sábado, 31 de enero de 2015

¿Qué podemos decir acerca de "la bebida social"?

¿Qué podemos decir acerca
De “la bebida social”?

Generalmente no tratamos con preguntas que son meramente una pantalla de una duda sincera. Todo cristiano debe tener una “intuición espiritual” para responder a esta pregunta sin titubeos. Sin embargo, debido al prevaleciente interés en el tema, y debido a las conclusiones comúnmente erróneas a las que llegan algunos, nos hemos preparado para hacer una excepción. Responderemos a los viejos "argumentos" defendiendo esta práctica sin colocarlos en orden de importancia.

JESÚS CONVIRTIÓ AGUA EN VINO

No hay prueba alguna de que el “vino” en la fiesta de Caná fuera un vino fermentado. La palabra griega para “vino” en este texto es OINOS, la cual puede referirse a una bebida fermentada (comp. Ef. 5:18), o puede indicar el jugo recién exprimido de la uva (comp. Isa. 16:10, LXX). Ya que la palabra para “vino” es genérica, el estudiante de la Biblia no tiene derecho a importar el concepto de una bebida alcohólica a este pasaje sin alguna justificación textual —la cual de hecho no existe.

Además, lo que es un “consumo social” en nuestros días, no nos dice nada acerca de la práctica del siglo primero. El jugo de uvas era una bebida común en aquella tierra repleta de viñas.

Finalmente, el hecho de que el maestresala pudiera distinguir la calidad del vino comparándolo con el anterior, ¡sugiere que sus sentidos no estaban alterados por una previa embriaguez! Será útil recordar también que las bodas en esa época y cultura podía durar hasta una semana así que la cantidad de vino creada por Jesús no era para sustentar la sed de un solo día (comp. Alfred Edersheim, en sus “Bocetos de la vida social judía” [Sketches of Jewish Social Life]).

TIMOTEO TOMÓ VINO POR CAUSA DE SU ESTÓMAGO

El hecho de que Pablo instruyó a Timoteo a “tomar un poco de vino” por causa de sus constantes enfermedades estomacales involucra varias cosas.

Primero, demuestra que el joven evangelista estaba renuente a beber vino antes de que recibiera este consejo. Si beber vino fermentado era algo común entre los cristianos primitivos, esta amonestación no habría sido necesaria.

Segundo, obviamente Timoteo sufría de alguna enfermedad estomacal que requería atención médica. El agua en Asia Menor podía ser muy peligrosa, por esto el joven evangelista es aconsejado a “tomar un poco de vino” junto con su agua. La oración es elíptica. “No bebas agua [sola] sino [añádele] un poco de vino…” (1 Tim. 5:23).

Este texto debe verse a la luz de la situación de salud que atravesaba Timoteo, y las condiciones de la época. Por consiguiente, el consejo de Pablo en ninguna manera alienta a la práctica moderna de la bebida social como la prescripción de una pastilla no es pretexto para consumir narcóticos prohibidos.

LA TONTA OBJECIÓN DEL REQUISITO DE UN ANCIANO

Con referencia a las cualidades de un anciano, Pablo afirma que el candidato para obispo no debe ser “dado a la bebida” (1 Tim. 3:3; Tito 1:7, LBLA).

La expresión griega, PAROINOS, significa “dado al vino, borracho” (Thayer, Greek Lexicon, p. 490). Leer en eso alguna clase de licencia para la bebida moderada es una ampliación irresponsable. ¿Si la medida hubiera sido en contra de ser un adicto a las drogas entonces estaría permitiendo “fumar un poquito” de manera recreativa? ¿Lo interpretaríamos como un permiso para consumir cocaína “moderadamente”?

Además, la restricción de Pablo en cuanto a los diáconos —que no deben ser “dados a mucho vino” (1 Tim. 3:8, LBLA; Thayer, p. 546) — de manera similar no prueba ningún permiso para el uso moderado de la bebida alcohólica en el mundo del vino destilado en el que vivimos —las cuales son muchísimo más fuertes que las bebidas de la era primitiva. La realidad es, dentro del mismo contexto, se les encarga a los oficiales de la iglesia a ser “sobrios” (NEPHO), lo cual significa “libre de la influencia de bebidas intoxicantes” (Vine, Expository Dictionary, p. 746).

Josefo emplea la palabra NEPHALEOS (“sobriedad”) en cuanto a los sacerdotes, y con respecto a los roles en los cuales éstos funcionaban, comentando que “no se les permitía beber vino” (Antiquities, 3.12.2). La palabra literalmente significa “mantenerse sin vino” (Bromiley, ed., Theological Dictionary of the New Testament, p. 634).

En el contexto, denota un “estilo de vida abstemio” requerido por la instrucción apostólica (Verbrugge, Theological Dictionary of New Testament Words, p. 863).

Es enteramente posible que el uso de “vino” en los contextos de Timoteo y Tito pueda ser un ejemplo de la figura de lenguaje conocida como sinécdoque, una forma de la cual es poner un objeto para representar una verdad general. Por ejemplo, “pan” (Mat. 6:11) representa a la comida de cualquier tipo. Sin embargo, se menciona específicamente ya que es lo ingerido comúnmente con los alimentos.
Siguiendo esta línea de razonamiento, la moderación en cuanto al “vino” podría simplemente representar el dominio propio en general. Es interesante notar como un término parece ser el balance del otro. El obispo debe ser “sobrio” (1 Tim. 3:2), y “los diáconos de la misma manera… no dados a mucho vino” (3:8); similarmente, “las mujeres de la misma manera… [sean] sobrias” (3:11). En Tito 2:2, los hombres deben ser “sobrios” y asimismo las mujeres “no esclavas de mucho vino” (2:3).

Así que “vino”, debido a que era una bebida común, puede ser una ilustración específica para la moderación en general —sin alusión alguna a si éste era o no fermentado.
El Nuevo Testamento representa los abusos del vino en una serie de palabras que describen las etapas de la transgresión.

Primero, está la palabra POTOS (traducida “embriaguecesLBLA1 Ped. 4:3). Esta denota una fiesta donde hay bebida, pero como R. C. Trench observó: “no necesariamente de forma excesiva…pero dando ocasión al exceso” — ¡Y aun así es condenada por el apóstol! Esta escena describe perfectamente los cocteles modernos.

Segundo, está la palabra OINOPHLUGIA, la cual se traduce “bebedor de vino” (Berry, Greek-English Interlinear, 1 Pet. 4:3), o “borracheras” (LBLA). Trench dice que esta palabra “marca un paso más avanzado para el METHE [bebedor] (Synonyms of the New Testament, p. lxi).

Ningún cristiano consciente estaría dispuesto a aventurar con la bebida alcohólica —en ninguno de estos grados.
EL ARGUMENTO DE LA CREACIÓN

Es verdaderamente impresionante que un hermano esboce el argumento de que si el placentero consumo de una bebida alcohólica estuviera mal, Dios no la hubiera creado. La implicación es esta: ya que el licor existe, entonces al Señor debe agradarle.

¿Tendría este caballero el cuidado de hacer el mismo argumento en cuanto a la cocaína, el opio o la marihuana? Aunque es cierto que “todo lo que Dios creó es bueno” (1 Tim. 4:4), es bueno mientras cumpla el propósito por el cual fue creado; Dios hizo al hombre bueno pero luego él se pervirtió (Ecl. 7:29).


Dios nunca pretendió que las uvas, el maíz, la amapola, la planta de marihuana, etc., fueran utilizadas como sustancias recreativas para alterar los sentidos. Ω