Esto no es para denigrar en
ningún modo el bien inmensurable cumplido por esas escuelas que mantienen su
fidelidad al propósito por el cual fueron establecidas. Este artículo
considerará las responsabilidades de las instituciones de educación superior
entre hermanos que se mantienen fieles a su propósito, examinando primero la
naturaleza de su organización; segundo, algunos ejemplos de apostasía, y
tercero, algunos peligros presentes y advertencias.
Las universidades cristianas — su propósito
Las varias universidades
cristianas en la hermandad fueron establecidas por hombres y mujeres creyentes,
maestros leales de la enseñanza bíblica, quienes dejaron en claro que estas universidades
debían mantenerse fieles a la Palabra de Dios, sin adición, sustracción o
modificación. Para determinar que los jóvenes cristianos y otros no siguieran
los pasos de los ateos, agnósticos, “teólogos” liberales, evolucionistas
teístas y otros con poco, o ningún aprecio por la iglesia del Nuevo Testamento
sino que serían instruidos como cristianos verdaderos, las escuelas serían
puestas en manos de una directiva
cuando se legalizaran, de acuerdo con las leyes del estado en la cual
estuvieran ubicadas. La junta directiva tendría la autoridad de adquirir y dirigir una propiedad la cual
obtendrían mediante la ayuda de testamentos, donaciones y contribuciones
personales. El poder de la junta directiva es dado a ese grupo por aquellos
dueños de la idea, o los que establecieron la institución, en el caso de una
escuela cristiana. Este poder es tan necesario y razonable para hacer posible
la ejecución de los deberes de dicha directiva, como se declara en el
certificado de propósito, o la misión y visión. En otras palabras, la junta
directiva tiene la responsabilidad y
la autoridad de llevar cabo los
deberes que se les encomendaron.
Debería llegar el tiempo cuando
una universidad cristiana deje de funcionar, por la razón que sea, por ejemplo,
bancarrota, la doctrina de “lo más cercano posible” [cy pres en inglés] dice que los fondos que queden —después de
liquidar la propiedad y las deudas pendientes—deberían ir a alguna organización
de caridad que sea lo más cercano posible al propósito original por el que se
fundó ese centro de estudios bíblicos, incluso podría ir a otra universidad
dirigida por hermanos. Los fondos no deben ir a una congregación (es), ni a las
cuentas de los directivos, ni a los patrocinadores. Además, la junta directiva no es más propietaria de esa universidad
como lo hacen los bancos.
La mesa directiva se esmera en
alcanzar la máxima efectividad y eficiencia de la operación. Ellos formulan las
políticas de la institución y nombran un director que se encargue de que esas
políticas se cumplan y de mover la institución hacia la meta propuesta. Debe
hacerse una distinción entre los directivos que confeccionan las políticas y el
presidente ejecutivo, con su personal administrativo. La junta directiva debe
ser meticulosa en el ejercicio de sus funciones manteniéndolas fielmente y
claramente definidas por aquel propósito declarado y la filosofía que se originó
en el establecimiento de dicha institución.
El Colegio Cristiano—Algunos ejemplos de apostasía
Casi al inicio del Movimiento de
Restauración, Alexander Campbell estableció el Buffalo Seminary (1818) el cual
fue seguido un poco después por el Bethany College (1840). El establecimiento
del Bethany por parte del hermano Campbell tardó por la organización del Bacon
College (1836), Georgetown, Kentucky. Nombrado así por Francis Bacon, este
colegio contaba con la dirección de Walter Scott como presidente, quien dirigió
el discurso inaugural pero nunca realizó de lleno su función. Tolbert Fanning
era miembro del Colegio. Su mesa directiva incluía nombres como Walter Scott,
James Challen, John T. Johnson, P. S. Fall y John Bowman. En 1859, la escuela
se convirtió en la Kentucky University. La universidad se mudó a Lexington,
Kentucky (1865), y se unió con la Transilvania University, donde J. W. McGarvey ayudó a formular el currículo
para la Universidad de la Biblia y empezó enseñando Historia Sagrada. John B.
Bowman era el rector de la universidad, y Robert Milligan asumió la presidencia
de la Universidad de la Biblia.
La facultad de Biblia, una de las
cinco facultades de la Universidad de Kentucky, es en sí misma un estudio de la apostasía. Con el
tiempo, la hermandad perdió el control de la Universidad de Kentucky, y
McGarvey fue despedido (1873). En 1875, la Universidad de la Biblia retornó al
“control de la hermandad”. Sin embargo, se estableció una universidad
totalmente independiente el 27 de julio de 1877, con Robert Graham, presidente,
y J. W. McGarvey y I. B. Grubbs como maestros. Más tarde, el hermano McGarvey
asumiría la presidencia.
Nubes negras de modernismo ahora
estaban en el horizonte. Charles Darwin había montado su teoría de la evolución
sobre la teoría naturalista acerca de la historia que expuso Hegel, y los
teólogos liberales estaban intentando afirmar que la Biblia no era más que el
resultado de un pensamiento religioso en evolución, para nada sagrada, ni la
inequívoca palabra de Dios. Ese pensamiento liberal comenzó a ser defendido por
hermanos como R. C. Cave, L. L. Pinkerton, George W. Longen, Isaac Errett, James H. Garrison, y otros.
La teología modernista, liberal,
propagada por los estudiantes de la
teología perteneciente a la manada de universidades germanas ateas donde
enseñaban Ritschl, Wellhausen y otros que la trajeron a Estados Unidos, negaba
la autoría mosaica del Pentateuco, ridiculizaba el relato de Génesis 1 de la
Creación, se mofaba de los milagros de la Biblia, y atacaban la infalibilidad
de la Escritura. Otras herejías involucraron ideas tales como: Dios es la
evolución de las deidades tribales, los profetas no predecían sino que
escribieron después que los eventos ya eran historia, Mateo y Lucas se basaron
en Marcos y en un documento más antiguo anterior a éstos, con el que no
contamos ahora, llamado la fuente, “la logia” o “el documento Q”, el documento
desmitologizado el cual prueba que el Jesús histórico era simplemente un
hombre— no el “Unigénito Hijo de Dios”; Cristo no era el Dios-Hombre, nacido de
una virgen; la sangre de Cristo no expía el pecado; Cristo no resucitó al
tercer día; Él no va a regresar, y el cielo y el infierno son productos
fantasiosos de la imaginación del hombre. Por consiguiente, la iglesia no es
más que una fraternidad social— no el cuerpo que Cristo compró con su sangre;
su mensaje es el evangelio social— no la salvación por gracia por medio del
sistema divino de fe; su líder es “el buen hombre” de Nazareth— no el Señor de
la gloria, el Salvador eterno, el Único “declarado Hijo de Dios con poder
mediante la resurrección de entre los muertos” (Ro. 1:4). Como el fuego en el
rastrojo seco, esta deificación impía, irracional de la mente del hombre arrasó
casi todo a su paso en las facultades y universidades estadounidenses. Además
su efecto sobre algunos hermanos fue tanto profundo como trágico.
Algunos hermanos llegaron a
sentir que si no se sentaban a los pies de los “eruditos teológicos” se
convertirían en indoctos e ignorantes. Así que, ellos rápidamente se unieron a
rebaños de los liberales tales como la Universidad de Chicago y la Yale
University. Los liberales usaban el Christian
Century para predicar el liberalismo y la aceptación de los “santos que no
han sido bautizados”, mientras que el Instituto Campbell desarrollaba una
estrategia para infiltrar en la iglesia la teología modernista. Muchos
hermanos, incluyendo directivos fueron tan ingenuos o confiados que no creían
que estos brillantes eruditos estaban contaminados con tal propaganda
modernista.
Los liberales ganaron más y más
influencia en la hermandad, controlando a muchos predicadores y numerosas
facultades. McGarvey se convirtió en un poderoso defensor de la Biblia y del
cristianismo del Nuevo Testamento. No solamente se opuso a innovaciones tales
como la música instrumental sino que llegó a ser quizá el más destacado erudito
en Evidencias Cristianas, combatiendo erudición con erudición. Sus numerosos
libros como respuesta a los “eruditos” liberales nunca fueron refutados; su
prominente liderazgo ayudó a miles que “no habían doblado rodilla ante Baal” a
que se mantuvieran en la trinchera. Su departamento de “Crítica Bíblica” en el Christian Standard potenciaba la verdad,
defendía la causa de la inspiración verbal plenaria, infalible y totalmente
inequívoca. Adán fue el primer hombre, y Eva fue creada a partir de su
costilla; Isaías fue escrito por Isaías, y Daniel por Daniel; Abraham ofreció a
Isaac, y Jonás fue tragado por un pez gigante; Job fue un personaje histórico,
y la esposa de Lot se convirtió en un pilar de sal literal; los carruajes del
faraón fueron destruidos y su ejército ahogado en el Mar Rojo—no en el lodo del
Mar Rojo, y el ángel del Señor causó la muerte de 185,000 soldados de
Senaquerib—no fue el resultado de una plaga de pulga en las ratas que había en
sus equipajes.
Cuando el hermano McGarvey partió
de esta vida (1911), los liberales se apresuraron para apoderarse de la Universidad
de la Biblia. El hermano Hall L. Calhoun (Ph. D., Harvard) había sido preparado
por John W. McGarvey para sucederle como presidente. Sin embargo, Calhoun no
fue tomado en cuenta por Richard H. Crosswell, un liberal, para presidente de
la Universidad de la Biblia y, además, de Transylvania; la directiva fue
dominada por A. W. Fortune y otros liberales. Ellos traicionaron su deber. Los
conservadores fueron purgados inexorablemente y reemplazados por liberales; su
estrategia para la purga fue “vendida” sobre la base de mejorar la calidad de
la educación; de considerar todos los lados de una cuestión y permitir que los
estudiantes decidieran; de honrar la libertad académica; de presentar la
posición sostenida por “los eruditos” [erudición liberal, en oposición a las
afirmaciones claras de la Biblia y sus preceptos, la cual gobernaba sus
agencias de acreditaciones] y animando un avance hacia el ecumenismo. Aquellos
“chapados a la antigua, radicales, extremistas de derecha” que se oponían a la
avalancha hacia lo modernista, fueron tildados por los teólogos modernistas
rápidamente como “alborotadores de
Israel” que se levantan para destruir la paz, la unidad y el espíritu de amor
en la hermandad. Cuando eran atacados, los apóstatas apelaban a la simpatía,
jugando con las emociones de los hermanos— ¿cómo podía alguien cuestionar a
estos dedicados, amorosos y pacificadores hermanos? Por eso muchas veces se
permitía al cuestionado que evitara ciertos temas y evadiera el tener que dar
una respuesta honesta y directa a quien lo cuestionaba. El diablo ha utilizado
con frecuencia esta táctica con gran éxito, como en Lexington, y es así como
mantuvieron por un tiempo a los hermanos engañados.
Hall L. Calhoun se convirtió en
decano de la universidad en 1912. Sin embargo ya no podía controlar a los
liberales de la universidad, quienes eran defendidos por Crosswell; ellos
ridiculizaban su defensa de la Biblia como libro de texto y en el salón de
clases enseñaban que Cristo era simplemente un hombre, que la inmersión no era
necesaria en el bautismo y que Cristo no tiene poder para ayudar en nuestras
necesidades. Cuando las prácticas liberales fueron desafiadas, Mark Collis,
presidente de la directiva, y los otros directivos, defendieron a los
profesores liberales. La última esperanza de la universidad, Hall L. Calhoun,
se resignó; se identificó con las iglesias de Cristo enseñando en Freed-Hardeman College y en el
David Lipscomb College hasta 1935, el año de su muerte. ¡Que nadie se engañe!
Las universidades pueden y apostatan.
Otras universidades se apartaron
del Movimiento de Restauración incluyendo el Betany College, Butler University,
Drake University, Eureka College, Hiram College, Texas Christian University, y
otros. Estas instituciones y aquellos que las patrocinan tienen muy poco
interés en el propósito de sus padres fundadores.
Las Universidades Cristianas —Algunos peligros y advertencias en el
presente
Si las universidades cristianas
van a mantener su grandioso y fiel servicio a la hermandad y a la sociedad, la
directiva, el personal administrativo, y la facultad misma deben conservar el objetivo original de estas instituciones—lealtad
a Cristo y a la enseñanza de la Sagrada
Escritura. Deben contender a favor de “la fe una vez dada a los santos”
(Jud. 3). Las lecciones de la historia deberían
ser una exhortación para los directivos, administradores y electores a que
estén vigilantes por aquellos que ridiculizarían las Sendas Antiguas en lugar
de animar a los más jóvenes a seguirlas; aquellos que están más atentos a la
posibilidad y tragedia de enseñar menos acerca de la “Biblia” y más acerca de
las teologías de Bultmann, Tillich, Barth, y otros, y no del Libro Divino [los
predicadores van a predicar y enseñar lo que ellos creen saber]; se debe demandar
a los maestros a no “repetir cual papagayos” a los sectarios y a al parloteo de
los liberales sino que armen a los estudiantes con la Palabra; es de esperarse
que aquellos miembros de la facultad que estén en desacuerdo con los ideales y
propósitos de la institución tengan el suficiente honor como para
voluntariamente desprenderse de la institución [de lo contrario, luego de
seguido el debido proceso, los demás miembros deberían despedirlos]; los
directivos responsables deben percibir que alguien que conoce bien que la
Biblia está en lo correcto sabrá decir cuándo la teología y la filosofía están
erradas [el buen estudiante de la Biblia no se dejará seducir por los
modernistas]; es de esperarse que esta facultad sostenga el punto de vista de
la inspiración— el que “los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pe. 1:21; comp. 1 Cor. 2:4-13; ; 1
Tes. 2:13; 1 Cor. 14:37). Cuando hay profesores que defiendan un origen
evolutivo de la Biblia se les debe exigir que revelen cuál es su punto de vista
acerca de la inspiración, si la Biblia está inspirada
en el grado bíblico o si en el grado
modernista. También debe tomarse en cuenta si tienen un punto de vista
modernista de la divinidad de Cristo o un punto de vista bíblico acerca de la
Deidad del Señor.
Nadie será tan ingenuo hoy como
para negar que los peligros antes mencionados no son reales, pues éstos existen
en toda época. Nadie puede lograr el éxito
acusando a este autor de no ser amigo de la educación cristiana; tantos años
dedicados a la enseñanza voluntaria y sin remuneración hablan elocuentemente
acerca del amor que tenemos por este ministerio; ya son dieciséis años de
enseñanza en casi todos los niveles y lo más cercano posible de un método
profesional y probado. Los sabios no menospreciarán estas advertencias, ellos
escucharán.
Una exhortación de Pablo que es
aplicable a los individuos y a las instituciones es: “Por tanto, el que cree que está
firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1 Cor. 10:12).