que el uso de la voz pasiva aquí “puede contener una convicción de la intervención del gobierno divino… para denotar una acción oculta de Dios como agente responsable por lo que se ha hecho” (1980, 314). Además, con el término “por un tiempo” y “para siempre”, algunos sugieren que el apóstol muestra “su convicción de que la mano de Dios estuvo actuando en toda esta situación” (1978, 461).

(2) El Nuevo Testamento está lleno de promesas que afirman que Dios responderá las peticiones de Su pueblo y actuará en sus vidas. Pero ya que Jehová no está actuando milagrosamente (vea 1 Cor. 13:8-10), obviamente Él está operando providencialmente. Las cosas que pueden parecer perfectamente naturales, desde el punto de vista humano, ¡podrían está dirigidas por Jehová!

Aquí tenemos un caso acerca de este punto. Cuando Pablo escribió a los cristianos en Roma (desde Corinto, durante su tercer viaje misionero — comp. Hch. 20:2; Ro. 16:23), le dijo a los hermanos que él continuamente hacía peticiones (una forma del tiempo presente) a Dios para que algún día él pudiera hacerles la visita (Ro. 1:9-10). Cuando concluyó el libro, él animó a los santos de Roma a unirse en oración para que finalmente estas peticiones pudieran ser concedidas (Ro. 15:30-32). ¡Dios responderá estas oraciones pero de manera providencial!

Considere los siguientes hechos:

·         Después de su tercer viaje misionero, Pablo regresó a Jerusalén donde fue arrestado por supuestamente profanar el templo (Hch. 21:28). En la noche, el Señor le dijo que tuviera ánimo. Él no moriría en Jerusalén; en cambio, el apóstol daría su testimonio en Roma (23:11).

·         Para salvar su vida de una turba judía que se había impuesto un voto para asesinarlo, los oficiales romanos enviaron a Pablo a Cesarea de noche (23:31ss).

·         Allí estuvo encarcelado durante dos años (24:27).

·         Finalmente, cuando él concluyó que no sería tratado con justicia por las autoridades, ejerció su derecho como ciudadano romano y el apóstol apeló a César (25:11).

·         En los primeros días de Otoño (60 d. C.) abordó un barco hacia Roma (27:1).

·         En la ruta el barco sufrió un naufragio al punto de que la esperanza de vida se había perdido por completo (27:30).

·         Pero un ángel se apareció al apóstol y le prometió: “has de comparecer ante el César” (27:24).

·         La siguiente primavera, sano y salvo, Pablo llegó a Roma (28:16). Sus oraciones (y las de los santos de Roma) habían sido respondidas, ¡pero por medios impredecibles obró la providencia divina!

Luego, escribiendo desde Roma a los hermanos en Filipos, el apóstol podía decir que lo que le había sucedido “había redundado en el progreso del evangelio” (Filp. 1:12). No hay duda alguna en que Pablo vio la provechosa y bondadosa mano de la Providencia en esta serie de eventos en su vida (vea Hch. 26:22).

Así que el pueblo de Dios debe regocijarse, y vivir cada día con una gran confianza, sabiendo que el Señor está cerca, y que las operaciones del Cielo a través de la providencia permanecen trabajando en nuestra diaria existencia. Ω


Referencias

  • Newman, A. H. 1933. A Manual of Church History. Vol. 1. Philadelphia, PA: American Baptist Publication Society.
  • Rienecker, Fritz. 1980. A Linguistic Key to the Greek Testament. Vol. 2. Grand Rapids, MI: Zondervan.
  • Robertson, A. T. 1931. Word Pictures in the New Testament. Vol. 4. Nashville, TN: Broadman.
  • Rupprecht, Arthur. 1978. The Expositor’s Bible Commentary. Frank Gaebelein, ed. Grand Rapids, MI: Zondervan.

martes, 11 de noviembre de 2014

¿Es la “Masonería” una institución religiosa?

Si todas las organizaciones religiosas fueran aprobadas por Dios, entre aquellas con las que uno se podría identificar, la masonería sería la mejor de ellas.

Si, por otro lado, el Señor honra únicamente un organismo de redención —la iglesia que Él planeó, y por la cual su Hijo murió (Hch. 20:28) entonces se seguiría que la afiliación con cualquier sistema religioso diseñado por el hombre sería una desviación de la voluntad de Dios.

Ocasionalmente se nos pregunta acerca de la naturaleza de la Francmasonería o masonería (La Logia Masónica). ¿Es esta institución simplemente una inocente organización fraternal a la cual un cristiano puede unirse sin culpa en ello? ¿O participa ésta de una naturaleza religiosa?

Hay quienes —aun entre los cristianos— argumentan que no hay nada intrínsecamente malo con la logia masónica.

Cualquier cuidadoso estudiante de la Masonería descubrirá, mediante una exhaustiva investigación, que la institución es religiosa en muchos aspectos. El siguiente testimonio de una competente autoridad masónica aportará amplia evidencia del carácter religioso de esta llamada “sociedad secreta”.

Testimonio másonico

El Dr. Albert G. Mackey era quizá la autoridad masónica más reconocida que ha existido. Su monumental Enciclopedia de la Francmasonería es una obra estándar entre los masones. De este volumen cito:

No estoy dispuesto a limitarme, en cuanto al asunto del carácter religioso de la masonería, tanto como lo han hecho los hermanos tímidos. Por el contrario, Yo contiendo, sin ningún tipo de titubeo, que la Masonería es, en el completo sentido de la palabra, excepto uno, una institución filosófica en una medida menor pero eminentemente religiosa. Que sin duda es debido a este elemento religioso que debemos su origen y continuada existencia, y que sin este elemento religioso apenas sería digna de cultivo por parte de los sabios y los buenos (1874, p. 640).

Charles Albert Snodgrass, un masón 32Â, escribió:

Pocos masones, si acaso algunos, sin importar su rango o nivel, han aprendido mucho de su profunda filosofía, su significado religioso o fe, o sus verdades científicas y espirituales (Light From the Sanctuary of the Royal Arch, p. ix).

El señor Snodgrass incluso llegó a afirmar que la Masonería es “una fraternidad de enseñanza espiritual y fe mediante alegorías y ciencia moral por medio de símbolos” (p. xvi). “Su propósito es inculcar la debida reverencia hacia el Supremo Dios y la verdadera hermandad entre los hombres” (p. 162). Estas citas hablan elocuentemente.

Otra autoridad es aún más explícita

Por consiguiente nos vemos conducidos inevitablemente a la conclusión de que la Masonería no es de origen humano sino divino… Ahora, hermanos, percatémonos de que Dios es el Autor de nuestra gran y gloriosa institución, que Sus divinas verdades fueron reveladas por Él a los más antiguos representantes de nuestra hermandad — que estos principios dados por Dios han sido expuestos y practicados en cada época del mundo, y que la Masonería es infinita, eterna y espiritual y que para ser masón ciertamente y en verdad el espíritu de la masonería debe morar dentro de nosotros, y dominar nuestras vidas (Taylor-Hamilton Monitor of Symbolic Masonry, pp 14, 20).

En una edición de la revista La Nueva Era, el periódico oficial de los Ritos Masónicos Escoceses, se asegura que a los masones “se les enseña que deben construir un templo más durable que los de granito o mármol — un templo compuesto de piedras vivas, un edificio espiritual, una casa no hecha con manos, eterna en los cielos” (Abril, 1953, p. 228)

Una comparación de esta cita con 2 Corintios 5:1 y 1 Pedro 2:5 revelará que es escritor masónico sacó sus descripciones de la Biblia.

Citas similares a las anteriores podríamos mostrar por montones. Sin embargo, seguramente éstas serán suficientes para establecer claramente que los eruditos líderes de la fe masónica consideran que su sistema es una religión, y ninguna persona informada puede negarlo.

Simbolismo Masónico

Aun sin las confesiones previas de parte de las autoridades masónicas, una consideración de los múltiples símbolos que son parte de la fábrica de la masonería revelaría la esencia religiosa del sistema.

El dirigente de una logia local es denominado “Venerable Maestro” (en contraste con Mat. 23:8-10), y entre otros títulos, están los de “Primer Diácono” y “Segundo Diácono”. Entre los “cristianos” masónicos, el Venerable Maestro es un símbolo del Redentor Jesucristo (Snodgrass, p. 47)

Existen 33 grados en la masonería, comenzando con El Aprendiz y que finalizan en el Soberano Gran Inspector General. Los primeros tres grados son conocidos como la masonería azul. Estos tres grados son muy importantes, al punto de que como Snodgrass lo expresa, ellos son “donde comenzamos a ver la luz” (p. 40)

¿Puede usted imaginarse a un cristiano con veinte años de vida espiritual, uniéndose a una logia masónica y tener que confesar que ahora es “comienza a ver la luz”? ¿Cómo podría armonizar una confesión así con Colosenses 1:13?

Cuando los masones logran el grado de Aprendiz, se les dice que han pasado de las tinieblas a la luz. Al alcanzar el segundo grado, se afirma que tal ha pasado de la ignorancia al conocimiento (Tennessee Craftsman, p. 38)

Nuevamente pregunto, ¿cómo podría un hijo de Dios participar en tal burla de las Escrituras?

El tercer grado de la masonería, conocido como el Maestro, está basado en el alegado asesinato de Hiram Abiff, un ciudadano de la antigua fenicia, quien era un contemporáneo del rey Salomón de Israel.

Según el Antiguo Testamento, el rey de Tiro envió a Hiram a asistir a Salomón en la edificación del templo. La tradición masónica alega que Salomón, el rey de Tiro y el arquitecto Hiram entraron en un solemne acuerdo de nunca revelar la “palabra” secreta del Maestro (una contraseña), hasta que el templo fuera terminado. ¡Supuestamente esta palabra era el verdadero nombre de Dios!

Según continúa el relato masónico, un día, antes de la terminación del templo, Hiram fue atacado por tres trúhanes quienes le exigieron la revelación de la palabra secreta. Cuando él se rehusó, fue asesinado. En la ceremonia masónica, el Venerable Maestro, jugando el rol de Salomón, levantará a Hiram (representado por un candidato) de entre los muertos, usando un secreto apretón de manos designado como “la uñada del león”, para luego administrarle los “cinco puntos de la comunión”.

Pero la historia masónica contradice a la genuina historia bíblica. En el Antiguo Testamento, el registro es claro en cuanto a que Hiram finalizó la obra a la que se le asignó en la edificación del templo (vea 1 Reyes 7:40; 2 Crón. 4:11). Él no fue asesinado antes de esto, como lo cuenta la leyenda masónica.

El salón de la Logia Masónica usualmente se localiza en un Aposento Alto ya que los lugares en alto son sagrados y peculiarmente apropiados para los propósitos religiosos (Tennessee Craftsman, p. 19). El salón de la logia supuestamente representa el universo mientras que el techo de la logia representa el cielo “donde todos los masones esperan llegar al final” (Tennessee Craftsman, p. 21) — incluyendo a los judíos masones, musulmanes masones, etc. ¿Cómo podría un cristiano apoyar un error así?

El símbolo masónico, incluyendo la escuadra, el compás y la letra “G” es un ejemplo adicional del carácter religioso del sistema masónico. El compás significa “la fe” y la escuadra “la razón” (Snodgrass, p. 28). La “G” representa a la Geometría; finalmente es una referencia al “Gran Geometrista del Universo” (Mackey, p. 302), es decir, Dios. El compás está en los 60º haciendo un triángulo equilátero, el cual se considera “sagrado” (New Age, p. 209)

El delantal masónico, el cual se usa en ceremonias, funerales, etc., mide aproximadamente 14 pulgadas de ancho y 12 de largo. Es blanco (como emblema de la inocencia y la pureza) y es fabricado con piel de cordero, lo cual también representa la inocencia (Mackey, p. 302). Al recibir el delantal a los masones se les dice:

Si lo llevas sin mancha ni tacha, serás recibido en las puertas de perlas del cielo y serás presentado con la túnica blanca y pura de la justicia, la cual reluce en resplandor, incrementando en gloria hasta el día perfecto (Tennesse Craftsman, p. 60)

Tal sentimiento ignora los requisitos del evangelio, y refleja un irrespeto hacia la verdad bíblica.
Evidencia adicional del peso religioso de la Francmasonería se ve en los ritos del bautismo y la comunión masónica

El ‘Bautismo masónico’ es simplemente una lustración o purificación mediante agua, una ceremonia que fue común en todas las antiguas iniciaciones (Mackey, p. 107)

¿Qué clase de purificación necesitará alguien buscar mediante la masonería que no esté ya establecida en el sistema redentor de Jesucristo?

Con respecto a la comunión masónica, Mackey escribe:

El pan y el vino consagrado, es decir aquellos que no se usan como un simple alimento, sino que se hacen sagrados al representar el vínculo de hermandad, y el comer y beber de lo que algunas veces llamamos “La Comunión de los Hermanos”, se encuentran en uno de los más altos grados, tales como la Orden del Sumo Sacerdocio en el Rito Estadounidense (p. 126)

Conclusión
No creo posible que un lector honesto pueda dar una revisión al material anterior y no ver que el sistema masónico es eminentemente religioso, y que como tal está con contradicción con el cristianismo.

Ningún cristiano debería desear convertirse en un masón. Y aun cuando muchos, indudablemente con gran sinceridad, se han unido a este cuerpo, no percatándose de la naturaleza religiosa de este organismo, cualquier cristiano que mantenga su membresía allí debe abandonarla inmediatamente. El verdadero cristianismo no permite compromisos de ese tipo. Ω

sábado, 18 de octubre de 2014

¿Es politeísta el cristianismo?

Si Dios existe en tres Personas, y el cristiano debe adorar a Dios, ¿cómo se diferencia el cristianismo de otros grupos religiosos que adoran varios dioses?

Hay algunas proposiciones fundamentales que uno debe entender para así poder entender la diferencia entre el monoteísmo (creencia en un solo Dios) y el politeísmo (creencia en varios dioses).
Monoteísmo

La religión original de la antigua civilización humana era el politeísmo, a saber, la adoración de un solo, verdadero y Supremo Ser. Esto está demostrado tanto por la Biblia como por el estudio de la Antropología (Véase la obra de Wayne Jackson Biblical Studies in the Light of Archaeology, pp. 5-6).
Génesis 1 comienza con la afirmación, “Creó Dios los cielos y la tierra”. El término “Dios” en la Biblia hebrea es Elohim. En su famosa obra Synonimous of Old Testament (1871), Robert Girdlestone observaba que Elohim aparece unas 2,555 veces en el Antiguo Testamento. En 2,310 de estos casos el título se refiere al Dios verdadero, mientras que en las otras 245 referencias la palabra se aplica en una variedad de “sentidos inferiores” (2000, 31).

Elohim es un término plural. Se han ofrecido varias explicaciones para esta pluralidad (por ejemplo, la idea de que la palabra está diseñada para reflejar la plenitud de la majestad divina, es decir, el vasto “array” de cualidades imposibles de ser expresadas por un término singular). Sin embargo, algunos eruditos ven en este término un sutil vislumbre del concepto de la trinidad, el cual en consistencia con el principio de la revelación progresiva se fue desarrollando hasta resplandecer plenamente en el Nuevo Testamento.

Con respecto a la forma plural Girdlestone declaró enfáticamente: “Es claro que el hecho de que la palabra Elohim sea plural no apoya en absoluto al concepto del politeísmo” (íbid., 34). Es significativo que el verbo que le sigue, “creó” (bara) es singular en número lo cual indica que la actividad creativa fue una acción unificada (comp. Gén. 1:1 con Jn. 1:1). De este modo, este reconocido erudito hebreo, aun evitando hacer una declaración definitiva aún así declara:
“Ciertamente no es irrazonable suponer que el Nombre de la Deidad, Elohim, fuera dado en esta forma al hombre para prepararlo para la verdad de que en la unidad de la Deidad hay Tres Personas” (Íbid, 34-35).

Es importante observar que los escritores bíblicos afirmaron sin titubear que “Dios es uno” (comp. Deut. 6:4; Stgo. 2:19) pero utilizaban pronombres plurales para describir su actividad divina (comp. Gén. 1:26; 3:22; 11:7; Isa. 6:8). Jesús mismo dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Jn. 10:30).  Note que “Yo” y “mi Padre” refleja dos personalidades. El verbo “somos” es plural. Y sin embargo se utiliza el singular “uno”. En el original griego el numeral hen (uno) es de género neutro, sugiriendo identidad de naturaleza. Por lo tanto, en esta declaración hay una afirmación de dos personalidades compartiendo una misma naturaleza.

Pero ¿cómo puede Dios ser uno y tres al mismo tiempo sin que esto sea una contradicción? La solución reposa en el hecho de que los numerales se emplean en diferentes sentidos. Dios es uno en cuanto a su esencia o naturaleza divina; La Deidad es Tres en términos de personalidades distintas— Padre, Hijo y Espíritu Santo (comp. Mat. 28:19-20; 2 Cor. 13:14).

Para aclarar en cierta manera de forma entendible (o sencilla) y a la vez reconociendo que el misterio de la trinidad divina es algo difícil de entender, sólo podemos explicarlo a través de los recursos que Dios nos ha permitido para poder comprender, según el nivel de capacidad que ha dado al ser humano. Me permito, en tanto que es posible, aplicar este tipo de ejemplo, citar lo siguiente:1+1 = 22+1= 3. Y si decimos que: X= 2 y que X + 1= 3, es lógico decir (también) que: 2 + 1= 3. Si 2 se puede usar como una sola unidad (como número solo), al mismo tiempo que en su esencia (o fraccionado este) se compone de dos números (por: 1+1), sin embargo es lógico afirmar, y no erraríamos al decir que 2 es UN número. Por lo tanto: 2 siendo representado como una sola unidad, es sin duda un numero, y AL MISMO TIEMPO dos números sumados que se componen y representan UN solo numero. En tanto que, 2 es el resultado de una suma (1+1), sin embargo no por eso deja de ser en sí mismo UN numero. Entonces al nombrar el numero 2, no nos referimos a este como unidad fraccionada, sino simplemente como una sola unidad diferenciada del resto de los números (ejemplo 2 es diferente de 3, de 4, 5, 6 etc.). Ejemplo:2 es 2. Como también: 2 es 2, y no es 3.Y concluimos que: 2 no es no 2. (Estos son ejemplos de las tres leyes de la lógica). El mismo principio podría ser aplicado al referirnos al 1 como unidad y al mismo tiempo que se compone por dos fracciones sumadas (0,5 + 0,5 =1), como obviamente a cualquier otro número 3 = Dios (Padre) 2= Jesús (Hijo) 1= Espíritu Santo (Tercera Persona de la trinidad) Dios es uno, al mismo tiempo que lo componen dos Personas más, y que concluyen en tres Personas (porque 2+1=3). Es decir: Dios es uno, no por eso deja de estar conformado por otras dos Personas más y no ser uno. Ocupando las leyes de la lógica podemos decir: (1) Dios es Dios. Dios es Dios y no es Hijo. (2) Dios no es no Jesús ni Espíritu Santo.

POLITEÍSMO

Sin embargo, en el punto siguiente a la creación del hombre y su expulsión del Edén, pronto los hombres empezaron a apartarse de la noción de adorar a un solo Dios. Comenzaron a personificar las distintas fuerzas de la naturaleza (sol, luna, estrellas, fuego, aire, agua, etc., y a adorarlas). En los antiguos Vedas (composiciones literarias “sagradas”) de la India encontraremos himnos dirigidos a estas entidades. La teología hindú, con sus numerosas deidades, desarrolló a partir de su concepto panteísta, la noción de que finalmente todos poseemos la naturaleza “divina”. Esto no es en absoluto distinto a las principales afirmaciones de la ideología de la Nueva Era.

El politeísmo se aferra al instinto religioso básico del hombre, es decir, en la necesidad de creer en un poder superior, pero rechazando a la única y verdadera Deidad a quien el hombre debe dar cuentas.

Algunos cultos, ostensiblemente relacionados con el “Cristianismo”, también abogan por cierto tipo de Politeísmo. Los mormones son uno de éstos.

Los dioses del mundo pagano antiguo eran heterogéneos. Eran viciosos, bélicos, caracterizados por una absoluta inmoralidad. Se apareaban y producían nuevos dioses; batallaban ferozmente entre sí y se destruían los unos a los otros. Eran muy distintos en su temperamento y naturaleza.

Considere la breve descripción que hace Pablo en su carta a los romanos:

Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles (Romanos 1:22-23).

CONCLUSIÓN

Por consiguiente hay una vasta diferencia entre la Deidad de las Escrituras— la cual es única, eterna y perfecta, manifestada en Tres Personas—y las discordantes, temporales, facciosas y ficticias deidades que fueron fabricadas en la imaginación de la rebelde familia humana.

Fuentes/Referencias

  • Girdlestone, R. B. 2000. Synonyms of the Old Testament. Peabody, MA: Hendrickson.
  • Jackson, Wayne. 1982. Biblical Studies in the Light of Archaeology. Stockton, CA: Christian Courier Publications.

viernes, 22 de agosto de 2014

¿Puede una hermana hacer preguntas?

¿Puede una hermana hacer preguntas en una clase bíblica compuesta por hombres y mujeres? Y si puede, ¿cómo armoniza esto con la instrucción de Pablo en 1 Corintios 14:34 en cuanto a que la mujer debe guardar “silencio” en la congregación?

En primer lugar necesitamos definir el significado de “silencio” tal cual lo usa la Biblia generalmente, y luego el uso particular de este término en 1 Corintios 14. El término griego es sigao y esta es una palabra que nunca ha demandado un silencio absoluto e incondicional. En lugar de eso, la naturaleza del silencio está determinada por el contexto en el cual se ha utilizado la expresión.

El verbo sigao se encuentra muy pocas veces en la Biblia (unas 19 veces en el texto griego del Antiguo Testamento, y como una docena de veces en el Nuevo Testamento). Un cuidadoso examen de los términos revela que el contexto identifica la naturaleza del “silencio” bajo consideración.

Por ejemplo, cuando los israelitas, perseguidos por los egipcios, llegaron al Mar Rojo, ellos estaban aterrorizados; así que elevaron su querella ante Moisés. Él les dijo que Jehová pelearía por ellos y que podían estar “tranquilos” [en silencio] (Éx. 14:14). Eso obviamente no quería decir que tenían prohibido hablar en absoluto; sino más bien que dejaran de estarse quejando.

Cuando David describió ciertas debilidades en su vida las cuales eran el resultado de su debilidad —y el hecho de que él había guardado “silencio” bajo la carga (Salm. 32:3)— no se estaba refiriendo a un silencio absoluto, sino a un silencio en cuanto a su pecado. Él había fallado en no reconocer y abandonar su maldad.

Luego de que los discípulos atestiguaron la escena de la transfiguración, ellos “se lo callaron” (Lc. 9:36). Esto no significaba que desde ese momento no hablaron de nada en absoluto. Sólo que ellos no discutieron con los demás lo que habían visto en la montaña.

Ahora enfoquemos nuestra atención sobre 1 Corintios 14. El verbo sigao se usa tres veces en este capítulo.
Alguien que tiene el don de lenguas debe callar [guardar silencio] si no tiene intérprete y su audiencia no entiende el lenguaje en el cual hablará de los misterios divinos (v. 28).

Si un hermano está hablando, y otro hermano recibe una revelación más actual de parte de Dios, el primer orador debe guardar silencio (v. 30). Estas prohibiciones demandan silencio pero únicamente en cuanto a los temas que se están tratando. Esto no prohíbe que estos hombres hablen en absoluto lo cual no sería consistente con sus funciones. Seguramente estos hombres podían cantar, dirigir una oración, o también exhortar a la audiencia en un lenguaje que ellos pudieran comprender.

Finalmente, a las mujeres se les pide que guarden “silencio” (v. 34). Esto no demanda que una mujer guarde un silencio absoluto en la iglesia; de otra manera ella no podría cantar ya que el canto es una manera de “hablar” a otros en la congregación (vea Ef. 5:18-19).

En cambio y en armonía con lo que el apóstol ha enseñado en otras partes (1 Tim. 2:12), la mujer no debe hablar o enseñar en una forma que viole su rol como mujer. Ella no debe ocupar la posición de un maestro público de tal manera que se dirija a la congregación ejerciendo una autoridad sobre ella. Al asumir esta capacidad oficial ella estaría yendo más allá de la esfera en la que ha sido autorizada, y estaría violando un principio bíblico.

Cuando a una hermana se le permite hacer una pregunta, y ella lo hace con la debida modestia y respeto hacia el maestro, no hay nada que se pueda censurar en ella. ¿Diríamos que un estudiante que en el sistema público de enseñanza de nuestro país le haga una pregunta a su profesor, estaría usurpando el lugar y autoridad de éste?

Pero, permítame anticipar una objeción. Algunos, quienes no han entendido el contexto de 1 Corintios 14, y quienes han llevado este asunto a un extremo sin fundamento, alegan que el texto dice claramente que si la mujer tiene alguna pregunta puede hacerla a su marido en casa.

Si este extremo y literalístico punto de vista es verdadero, se deben seguir también las siguientes conclusiones.

La mujer debe determinar “no aprender nada” durante la adoración de la congregación pues eso es lo que “el texto dice”.

Si ella está soltera, entonces no tiene esperanza de aprender nada — pues ella no tiene un esposo a quien preguntarle en casa. De este modo, o decide casarse para aprender, o debe mantenerse en la ignorancia. La conclusión es absurda, por lo tanto su argumento es inválido.

El contexto total —de esta porción concluyente de 1 Corintios 14— sugiere que había un problema específico en la iglesia corintia, y tenía que ver con algunas mujeres agresivas. Algunas de las hermanas corintias estaban teniendo “un más alto concepto de sí” del que corresponde, y estaban hablando en la congregación con una actitud desafiante hacia los maestros. Bajo la máscara de querer recibir más información, probablemente ellas estaban realizando cuestionamientos con el único fin de poner a la defensiva a los servidores públicos de la enseñanza.

Cualquier manifestación de una conducta como ésta obviamente es una violación al principio enunciado por el apóstol en su más amplio tratado del tema tal cual lo hallamos en 1 Timoteo 2:12ss (Vea nuestra discusión acerca de “El Rol de la Mujer en la Iglesia”).


Recuerde esto. Las Escrituras deben verse como armoniosas (sin contradicción). No es un legítimo método de interpretación intentar poner un libro contra otro. Ω

martes, 1 de abril de 2014

¿Qué significado tiene la expresión "frutos dignos de arrepentimiento"?

Cuando Juan el Bautista dijo a los judíos que debían dar “frutos dignos de arrepentimiento”, ¿qué quiso decir él con esa expresión? (Mateo 3:8)

Hay tres cosas que debemos tomar en consideración para responder esta pregunta. Primero: ¿Qué es exactamente el arrepentimiento? Segundo: ¿Cuál es el significado de la expresión “dignos de arrepentimiento”? Tercero: ¿Qué se implica en la frase “dad fruto digno”? Examinemos cada una de estos temas.

(1) El verbo griego que se traduce “arrepentimiento” es metanoeo. Literalmente significa “pensar después”. Éste sugiere la idea de pensar con respecto a una acción después de la comisión de la misma. En el caso de una acción pecaminosa, la idea sería la retrospección de un acto, y un subsiguiente sentimiento de pesar por haber cometido un pecado.

Sin embargo, que ese arrepentimiento involucra más que simplemente “sentirse mal” por el acto, está fuera de toda duda. Éste conlleva igualmente una determinación a cesar de realizar el acto pecaminoso, reemplazándolo con una conducta piadosa. J. H. Thayer comenta acerca de este término de la siguiente manera. Él declaró que arrepentimiento es

“El cambio de mente de aquellos que empiezan a aborrecer sus errores y fechorías, y han determinado introducirse en un mejor curso de vida, de modo que esto abarca tanto un reconocimiento del pecado como también el pesar de haberlo cometido y la enmienda de corazón, símbolos y efectos de lo que son las buenas obras” (Greek-English Lexicon of the New Testament, Edinburgh: T.&T. Clark, 1958, p. 406).

Claramente el arrepentimiento conlleva más que el remordimiento por los actos pasados. El día de Pentecostés, Pedro exhortó a su audiencia a “arrepentirse” (Hch. 2:38). Pero antes de esto, ya ellos se habían sentido “compungidos de corazón” por su mensaje (v. 37); obviamente, “arrepentirse” demanda más que remordimiento. Éste requiere un cambio de vida.

Más tarde, Pablo escribiría acerca de “la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento” (2 Cor. 7:10). Por consiguiente, el arrepentimiento de este texto de ser una reforma, no un simple pesar por una mala acción.

(2) La expresión “dignos de” (axios) originalmente tenía que ver con objetos que comparados tenían el mismo peso, es decir, un artículo correspondía a otro en peso. El uso metafórico en el Nuevo Testamento podía emplearse tanto para cosas buenas como para cosas malas. Quien invertía tiempo y energías en proclamar el evangelio era “digno” de apoyo (Mat. 10:10; 1 Tim. 5:17-18), es decir, un apoyo que fuera equivalente a su labor. La persona que cometía un crimen capital (por ejemplo, asesinato) era “digno” de muerte (Hch. 23:29; 25:11).

Con respecto al tema bajo consideración, el cambio de vida que es característico del arrepentimiento debe corresponder a la gravedad y naturaleza de la ofensa. Lo que no corresponda a esto, no es arrepentimiento.
(3) Finalmente, ¿cuál es el “fruto” requerido en un arrepentimiento genuino? Debemos tomar en cuenta varios factores.

Primero, si el pecado ha sido contra una persona en particular, la enmienda debe ser dirigida hacia esa persona. Cuando David cometió adulterio con Betsabé, su sola confesión ante Natán, “He pecado contra Jehová” (2 Sam. 12:13) no podía satisfacer el alcance de su arrepentimiento. ¿No tenía también el deber de reconocer su error ante Betsabé, su pareja en cometer el adulterio?

Son demasiadas las personas quienes viven bajo la ilusión de que una confesión genérica ante la iglesia es suficiente sin tener que arreglar las cosas personalmente con las víctimas de su pecado. ¡Mucho menos cabe en la definición correcta aquel arrepentimiento secreto luego del cual hasta se niega haber cometido la acción pecaminosa! Ciertamente es extraña la definición de “arrepentimiento” que tiene el léxico de algunas personas.

Segundo, siempre que sea posible se debe intentar hacer una restitución. Hay un número de pasajes del Antiguo Testamento que aclaran este asunto (vea Éx. 22:1ss comp. Lc. 19:8b). Aunque no hay una obligación a los detalles específicos de la legislación mosaica el principio sigue presente y tiene sentido aún.
En el caso de un asesinato, la vida destruida no puede ser restaurada, pero el asesino puede en la medida de sus capacidades ofrecer ayuda a la viuda o a los hijos de su víctima. Si ha robado dinero, debe reponerlo en la medida de lo posible. Si un gerente financiero en un banco ha estado desviando fondos a su cuenta por más de un millón y lo ha dilapidado casi totalmente podría devolver todo cuanto sea capaz en efectivo o en bienes adquiridos. Si una persona se declara en bancarrota debe, según sus posibilidades, reponer las pérdidas de sus acreedores.

No es moralmente correcto decir que uno está arrepentido mientras está gozando los beneficios del crimen cometido. Por supuesto que también es posible que la víctima pueda perdonar la deuda (Mat. 18:27) pero el infractor nunca debe suponer que siempre será así. Nunca debemos razonar algo como: “Ya que no puedo reparar todo el mal cometido, no trataré de reparar ningún aspecto de éste”.


El estudiante honesto de la Escritura sabe que un “arrepentimiento” donde no hay una aplicación cabal de la definición precisa de este término, no se puede llamar arrepentimiento. Ω

sábado, 22 de marzo de 2014

¿Es pecado que los padres no controlen a sus niños menores de 7 años durante el culto?

De acuerdo con la ley bíblica, el niño no está obligado a observar las mitzvot hasta que no se convierta en adulto. No obstante, existe la mitzvá de origen rabínico, denominada “jinuj”, que dice que los padres deben educar a sus hijos para que se acostumbren a hacer las mitzvot y para que eviten hacer todo aquello que la Torá prohíbe.

La mitzvá de jinuj comienza a aplicarse, en el caso de cada mitzvá, apenas el niño es capaz de observarla. ¿Desde cuándo sucedía esto de empezar a instruir al niño en las obligaciones religiosas? Ante todo, debemos investigar con criterio y con ahínco antes de precipitarnos a “crear leyes” sobre la base de interpretaciones de textos bíblicos que luego vayamos a imponerlas sobre la iglesia. Es temerario el querer ser más misericordiosos que Dios, pero también el querer ser más estrictos que Él. Además, cuando leemos los textos bíblicos y queremos extraer de ellos la voluntad de Dios y no inyectarles nuestras propias ideas y prejuicios, debemos tomar en cuenta dos aspectos de exégesis básica: el texto original y el contexto.

En cuanto a la niñez hebrea, ésta se dividía en SIETE etapas (Alfred Edersheim, Vida y Tiempos de Jesús el Mesías). Según el niño iba creciendo asimismo aumentaban sus responsabilidades hogareñas y hacia Dios. Tanto era el cuidado que los rabinos tenían con respecto a la edad en la cual se empezara a demandar atención hacia la religión de parte del niño que en el Talmud, en Cheth 50, ellos advierten: “Antes de los seis años, tratar de enseñarles la Torá es como correr detrás de ellos todo el día sin poder alcanzarlos”.

ETAPA 1: Yeled (Éx. 2:3, 6, 8), niño recién nacido, o de meses de nacido.

ETAPA 2: Yonek (Isa. 11:8), al que 'amamantan'.

ETAPA 3: Olel (Lm. 4:4), el que es amamantado pero ya pide pan.

ETAPA 4: Gamul (Sal. 131:2), el niño destetado.

ETAPA 5: Taf (Est. 3:13), el que 'se aferra´a su madre.

ETAPA 6: Elem (Isa. 7:14), el que ya tiene una contextura firme, fuerte.

ETAPA 7: Na'ar (Prov. 22:6), 'El que se sacude' [la protección de sus padres].
E

Algunos textos bíblicos que nos hablan de la crianza de los hijos en el Antiguo Testamento tienen una perspectiva totalmente diferente cuando los leemos en español que cuando los leemos en su sentido original. El término “niño” o “hijo” es muy general en nuestro idioma pero en el hebreo, como vemos en el gráfico arriba, no existía esta ambigüedad. Dependiendo del término que se utilizara uno podía tener una noción casi exacta del rango de edad del sujeto del cual se hablaba. Veremos algunos ejemplos, tomando en consideración los pasajes bíblicos que algunos están utilizando para enseñar acerca de este tema tan importante como delicado pero con más celo de Dios que ciencia divina. El obrero de Dios debe “trazar con precisión la palabra de verdad” pues “haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que oyeren” (2 Tim. 2:15; 1 Tim. 4:16).

GÉNESIS 33:4-7

Entonces Esaú corrió a su encuentro y lo abrazó, y echándose sobre su cuello lo besó, y lloraron. Y alzó sus ojos y vio a las mujeres y a los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos que vienen contigo? Y él respondió: Son los hijos que Dios en su misericordia ha concedido a tu siervo.  Entonces se acercaron las siervas con sus hijos, y se inclinaron. Lea también se acercó con sus hijos, y se inclinaron; y después José se acercó con Raquel, y se inclinaron”.

Estos “niños” de los que se habla aquí, ¿qué edades podrían tener? Según el texto original ellos eran de la etapa 1, los llamados Yeled (Strong, #03205), o sea, algunos eran recién nacidos o tenían pocos meses de haber nacido. Dice el texto que ellos “se inclinaron junto con sus madres”, lo cual no es extraño siendo que eran bebés que aún no caminaban y que estarían en el seno de sus madres cuando ELLAS realizaron esta acción reverente. Huelga decir que este texto no demuestra que los niños menores de 6 años estaban obligados a mostrar reverencia. ¡Estos pequeños ni siquiera entendían qué estaba sucediendo! Y debemos añadir que ésta no era una reverencia religiosa hacia Dios en un contexto de culto, era más bien una señal de respeto hacia un superior HUMANO, típica de la región y la época, utilizada aún por los paganos. Era un saludo de profundo respeto. Algo cultural.

Este texto difícilmente se podría aplicar a nuestra situación en los cultos de adoración. Estos niños eran tan pequeños, que Jacob le rogó a Esaú no viajar inmediatamente pues eso podría afectar a los niños ya que eran “tiernos” [en edad] (LBLA).

DEUTERONOMIO 31:9-12

Y escribió Moisés esta ley y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto del Señor, y a todos los ancianos de Israel. Entonces Moisés les ordenó, diciendo: Al fin de cada siete años, durante el tiempo del año de la remisión de deudas, en la fiesta de los tabernáculos, cuando todo Israel venga a presentarse delante del Señor tu Dios en el lugar que El escoja, leerás esta ley delante de todo Israel, a oídos de ellos. Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que está en tu ciudad, para que escuchen, aprendan a temer al Señor tu Dios, y cuiden de observar todas las palabras de esta ley”.

En este otro pasaje, tenemos las instrucciones de Moisés para los levitas. Instrucciones que debían seguirse desde aquel día y por todas las generaciones del pueblo de Israel. Se ordenó aquí incluir a los “niños”. Nuevamente nos preguntamos, ¿a qué etapa de la niñez debían compartirles ellos este precioso conocimiento de la voluntad de Dios? El texto en el original hebreo nos dice que estas palabras estaban dirigidas a los Taf, la quinta etapa de la niñez. En esta etapa el niño ya ha sido destetado, camina y se mueve hacia donde vaya su madre, aferrado a ella. A partir del momento en que su padre notara que ya su hijo entraba en esta etapa debía comenzar a enseñarle, en la medida de su capacidad, todas las palabras de la ley de Dios. ¡Interesante la especificación de la etapa en la que esto SE EMPEZABA a realizar! El niño iniciaba un aprendizaje progresivo de los mandamientos de Dios, de las bendiciones por obedecer y de los castigos establecidos para la desobediencia. A esta edad las niñas comenzaban a encender las velas en las fiestas religiosas, y los niños elevaban sus primeras oraciones y bendiciones diarias (Rabí Eliezer, Akiva y otros).

I SAMUEL 1:22

“… E hizo [Ana] voto y dijo: Oh Señor de los ejércitos, si tú te dignas mirar la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, sino que das un hijo a tu sierva, yo lo dedicaré al Señor por todos los días de su vida y nunca pasará navaja sobre su cabeza. Pero Ana no subió, pues dijo a su marido: No subiré hasta que el niño sea destetado; entonces lo llevaré para que se presente delante del Señor y se quede allí para siempre” (1 Sam. 1:11, 22).

Acerca de este texto comentaré poco debido a que resalta a la vista de todo lector instruido que aquí hablamos de un caso especial, donde se realiza un voto de dedicación de un hijo al servicio de por vida en el templo de Dios. No podemos ser justos si aplicamos este caso a la situación de niños en la actualidad que permanecen en nuestros hogares y a una época donde nadie hace ni está en la obligación de hacer este tipo de VOTOS. En todo caso, la consideración hacia el texto hebreo nos vuelve a instruir. El “niño” de este pasaje bíblico, al momento de ser llevado a cumplir el voto de su madre, estaba en la séptima y última etapa de su niñez, de acuerdo con el concepto que venimos estudiando. Él era un Na’ ar (Strong, #05287). Estaba en una edad donde ya él “se sacudía” de la protección de sus padres [Este es el sentido del término, aludiendo a los leones cuando sacuden sus melenas mientras rugen] y empezaba a buscar su independencia psicológica y se desenvolvía en el oficio de su padre. Esta misma fue la etapa en la que Dios llamó a Jeremías para que fuera su profeta. Recordemos lo que él le respondió a Jehová: “Entonces dije: ¡Ah, Señor Dios! He aquí, no sé hablar, porque soy joven” (Jer. 1:6). En la versión Reina-Valera dice “niño”. ¿Era Jeremías un niño menor de 7 años cuando Dios lo envió a profetizar a su pueblo? Él debió ser por lo menos un pre adolescente. Esto nos da una perspectiva mucho más amplia cuando tomamos en cuenta que es el mismo término que se utiliza para Samuel y que también vemos en Proverbios 22:6, “Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”.

CONCLUSIÓN

Así como con estos pocos ejemplos hemos podido demostrar que a un término bíblico no debe imponérsele un sentido sin primeramente investigar su significado en la lengua en la que se originó, podríamos hacer igual con otra hueste de pasajes que a lo largo de las Escrituras nos dan instrucciones acerca de la crianza apropiada y espiritual de nuestros hijos.

Es temerario que hagamos “leyes” donde Dios no ha hecho alguna. Es irrespetuoso interpretar la Biblia sin tomar en cuenta su complejidad y sin dar uso a todas las herramientas que el Dios Todopoderoso, bendito sea su Nombre, ha dejado en nuestras manos con miras a que no cometamos estos errores. Ya diría Juan que “Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro” Apo. 22:18). Tengamos cuidado, hermanos, porque el resto de la Palabra de Dios tiene el mismo valor que las profecías de Apocalipsis. No tratemos de añadir reglas ni de imponer un sistema propio de niveles de espiritualidad donde luego a la desesperada buscamos textos que lo justifiquen fallando miserablemente en el intento.


Instruyamos a nuestros hijos desde temprana edad. Instruyamos no según nuestros criterios sino según “la disciplina y amonestación del Señor”. Haciendo esto alargaremos sus días sobre la tierra, y multiplicaremos la semilla del evangelio de Dios en la tierra.