sábado, 18 de octubre de 2014

¿Es politeísta el cristianismo?

Si Dios existe en tres Personas, y el cristiano debe adorar a Dios, ¿cómo se diferencia el cristianismo de otros grupos religiosos que adoran varios dioses?

Hay algunas proposiciones fundamentales que uno debe entender para así poder entender la diferencia entre el monoteísmo (creencia en un solo Dios) y el politeísmo (creencia en varios dioses).
Monoteísmo

La religión original de la antigua civilización humana era el politeísmo, a saber, la adoración de un solo, verdadero y Supremo Ser. Esto está demostrado tanto por la Biblia como por el estudio de la Antropología (Véase la obra de Wayne Jackson Biblical Studies in the Light of Archaeology, pp. 5-6).
Génesis 1 comienza con la afirmación, “Creó Dios los cielos y la tierra”. El término “Dios” en la Biblia hebrea es Elohim. En su famosa obra Synonimous of Old Testament (1871), Robert Girdlestone observaba que Elohim aparece unas 2,555 veces en el Antiguo Testamento. En 2,310 de estos casos el título se refiere al Dios verdadero, mientras que en las otras 245 referencias la palabra se aplica en una variedad de “sentidos inferiores” (2000, 31).

Elohim es un término plural. Se han ofrecido varias explicaciones para esta pluralidad (por ejemplo, la idea de que la palabra está diseñada para reflejar la plenitud de la majestad divina, es decir, el vasto “array” de cualidades imposibles de ser expresadas por un término singular). Sin embargo, algunos eruditos ven en este término un sutil vislumbre del concepto de la trinidad, el cual en consistencia con el principio de la revelación progresiva se fue desarrollando hasta resplandecer plenamente en el Nuevo Testamento.

Con respecto a la forma plural Girdlestone declaró enfáticamente: “Es claro que el hecho de que la palabra Elohim sea plural no apoya en absoluto al concepto del politeísmo” (íbid., 34). Es significativo que el verbo que le sigue, “creó” (bara) es singular en número lo cual indica que la actividad creativa fue una acción unificada (comp. Gén. 1:1 con Jn. 1:1). De este modo, este reconocido erudito hebreo, aun evitando hacer una declaración definitiva aún así declara:
“Ciertamente no es irrazonable suponer que el Nombre de la Deidad, Elohim, fuera dado en esta forma al hombre para prepararlo para la verdad de que en la unidad de la Deidad hay Tres Personas” (Íbid, 34-35).

Es importante observar que los escritores bíblicos afirmaron sin titubear que “Dios es uno” (comp. Deut. 6:4; Stgo. 2:19) pero utilizaban pronombres plurales para describir su actividad divina (comp. Gén. 1:26; 3:22; 11:7; Isa. 6:8). Jesús mismo dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Jn. 10:30).  Note que “Yo” y “mi Padre” refleja dos personalidades. El verbo “somos” es plural. Y sin embargo se utiliza el singular “uno”. En el original griego el numeral hen (uno) es de género neutro, sugiriendo identidad de naturaleza. Por lo tanto, en esta declaración hay una afirmación de dos personalidades compartiendo una misma naturaleza.

Pero ¿cómo puede Dios ser uno y tres al mismo tiempo sin que esto sea una contradicción? La solución reposa en el hecho de que los numerales se emplean en diferentes sentidos. Dios es uno en cuanto a su esencia o naturaleza divina; La Deidad es Tres en términos de personalidades distintas— Padre, Hijo y Espíritu Santo (comp. Mat. 28:19-20; 2 Cor. 13:14).

Para aclarar en cierta manera de forma entendible (o sencilla) y a la vez reconociendo que el misterio de la trinidad divina es algo difícil de entender, sólo podemos explicarlo a través de los recursos que Dios nos ha permitido para poder comprender, según el nivel de capacidad que ha dado al ser humano. Me permito, en tanto que es posible, aplicar este tipo de ejemplo, citar lo siguiente:1+1 = 22+1= 3. Y si decimos que: X= 2 y que X + 1= 3, es lógico decir (también) que: 2 + 1= 3. Si 2 se puede usar como una sola unidad (como número solo), al mismo tiempo que en su esencia (o fraccionado este) se compone de dos números (por: 1+1), sin embargo es lógico afirmar, y no erraríamos al decir que 2 es UN número. Por lo tanto: 2 siendo representado como una sola unidad, es sin duda un numero, y AL MISMO TIEMPO dos números sumados que se componen y representan UN solo numero. En tanto que, 2 es el resultado de una suma (1+1), sin embargo no por eso deja de ser en sí mismo UN numero. Entonces al nombrar el numero 2, no nos referimos a este como unidad fraccionada, sino simplemente como una sola unidad diferenciada del resto de los números (ejemplo 2 es diferente de 3, de 4, 5, 6 etc.). Ejemplo:2 es 2. Como también: 2 es 2, y no es 3.Y concluimos que: 2 no es no 2. (Estos son ejemplos de las tres leyes de la lógica). El mismo principio podría ser aplicado al referirnos al 1 como unidad y al mismo tiempo que se compone por dos fracciones sumadas (0,5 + 0,5 =1), como obviamente a cualquier otro número 3 = Dios (Padre) 2= Jesús (Hijo) 1= Espíritu Santo (Tercera Persona de la trinidad) Dios es uno, al mismo tiempo que lo componen dos Personas más, y que concluyen en tres Personas (porque 2+1=3). Es decir: Dios es uno, no por eso deja de estar conformado por otras dos Personas más y no ser uno. Ocupando las leyes de la lógica podemos decir: (1) Dios es Dios. Dios es Dios y no es Hijo. (2) Dios no es no Jesús ni Espíritu Santo.

POLITEÍSMO

Sin embargo, en el punto siguiente a la creación del hombre y su expulsión del Edén, pronto los hombres empezaron a apartarse de la noción de adorar a un solo Dios. Comenzaron a personificar las distintas fuerzas de la naturaleza (sol, luna, estrellas, fuego, aire, agua, etc., y a adorarlas). En los antiguos Vedas (composiciones literarias “sagradas”) de la India encontraremos himnos dirigidos a estas entidades. La teología hindú, con sus numerosas deidades, desarrolló a partir de su concepto panteísta, la noción de que finalmente todos poseemos la naturaleza “divina”. Esto no es en absoluto distinto a las principales afirmaciones de la ideología de la Nueva Era.

El politeísmo se aferra al instinto religioso básico del hombre, es decir, en la necesidad de creer en un poder superior, pero rechazando a la única y verdadera Deidad a quien el hombre debe dar cuentas.

Algunos cultos, ostensiblemente relacionados con el “Cristianismo”, también abogan por cierto tipo de Politeísmo. Los mormones son uno de éstos.

Los dioses del mundo pagano antiguo eran heterogéneos. Eran viciosos, bélicos, caracterizados por una absoluta inmoralidad. Se apareaban y producían nuevos dioses; batallaban ferozmente entre sí y se destruían los unos a los otros. Eran muy distintos en su temperamento y naturaleza.

Considere la breve descripción que hace Pablo en su carta a los romanos:

Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles (Romanos 1:22-23).

CONCLUSIÓN

Por consiguiente hay una vasta diferencia entre la Deidad de las Escrituras— la cual es única, eterna y perfecta, manifestada en Tres Personas—y las discordantes, temporales, facciosas y ficticias deidades que fueron fabricadas en la imaginación de la rebelde familia humana.

Fuentes/Referencias

  • Girdlestone, R. B. 2000. Synonyms of the Old Testament. Peabody, MA: Hendrickson.
  • Jackson, Wayne. 1982. Biblical Studies in the Light of Archaeology. Stockton, CA: Christian Courier Publications.