jueves, 5 de febrero de 2015

¿Qué podemos decir acerca de la “bebida social” en el Antiguo Testamento?

Un hermano argumenta que Deuteronomio 14:26 prueba que el uso de la bebida alcohólica no es pecaminoso, de lo contrario el Señor no la hubiera autorizado. ¿Qué podríamos comentar al respecto?

Con ese dinero podrás también comprar todo lo que desees: vacas, ovejas, vino, sidra, o cualquier otra cosa que tú desees, y lo comerás delante del Señor tu Dios, y tú y tu familia se regocijarán.

¡Mi primera impresión es que una afirmación como esa refleja la disposición de la mente carnal que está buscando una justificación para la mundanalidad! Sin embargo, debo hacer la observación de que este punto de vista no es común, aun entre comentaristas de la Biblia. Por ejemplo, C. H. Walker escribió: “De esto queda claro que la bebida fuerte no es pecaminosa en sí misma” (Ellicott’s Commentary, pp. 11,45). Aunque hay varios factores que deben tomarse en consideración.

Primero, deberíamos considerar el contexto. El mismo tiene que ver con la obligación hebrea de traer sus “diezmos” al templo en ciertos tiempos indicados (vv. 22-23). Si un judío vivía a una gran distancia del santuario, haciéndose así contraproducente el transporte de sus productos, él podía vender sus bienes en casa y traer el dinero obtenido hasta Jerusalén (vv. 24-25). En relación con este evento, él podía comprar los artículos mencionados en el versículo 26 para “comerlos delante de Jehová”. Esta era una celebración religiosa.

¿Aquellos que argumentan que este es un precedente para nosotros hoy contenderíamos que podemos comer y beber licores como parte de nuestra adoración? Además. Al final de cada tres años, los hebreos debían poner estas festividades a disposición de “los extranjeros, los huérfanos y las viudas” (vv. 28-29). ¿Cuidaremos a nuestros huérfanos y viudas emborrachándolos? (Comp. Stgo. 1:27).

Segundo, deberíamos dar alguna consideración, pues siempre es ventajoso, a las palabras originales empleadas en el texto. Los términos hebreos traducidos vino (YAYIN) y sidra (SHECHAR) son más genéricas de lo que algunos suponen.

YAYIN se encuentra 141 veces en el Antiguo Testamento. Puede significar:

·         Una vid de uvas (Núm. 6:4);

·         Productos de la viña que pueden ser recogidos, bebidos o ingeridos (Deut. 28:39; comp. Jer. 40:10, 12);

·         El líquido que sale del lagar (Isa. 16:10; Jer. 48:33); o

·         Jugo de uvas fermentado (Prov. 23:31).

Así que YAYIN es un término general refiriéndose a una variedad de productos del jugo de la vid (comp. “toda clase de vino” — Neh. 5:18), y el contexto en el cual se emplea el término determinará su significado en una dada circunstancia.

Similarmente, SHECHAR (23 veces como sustantivo en el Antiguo Testamento) fue utilizado por los escritores de la antigüedad para denotar:

·         Siropes dulces (el término está relacionado con nuestras palabras “azúcar” y “azucarado”) tal como la miel de dátiles o el sirope de palma. Este se empleaba para bebidas dulces y artículos de comer;

·         Dátil o palma de vino en su estado fresco, aún no fermentado(Frederick Lees, Ph.D., inCyclopedia of Biblical Literature, John Kitto, Ed. , 1880, I, p. 585; este material es indispensable para el estudiante responsable); y

·         Bebidas intoxicantes de productos distintos a la uva (por ejemplo, el jugo de palma y granos — comp. Isa. 5:11).

Así que, con referencia al pasaje bajo discusión, el Dr. Lees comenta que “shechar también podría incluir el fruto dulce, como en Deut. 14:26, donde éste y yayin son situados entre las ofrendas de diezmo que podían comerse” (p. 584). Aunque no es el punto de vista general de este versículo controversial, ciertamente no está más allá del campo de la posibilidad. En vista de las numerosas advertencias en contra del peligro de las bebidas fuertes en el Antiguo Testamento, ¿parecería probable que Moisés alentara su consumo en una celebración ante Jehová?

Tercero, aunque se concede que la abstinencia total no fue requerida durante el régimen mosaico, eso no provee ninguna comodidad para el bebedor social moderno. La economía mosaica trata con el hombre en su estado rudimentario de desarrollo espiritual. Testifica esto los asuntos permitidos tales como la esclavitud, el concubinato, la poligamia, el divorcio por capricho, etc. El sistema mosaico era uno de preparación necesaria que con el tiempo sería sustituido por un sistema moral de mucha más responsabilidad (comp. Hch. 17:30).

Quizá una ilustración ayudará a esclarecer aún más esta cuestión. Bajo el sistema levítico, a los sacerdotes se les prohibió el uso de bebidas embriagantes mientras estuvieran ejerciendo sus funciones sacerdotales (Lev. 10:9). Sin embargo, ahora, bajo el régimen de Cristo, todos los cristianos son sacerdotes (1 Pe. 2:9; Apo. 1:6) y nosotros estamos en todo momento funcionando en el ofrecimiento de sacrificios espirituales a Dios (Ro. 12:1, 2; Heb. 13:15; 1 Pe. 2:5). ¿Cómo deberían los cristianos conducirse como ministros de un pacto superior?

Considere esta interesante cita de la Encyclopedia of Christianity (pp. III.457).

El estudio moderno de los efectos del alcohol muestra que es un anestésico, lo cual significa que éste afecta los más altos centros de funcionamiento del cerebro que regulan la moral y el juicio antes de que éstos afecten la percepción o la capacidad motora. El cristiano debería saber y estar consciente de que aun el uso más mínimo tendrá cierta influencia sobre estos altos centros del cerebro. Además, las bebidas alcohólicas se usan generalmente para los mismos propósitos de las drogas peligrosas. Ya que el hombre tiene la tendencia inherente a excusarse a sí mismo, estos factores deberían causar que los cristianos se cuestionen fuertemente cualquier reclamo de libertad en cuanto a su uso”.


Cuando todos estos factores se toman en consideración, e individuo espiritualmente maduro no tendrá dificultad con hacer una elección con respecto al consumo de bebidas alcohólicas. Ω