martes, 24 de abril de 2012

La Salvación en Cristo es Salvación en Su iglesia


Por Basil Overton


Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna”. (2 Tim. 2:10). La salvación está en Jesucristo. “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos” (Hch. 4:12). La salvación del pecado no puede estar en ninguna parte excepto en Cristo Jesús.

Estar en Cristo es lo mismo que estar la iglesia de Cristo. “A los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas… Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo” (Col. 1:2; 3:15). Los de Colosas quienes estaban en Cristo estaban en un cuerpo. Pero ese un cuerpo es la iglesia. “El es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia; y El es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que El tenga en todo la primacía” (Col. 1:18).

Cristo es el Salvador de todos los hombres en el sentido que todos los hombres que quieren ser salvos pueden ser salvados. Solamente serán salvados por Cristo aquellos que hagan lo que Él dice en el Nuevo Testamento que debe hacerse para ser salvo. “Y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció; y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen” (Heb. 5:8, 9).

Cuando una persona obedece a Cristo ella cree en el evangelio, cree que Jesucristo es el Hijo de Dios (1 Jn. 3:23). Se arrepiente de sus pecados (Hch. 17:30). Se bautiza en Cristo (Ro. 6:3). Cuando alguien entra así en Cristo, es salvado por Cristo pues la salvación está en Cristo. Por esto es que el bautismo es necesario; el bautismo lo pone a uno en Cristo (Gál. 3:27). Por esto Pedro dijo: “Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados…” (Hch. 2:38).


Basil Overton es editor de The World Evangelist y vive en Florence, Alabama II C A

lunes, 23 de abril de 2012

¿Habla la Biblia de OVNI's en Ezequiel 1?


En años recientes unos cuantos sensacionalistas radicales han contendido que hace siglos atrás la tierra fue visitada por seres del espacio pertenecientes a planetas distantes. Se ha alegado que la evidencia para esta noción se encuentra no solamente en los registros arqueológicos y los monumentos de la antigüedad, sino que la Biblia también contiene alusiones a esto.

Por ejemplo, en el libro Carruajes de Dioses, (y en la subsecuente película con el mismo título), el autor suizo Erich von Daniken contendía que Ezequiel capítulo 1 contiene una descripción bíblica de platillos voladores visitando la tierra desde el espacio exterior. Sin embargo, el estudio cuidadoso del capítulo entero refuta la absurda teoría de Daniken.

LA VISIÓN DE EZEQUIEL
El profeta Ezequiel era uno de los cautivos de la conquista babilónica del 606 a. C. Su libro abre la historia en el año decimotercero (probablemente el decimotercero de su propia existencia) y el profeta está en Babilonia junto al río Quebar. Los “cielos fueron abiertos” y, el profeta declara, “vi visiones de Dios”. Mientras la dramática escena comienza a desenvolverse, Ezequiel ve la semejanza de cuatro criaturas vivientes. Las mismas eran semejantes en su apariencia a hombres, excepto en que poseían cuatro rostros una como de hombre, una como de león, una como de buey y una como de águila (v. 10).

Ellos tenían manos como hombres, pero sus pies como pezuñas (vv. 7-8); y cada criatura tenía cuatro alasdos de ellas les cubrían el cuerpo (v. 11) y dos de ellas extendidas derechas sostenían “algo semejante a un firmamento” (vv. 22-23). Su apariencia también era como carbones encendidos y sus movimientos eran como relámpagos (vv. 12-13).

Debajo de estos seres había cuatro ruedas. Cada rueda estaba creada como si hubiera “una rueda dentro de otra rueda” y se podían mover en las cuatro direcciones sin volverse (vv. 15-18). Arriba de todo esto había un trono y sentado allí “había una figura con apariencia de hombre” la cual estaba rodeada por un potente y glorioso resplandor (vv. 26-28). Sobrecogido por el espectáculo, Ezequiel cayó sobre su rostro.

EL SIGNIFICADO DE LA VISIÓN
Antes de discutir los elementos reales de estas escenas, tenemos varias observaciones preliminares.

(1)    En lugar de relacionarlas con misteriosos OVNI’s del espacio exterior, esta visiones representaban un impresionante vistazo de la gloria del Dios todopoderoso. Ciertamente, los versículos uno y el veintiocho se mantienen de pie como centinelas al principio y al final del capítulo para prevenir la especulación fanática en cuanto al significado de la narración. En el primer versículo, el profeta dice: “Vi visiones de Dios”. En el versículo final concluye: “era el aspecto de la semejanza de la gloria del SEÑOR”.

(2)    Estas escenas son identificadas como visiones. Este término bíblico puede referirse simplemente a comunicaciones orales (Hab. 2:2, 3) o puede denotar el registro escrito de una revelación divina (Nah. 1:1). En este caso, hay un fenómeno milagroso audio-visual por medio del cual la verdad divina fue dada a conocer al profeta. (Comp. el registro de la transfiguración en Mat. 17:1-9).

Las visiones frecuentemente estaban relacionadas con la revelación de Dios en tiempos antiguos. “Oíd ahora mis palabras: Si entre vosotros hay profeta, yo, el SEÑOR, me manifestaré a él en visión. Hablaré con él en sueños” (Núm. 12:6; comp. Heb. 1:1).

(3)    La narrativa es altamente simbólica, como se puede ver en el uso repetitivo del término “apariencia” (catorce veces) y “semejanza” (diez veces).

(4)    Finalmente, debe notarse que esta visión de la Deidad similar a la de Isaías (6:1-8) y también a la del apóstol Juan (Apo. 1:9-20) fue dada para preparar al profeta para las grandes verdades que él recibiría en el ministerio para el cual había sido escogido (comp. 2:2ss).

LAS CUATRO CRIATURAS VIVIENTES
Las cuatro criaturas vivientes no eran gente del espacio de algún planeta remoto; en cambio, ¡son identificados como querubines celestiales! Observe la propia explicación de Ezequiel: “Entonces los querubines se levantaron. Estos eran los seres vivientes que yo había visto en el río Quebar” (10:15, 20).

Los querubines son una orden de seres angélicos al servicio de Jehová. Por ejemplo, fueron utilizados por el Señor para proteger la entrada al Edén después de la trasgresión de Adán y Eva (Gén. 3:24). Figuras de querubines fueron colocadas sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo del tabernáculo (Éx. 25:22).

En la visión de Ezequiel, cada querubín tenía cuatro rostros de hombre, de léon, de buey y de águila. La tradición judía interpretaba esto de la siguiente manera:

El hombre es exaltado entre las criaturas; el águila es exaltada entre las aves, el buey es exaltado entre los animales domésticos; el león es exaltado entre las bestias salvajes; y todos ellos han recibido dominio, y les ha sido dada grandeza, sin embargo, todos ellos están bajo el carruaje del Santísimo (Midrash Rabbah Shemoth, No. 23, acerca de Éx. 15:1).

Esto sin duda es una representación simbólica de la supremacía y la soberanía de Jehová ¡sobre toda la creación! No hay la más remota conexión con hombres del espacio.

LAS RUEDAS
Las ruedas se describen como “una rueda dentro de otra rueda”. Identificar esto con platillos voladores, francamente, ¡es absurdo! La realidad del caso es, el querubín con estas ruedas de apoyo representaba a un carruaje celestial, en el cual estaba el trono de Dios (comp. 1 Crón. 28:18, donde los querubines se describen como “el carro” de Jehová). Las ruedas simplemente son un componente de la visión del carruaje del Señor.

Este carruaje celestial se desplazaría en tierra mediante sus ruedas o en el aire transportado con las alas de querubín (v. 21), mostrando así que Jehová es “Dios de los cielos y Dios de la tierra” (Gén. 24:3). El esquema de una rueda-dentro-de-otra-rueda conlleva la imagen de dos ruedas armonizadas en ángulos de 90 grados, capacitando así al carruaje para moverse en cuatro direcciones sin volverse. ¡El Altísimo está presente en el universo entero! ¿No lleno yo los cielos y la tierra?--declara el SEÑOR” (Jer. 23:24).

También es importante observar que estas ruedas multidireccionales tienen “ojos por todas partes” (v. 18), enfatizando la plena vigilancia de nuestro Omnisciente Creador. “En todo lugar están los ojos del SEÑOR, observando a los malos y a los buenos” (Prov. 15:3).

EL TRONO
Arriba del querubín y soportado por sus alas, estaba un asombroso “firmamento” similar al cristal. Y más allá de esto algo “semejante a un trono” (vv. 22-23). Sobre el trono estaba alguien con “apariencia de hombre” bañado por un resplandor “como metal refulgente” y sobre él un arcoíris del que emanaba esplendor (vv. 26-28). La identidad de este personaje no es dejada a la especulación. “Tal era el aspecto de la semejanza de la gloria del SEÑOR” (v. 28).

CONCLUSIÓN
La Biblia es su propio comentarista. Claramente este capítulo es un cuadro de la majestuosidad del todopoderoso Dios. ¡Cómo se aceleran los latidos de nuestros corazones cuando, mediante la pluma del inspirado Ezequiel, se nos permite ver un escenario tan glorioso como éste!

Por lo tanto, exaltemos y sirvamos bien a nuestro Hacedor e interpretemos las Escrituras sensiblemente. Ω

miércoles, 18 de abril de 2012

La Ética de clonar Humanos

La “clonación” ha sido un tópico volátil en las más recientes noticias de hoy en día. Por ejemplo, en Inglaterra, la Cámara de los Lores recientemente votó 212 a 92 a favor de promover experimentos que intentarán clonar seres humanos aun cuando un conglomerado de líderes religiosos (católicos romanos, protestantes, judíos, musulmanes y Sijes) pidió a los políticos hacer un alto y estudiar los aspectos éticos involucrados en una empresa tan ambiciosa. Hay quienes en este país tomaríamos el mismo camino.

¿Qué es la clonación?
La palabra “clon” viene del griego klon, el cual significa “retoño”, “ramilla”. Se refiere a un método de reproducción diferente del parental o proceso sexual que es característico en la mayoría de los organismos.

Clonar un ser humano involucraría los siguientes procesos: el núcleo de la célula de una persona adulta sería removida de un cuerpo celular ordinario (por ejemplo, una célula de la piel). Ya que el núcleo de cada célula (excepto los glóbulos rojos) contiene toda la información genética (el ADN) para la formación de un ser humano completo, un núcleo extraído de un donante sería trasplantado a un óvulo no fecundado (el núcleo del cual ha sido removido). Entonces, supuestamente, el embrión trasplantado al útero “rentado” de una mujer se desarrollaría, produciendo finalmente una copia exacta de la persona cuyo ADN original proveyó la célula “iniciadora”. En teoría, mediante este método, ¡uno podría hacer cientos de copias de sí mismo!

La realidad de la clonación
Muchos todavía creen que la clonación sólo ocurre en la ciencia ficción. Por ejemplo, en 1978 Gregory Peck inició un filme llamado Los Niños de Brazil. El argumento de la historia tenía que ver con un plan tramado por un grupo de científicos Nazis suramericanos quienes desean clonar un lote de pequeños “Hitlers”.

Sin embargo, la clonación de verdad ha estado moviéndose a nuestro alrededor desde hace tiempo desde hace aproximadamente 40 años. Las ranas fueron las primeras en ser clonadas a partir de las células de un renacuajo asexual en 1952. En 1997 hubo mucho revuelo por la clonación de una oveja (“Dolly”) en Escocia.


¿Se estarán clonando humanos actualmente? No lo sé. Los científicos son capaces de manipular ciertas leyes biológicas con malos propósitos. En su valioso libro Human Cloning – Playing God or Scientific Progress? [Clonación Humana — ¿Jugando a ser Dios o Progreso Científico?] (Grand Rapids, MI: Fleming Revell / Baker Book House, 1998) el Dr. Lane P. Lester y James C. Hefley sugirieron que en una escala de uno a diez, los científicos están 9.9 involucrados en proyectos de clonación humana— ¡y eso fue hace trece años! Una cosa sabemos, que el hombre tiene la capacidad de alcanzar ciertos efectos sobrepasando sus valores éticos. Está mal concebir a un hijo fuera del vínculo matrimonial, pero esto sucede todo el tiempo. Es inmoral quitar la vida a un ser humano, pero la tecnología para hacer esto abunda en todas partes.

Las implicaciones Morales de la Clonación
Aunque aparentemente no hay ofensa a la ética cuando se clona un zanahoria o una rana, ese no es el caso con las personas. Contrario a las arrogantes aseveraciones de los Darvinianos, los seres humanos no son animales que han evolucionado de una baba biológica. Son criaturas formadas de manera especial por Dios; lo cual significa que son únicos en su naturaleza. Por lo tanto, el cristiano debe condenar la clonación de seres humanos (en el caso de que esté ocurriendo realmente) basándose en lo siguiente:

1.       En primer lugar debemos hacer la pregunta: ¿Por qué los científicos quieren clonar humanos? Ciertamente no será porque están ansiosos por crear una más grande población para nuestro planeta. Ellos constantemente protestan porque la tierra está súper poblada.

En cambio, ellos quieren crear un cierto tipo de humanos con los cuales experimentar. Es la misma mentalidad que se apoderó de Adolfo Hitler durante la espantosa edad oscura de la Segunda Guerra Mundial. En realidad, esto no se distanciaría mucho de la esclavitud. Por el momento, como una consecuencia de este proceso, miles de pequeños seres humanos serán destruidos en esta búsqueda, la cual, supuestamente mejorará la calidad de la vida humana. Difícilmente se podría imaginar una posición más ilógica.

2.       En diciembre, en la edición de 1998 de la prestigiosa revista Scientific American, apareció un artículo titulado “Cloning For Medicine” [Clonar para la Medicina]. El autor, el Dr. Ian Wilmut, quien está asociado con el Roslin Institute cerca a Edinburgh, Escocia (donde clonaron a “Dolly”), argumentaba a favor de la clonación de embriones humanos. La base de esta manera de razonar era que esto sería útil en la investigación para el tratamiento de ciertas enfermedades (por ejemplo, el SIDA, el Parkinson, la diabetes, etc.). Él argumentaba su posición sobre la base que las células embrionarias no han comenzado a diferenciarse, el sistema nervioso no se ha desarrollado suficiente para sentir dolor, o para percibir el ambiente, etc.

Por otro lado, el Dr. Wilmut alegaba que no era éticamente aceptable clonar seres humanos adultos. Sin embargo, sus estándares son puramente arbitrarios. ¡Estos científicos serían dioses! El desarrollo del humano en el útero es algo de grados (crecimiento); no es un avance evolucionario donde una “clase” de organismo cambia a otro.

3.       Cualquier arremetida contra un ser humano, sin importar su etapa de desarrollo, es finalmente también contra Dios. La primera legislación formal contra el asesinato estaba basada en la verdad que las personas son “imagen de Dios” (Gén. 9:6; comp. 1:26-27). La implicación de eso claramente es lo siguiente: destruir arbitrariamente a un ser humano, es decir, sin el permiso del Dador de la vida (vea Hch. 17:25), ¡es una usurpación contra el mismísimo Creador!

4.       Los seres humanos están diseñados para ser parte de una relación familiar— involucrando a un padre y madre que les amen. La unidad en “familia” existió desde el primer día de la existencia del hombre sobre la tierra (Gén. 2:18ss; 4:1). Los hijos han de llegar a este mundo como parte de este esquema protector y estable. Nunca ha sido la intención de Dios que las personas sean desarmadas como las piezas de una máquina. Este es un principio tan fundamental como para que lo reconozca hasta el más insensato de los hombres.

¡Clonar humanos sería una atrocidad moral!
En conclusión, felizmente reconocemos los siguientes puntos. Los argumentos expuestos anteriormente tienen su base en las siguientes premisas.

·         Hay un Dios que ejerce su soberanía sobre la familia humana.
·         Él ha revelado Su voluntad al hombre en aquella serie de documentos a la que llamamos Biblia.
·         Esas inspiradas piezas de literatura contienen principios mediante los cuales la moralidad de las acciones humanas serán aprobadas o condenadas.

Si alguien no acepta la proposición que un Ser moral supremo ha regulado la conducta humana, y que ha revelado un código con tal fin en un cuerpo objetivo de revelación, tal persona anda por la vida sin un norte moral preciso.

De la misma manera, si alguien se suscribe a la línea que considera al hombre “su propio dios”, con la libertad de hacer lo que le antoje en sus fantasías, no hay nada que lo detenga en la arena de la experimentación humana. La vida se convierte en una baratija, una comodidad prescindible. Ciertamente la vida humana degenera en una pesadilla de proporciones inimaginables.

¿Estamos preparados para esa eventualidad? Ω

lunes, 16 de abril de 2012

¿Por qué la gente cree en la Evolución?

La más insidiosa y peligrosa ideología que se ha enganchado en la mente del hombre moderno es la noción que los seres humanos no son más que animales, y descendientes de otras criaturas aún más primitivas. Es conocida como la teoría de la evolución orgánica. Este concepto ha sido reflejado en años recientes en volúmenes como los de Phil Donahue, The Human Animal (1986), y en la anterior producción, The Naked Ape [El Simio Desnudo] (1967), (como hombre fue protagonizada) por el zoólogo Desmond Morris.

Trágicamente, millares y millares de personas han ingerido, en más grandes o en menores cantidades (algunas veces hasta con sabor religioso) este inicuo dogma. Pero ¿por qué? ¿Han analizado intelectualmente el asunto, y de este modo, basándose en una sólida evidencia y argumento, han aceptado este punto de vista? No, en absoluto. En cambio, este concepto ha calado tan fácilmente por una variedad de razones emocionales.

En 1974 Marshall y Sandra Hall publicaron un libro titulado La Verdad: ¿Dios o Evolución? En el prefacio de este excelente volumen el autor da una lista con varias de las razones por las cuales la teoría evolucionista ha sido abrazada por muchos. Con todo el crédito para ellos por los pensamientos fundamentales de este estudio, me gustaría expandir la discusión.

LAVADO DE CEREBRO
Desde la publicación de El Origen de las Especies por Charles Darwin (1859) ha habido una campaña masiva para inundar el “mercado intelectual” con propaganda evolucionista. Aunque esas ideas no tuvieron su origen en Darwin, él popularizó la evolución como ningún otro. Su libro vendió 1, 025 copias el primer día de su lanzamiento.

Otro hito significativo fue el famoso juicio Scopes, conducido en Dayton, Tennessee en julio de 1925. John Thomas Scopes, un hombre de veinticuatro años, era un maestro de Ciencias de secundaria quien se había propuesto violar la ley Butler de Tennessee la cual prohíbe la enseñanza de cualquier teoría que sostenga que el hombre desciende de alguna forma de vida inferior. El caso entero fue “amañado” pero reunió a William Jennings Bryan (demócrata nominado tres veces a la presidencia), quien voluntariamente representó al estado, y al famoso abogado defensor de los criminales, Clarence Darrow, quien defendía a Scopes. El juicio, el primero transmitido por radio, atrajo la atención nacional hacia el tema de la creación vs la evolución. Como resultado de ese encuentro, el concepto del creacionismo fue cayendo bajo una luz desfavorable, y el dogma evolucionista ganó considerable respetabilidad, aunque cierto es que inmerecida.

Sin embargo, desde ese tiempo, la teoría de la evolución ha acelerado su aceptación mediante el sistema de enseñanza pública. Hoy, existe una intensa campaña para el adoctrinamiento en la evolución, y millones la han absorbido en sus mentes.

INTIMIDACIÓN
De la mano con el lavado de cerebro está el impacto de la intimidación. Supuestamente, la doctrina evolucionista cuenta con el apoyo de la “ciencia”. En 1966, H. J. Muller, un prominente genetista, circuló una declaración firmada por 177 biólogos. La misma aseguraba que le evolución es una “ley científica” la cual está tan firmemente establecida como la redondez de la tierra.

Ya que la mayoría de nuestros amigos quieren ser vistos como “personas de alta educación” y como les han hecho creer que “todas las personas con estudios profesionales creen en la evolución”, ellos han desertado hacia el campo Darviniano. La mayoría de estos individuos no podría citar un solo argumento en defensa de la evolución; sencillamente creen que es un hecho “porque los científicos así lo han dicho”.

Por el contrario las personas informadas sabrían que:

La Evolución no es una ley científica
La “Teoría” de Darwin en realidad es una hipótesis la cual es inaceptable para el método científico (observación, experimentación y verificación).

Desacuerdo científico
Hay numerosas leyes, por ejemplo, la ley de la termodinámica, de la genética, etc., las cuales contradicen las aseveraciones evolucionistas.

La Evolución es “pseudo-ciencia”
Muchos científicos alegan que el dogma evolucionista es auténtica ciencia. El evolucionista Robert Jastow, por ejemplo, ha concedido que la creencia en un origen accidental de la vida es “un acto de fe” al mismo nivel de la fe en el poder de un Ser supremo (Until the Suns Dies [Hasta que el Sol Muera] New York: Warner Books, 1977, p. 52).

Theodore N. Tahmisian, un físico nuclear que forma parte de la Comisión de Energía Atómica ha dicho:

Los científicos quienes emprenden la tarea de enseñar que la evolución es un hecho de la vida, son grandes embaucadores, y la historia que están contando podría convertirse en la más grande estafa de todos los tiempos. Al explicar la evolución no tenemos ni una jota de evidencia… es un revoltijo de juego de adivinanzas y de identificación de figuritas. Si la evolución ocurrió, fue algo muy distinto de aquello que se está enseñando ahora (Fresno Bee, Agosto 20, 1959).

Por consiguiente, para nada es necesario ceder a las presiones de los intimidadores evolucionistas. No debemos dejar que nos intimiden, debemos ser más agresivos, demandando de aquellos cuya confianza está en la evolución que argumenten su caso lógicamente.

CONFUSIÓN RELIGIOSA
Algunos han dirigido su confianza hacia la ideología evolucionista porque les repele el estado confuso (y hasta cruel) del mundo religioso. Los religiosos han sacrificado a sus hijos antes sus “dioses” (comp. Jer. 19:5). En el lejano oriente la cobra es adorada como una deidad. Los “cristianos” (supuestos cristianos) han estado en guerra contra los devotos del Islam.

Los católicos alegan que el pan y el vino mágicamente se convierten en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, mientras que los protestantes alegan que no es así. Algunos contienden que el bautismo debe realizarse por “inmersión”, mientras otros creen que la “aspersión” o el “rociamiento” son suficientes. Y un punto de vista muy particular asegura que hay “tres modos” para el “un bautismo” de Efesios 4:5 (comp. Wycliffe Bible Dictionary, Peabody: MA: Hendrickson, 1998, p. 201).

La desunión ha llevado a muchos al desencanto con la religión en general, lo cual incluye una rebelión contra la revelación divina. Esto, por supuesto, es lo que Jesús indicó. El exhortó a quienes profesaban lealtad a Él que fueran “uno” de manera que el mundo pudiera “creer” (Jn. 17.20-21); de esta manera el Señor implicó que la desunión produciría el efecto contrario, es decir, la incredulidad.

Pero las personas deben darse cuenta que apartarse de lo original no niega la autenticidad de lo original. El estado dividido de la “cristiandad” no autentica la evolución. La verdad del asunto es que los mismos evolucionistas están tan divididos como los religiosos.

Por ejemplo, Sir Francis Crick, co-descubridor del ADN, contendía que la vida biológica evolucionó aquí en la tierra. Por otro lado, Sir Fred Hoyle ha argumentado que “la generación espontánea” ¡ocurrió en el espacio exterior! Algunos Darvinianos especulan que los procesos evolutivos han ocurrido muy gradualmente, en millones de millones de años. Supuestamente esto explica la falta de formas transicionales en el registro fósil. Otros (por ejemplo, Richard Goldschmidt, y más recientemente, Stephen Gould de Harvard) sugieren que la evolución ha procedido rápidamente, casi a ratos.

Hay un desacuerdo en términos generales entre los abogados de la evolución. Por consiguiente, aquellos que han huido de la religión por la división que hay en ella, no han hallado un paraíso en el Darvinismo.

UN MUNDO DE DESORDEN
Muchos sienten que nuestro panorama mundial, el cual está caracterizado por la brutalidad y el sufrimiento, es más consistente con la noción de Darwin de un principio “sobrevive el más fuerte” acerca de nuestra violencia, que la noción de que este mundo está bajo el cuidado de un Dios benevolente. Pudiera darse crédito a este argumento si no hubiera una explicación racional para los males de este mundo.

Pero la verdad es, se puede presentar un caso convincente para la proposición que las tragedias de la vida son el resultado de la rebelión del hombre contra su Creador; y las consecuencias negativas han sido permitidas como un proceso educativo  para el bienestar de la familia humana. Podríamos enumerar muchas lecciones positivas que se extraen del sufrimiento.

Pero hay otro asunto a considerar. Mientras que el creyente tiene alguna base para explicar la presencia del “mal” en un manera consistente con la existencia de un poderoso y benevolente Dios, el evolucionista no tiene una explicación razonable en cuanto a por qué hay una sensibilidad humana dentro del hombre la cual juzga que algunas cosas están “mal” y otras están “bien”. ¿Cómo puede un simple paquete de “materia”, el cual, según el ateísmo es la suma del hombre, llegar a un juicio moral, racional, con respecto a este fenómeno llamado “el mal”? El problema del “mal” es más desafiante para los evolucionistas que para los creacionistas.

EVIDENCIA TANGIBLE
Muchos amigos están impresionados con el caso evolucionista debido a que el mismo está respaldado, según ellos, por evidencia tangible, mientras que la religión pareciera vivir en un mundo de ensueño, surrealista. Después de todo, los científicos tienen “fósiles” para proba su caso, ¿no?

Este argumento es excepcionalmente engañoso por las siguientes razones:

Todos los fósiles recuperados hasta el momento representan menos del 1% de la evidencia potencial, según David Raup del Chicago’s Field Museum (Museum Bulletin, Enero, 1979, p. 50).

No se ha descubierto un solo fósil que claramente descubra un vínculo entre los diferentes “tipos” de organismos básicos.

Toda la evidencia fósil está sujeta a interpretación; y aun los evolucionistas disputan acerca de estos datos.

Por ejemplo, cuando Donald Johanson y sus colegas descubrieron unos cuantos huesos fragmentados a los cuales pusieron el apodo “Lucy” en 1974, ellos alegaron que esta pequeña criatura caminaba en dos patas, y estaba en el proceso de convertirse en humana. Sin embargo, numerosos evolucionistas se opusieron drásticamente a esto. Para estudiar este caso en detalle referimos al lector a la revista Christian Courier de 1986 publicada por Wayne Jackson, California, EE.UU.

Pero los creyentes en la Biblia no están sin evidencia "tangible” en la defensa de su caso. Se han hecho numerosos descubrimientos arqueológicos que apoyan la historicidad de las Escrituras.

Entonces, si se puede hacer un caso general para la autenticidad de los datos bíblicos, uno puede considerar que sus afirmaciones con respecto al origen de la vida humana también son auténticas.


ESCAPANDO DE LA RESPONSABILIDAD
Otra razón por la que muchos aceptan fácilmente a la evolución como explicación de la existencia humana, es que esto les permite “cortar con” la idea que hay Dios, y por eso serían libres de cualquier responsabilidad moral y religiosa. Así que ellos se convierten en sus propios “dioses”, y escriben sus propias reglas. Richard Dawkins dice que “Darwin hizo posible que alguien sea un ateo realizado intelectualmente” (The Blind Watchmaker, New York: W.W. Norton, 1986, p. 6).

Este punto de vista fue ilustrado vívidamente hace algunos años cuando Clarence Darrow habló de los prisioneros de la cárcel Cook County de Chicago. Escúchelo.

No creo que haya alguna clase de distinción entre las condiciones morales reales y la gente dentro y fuera de una cárcel. Unos son tan buenos como los otros. Las personas aquí ya no pueden dejar de ser aquí lo que son las personas que están allá afuera. No creo que estas personas estén en la cárcel porque lo merezcan. Ellos están en la cárcel simplemente porque no pueden evitarlo en vista de las circunstancias  las cuales están más allá de su control y por la cuales ellos no son responsables de ninguna manera (Arthur Weinberg, Attorney For The Damned, [Defensa para los Condenados] New York: Simon & Schuster, 1957, pp. 3-4; énfasis mío).

Esta declaración descabellada revela cuál es la motivación de algunos evolucionistas.

CONCLUSIÓN
Las personas no creen en la evolución porque fueron guiadas hasta allí por evidencia sólida. Ellos se han unido a la comunidad Darviniana debido a factores superficiales, emocionales y personales. Sólo se engañan a sí mismos cuando creen que lo hacen por otros motivos. Ω

jueves, 12 de abril de 2012

¿Cuándo comienza la vida humana?

¿Cuándo comienza la “personalidad” humana? Se han ofrecido varias respuestas a esta pregunta, dependiendo de qué individuo la responde, y de su convicción filosófica o religiosa. La pregunta no se puede responder desde una perspectiva estrictamente “científica”, pues la ciencia no puede determinar nada relacionado con el “espíritu” humano, mucho menos cuándo por su concesión inicia una “persona”.

ALGUNAS TEORÍAS
Algunos alegan que la entidad resultante de la concepción no es una “persona humana” hasta cierto tiempo después del nacimiento, cuando esto se puede certificar por medio de [la correcta práctica de] la genética. Esa era la posición del premio Nobel Sir Francis Crick, un escéptico que negó incluso que los seres humanos poseyeran alma (Howard y Rifkin, 81).

Un punto de vista que comparten algunos es que el feto llega a ser humano en el nacimiento. Aquellos que apoyan el “aborto parcial en el nacimiento” no tienen escrúpulos para matar a un niño siempre y cuando su cuerpo delgado aún esté dentro del canal de nacimiento.

Muchas autoridades médicas seculares argumentan que la viabilidad es el comienzo de una “persona humana”. Generalmente se define viabilidad como la más corta duración de embarazo luego de la cual un niño que nace prematuramente tendría oportunidad de sobrevivir. Esto abarcaría un rango de 20 a 27 semanas.

Los eruditos conservadores dentro del esquema de la “cristiandad” contienden que la persona comienza en la concepción. En abril de 1981, un reconocido panel de genetistas y médicos atestiguaron ante el Comité Judicial del Senado con referencia a la naturaleza del organismo del ser humano el cual se produce mediante la unión de un óvulo y el esperma.

El Dr. McCarthy de Mere, un doctor en medicina y profesor de leyes en la Universidad de Tennessee, testificó así: “El momento exacto en el cual empieza la personalidad y el cuerpo humano es en la concepción”.

Conocido como “el padre de la genética moderna”, el Dr. Jerome Lejeune dijo a los juristas: “Aceptar el hecho que después de la fertilización ha tomado lugar un nuevo ser humano ya no es un asunto de gusto o de opinión… es una clara evidencia experimental”.

Considere el testimonio del mundialmente reconocido genetista Theodosius Dobzhansky, un ateo: “Un ser humano comienza su existencia cuando un espermatozoide fertiliza un óvulo”. Hasta el fallecido Isaac Asimov, apasionado enemigo de la Biblia, concedió que “el ser humano comienza a existir tan pronto el óvulo es fertilizado”. Ninguno de estos hombres creía en la existencia del “alma”; sin embargo, reconocieron que el momento de la unión del esperma con el óvulo es el comienzo de una persona humana.

Destruir deliberadamente un embrión humano es quitarle la vida a un ser humano.

UNA ALEGACIÓN RECIENTE
Recientemente me he puesto a analizar una teoría defendida por algunos la cual sostiene que nadie puede probar que el “espíritu”, que concede Dios, entra en el preciso momento de la unión del esperma con el óvulo, que es más probable que el espíritu entre cuando éste se implanta en el útero.

No hay en absoluto alguna evidencia bíblica para defender esta posición. El alegato simplemente es: nadie puede probar que el “espíritu” sea concedido en el momento de la unión del esperma con el óvulo, es decir, en el momento de la concepción.

En vista de esta posición, estas preguntas, diseñadas para enfocar el tema, seguramente son las apropiadas. (a) ¿El embrión pre-implantado algo viviente o no-viviente? (b) ¿El embrión es humano o no-humano? La respuesta a la primera pregunta es demasiado evidente como para entrar en más discusión. La respuesta a la segunda es similarmente evidente. Ciertamente el embrión no es un pez, reptil, ave o bestia; ya plenamente desarrollado no será algo más que un hombre o una mujer. (c) ¿El embrión humano es persona o no-persona? Si uno responde que es algo no-persona, ¿sobre qué base haría esa afirmación? La proposición debe estar sustentada por evidencia si va a ser afirmada.

LA CONSECUENCIA DE LA ENSEÑANZA
Repercute esta deducción necesaria: si los embriones humanos “no son personas” antes de la implantación, entonces son apropiados candidatos para la experimentación o para cualquier propósito utilitario, por ejemplo, para la investigación de las células madre, y la exterminación, ¡todo según el antojo de los científicos! Hay aproximadamente 400,000 embriones humanos congelados ahora mismo esperando un futuro incierto. ¿Qué clase de cristiano puede vivir con esta conclusión?

En el curso de mi lectura cuidadosa de la teoría bajo cuestionamiento, me he percatado que quienes defienden esta postura evidentemente están motivados por el hecho que existen procedimientos de control de natalidad que están diseñados para destruir el óvulo fertilizado antes que éste alcance el útero. Así que, si pudiera demostrarse que el embrión no es una persona humana hasta la implantación, el procedimiento de eliminación previo a este evento podría tener justificación. Contendemos que esta posición es falaz.

PERSONA VS CASA
Con la unión del espermatozoide y el óvulo, una nueva entidad viviente es formada la cual, en su microscópica sustancia genética, consiste de todo lo que ella será genéticamenteSi es sustentada con agua, oxígeno y nutrición. La implantación en el útero es comparable a una casa que ha sido diseñada para facilitarle las cosas al residente.

Tiene tan poco sentido argumentar que el bebé no es una persona  hasta que entre a la casa en la cual vivirá, como lo es alegar que el embrión no es una persona hasta que llegue al útero. ¿Es permisible practicar el infanticidio cuando el niño está camino a casa, pero no cuando ya está en ella?

EVIDENCIA BIBLICA ANTIGUO TESTAMENTO
Como hemos observado anteriormente, la “ciencia” no puede hablar de la cuestión del “espíritu”, pues el espíritu no es una entidad material. Por otro lado, para aquellos que respetan el testimonio de las Escrituras, si hay alguna luz que pueda enfocarse sobre el asunto del espíritu, seguramente estará dentro las páginas de la literatura sagrada. ¿Hay información bíblica que provea ayuda al respecto? Sí. Los escritores bíblicos dan por hecho que la personalidad humana empieza en la concepción.

El Antiguo Testamento hebreo usa la palabra zera’ (simiente) tanto literal como figurativamente. En un sentido literal puede usarse para referirse a una semilla plantada en un campo. “El uso metafórico más frecuente de zera’ (simiente) es para emplearlo como designación de la simiente humana, es decir, de los descendientes y la estirpe (VanGemeren, 1152). La palabra puede usarse para referirse a un individuo, como en el caso de la venida del Mesías (Gén. 3:15), la gente de la nación de Israel (Gén. 15:5; 22:18), o proféticamente, para los cristianos (Sal. 22:30; Isa. 53:10; comp. “hijos” Heb. 2:13).

Ahora bien, aquí hay un punto importante. En Números 5:28 se dice que una mujer “concebirá hijos” (Nota al pie: Lit. simiente, New American Standard Bible). Lo que ella concibe no es “algo” que luego se convertirá en un hijo; ya es un hijo.

David declaró: “En pecado me concibió mi madre” (Sal. 51:5). Los calvinistas pervierten este texto en un intento por demostrar que hay lo llaman ‘pecado original’; malinterpretan la naturaleza hiperbólica del lenguaje (comp. Job 31:18; Sal. 22:10). Aparte de esto, el texto claramente indica que David se consideraba a sí mismo una persona (“me”) desde el momento de su concepción.

En el Salmo 139 David describió el cuidado de Dios hacia él aún en las etapas más tempranas de su desarrollo. Él decía: “Tus ojos vieron mi embrión” (v. 16). La expresión hebrea claramente indica “el embrión no desarrollado” (Kirkpatrick, 789; cf. Kidner, 466). El “embrión” existe antes de la implantación.

EVIDENCIA BIBLICA NUEVO TESTAMENTO
Una palabra griega correspondiente a la zera’ del Antiguo Testamento es sperma (simiente). Se encuentra 217 veces en el Antiguo Testamento griego (La Septuaginta; LXX), y 44 veces en el Nuevo Testamento. También, se emplea metafóricamente para una persona; y esta “simiente” (persona) comienza en la “concepción” (vea Heb. 11:11, [Notas al pie: Lit para depositar la simiente, Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy).

Tanto a Elizabet como a María se les dijo que ellas “concebirían” un “hijo” No un mero tejido (Lc. 1:36). Difícilmente habrá quien niegue que “hijo” en este contexto indique una persona.

Santiago escribió: “El cuerpo sin el espíritu está muerto” (2:26). El texto sugiere (por implicación) que el espíritu está presente desde el mismísimo momento en el que hay un ser viviente. Ese pequeño “cuerpo” empieza en la concepción. Pero ¿es correcto considerar un embrión como un “cuerpo”? ¿Cómo se puede definir a un ser humano?

Para el tiempo en el que el embrión llega al útero, ya ha desarrollado un conglomerado de unas 50 a 150 células. Este pequeño organismo exhibe todas las características de un ser viviente.

·         Posee movimiento independiente.
·         Experimenta crecimiento real, la multiplicación de células.
·         Responde a estímulos externos.
·    Es capaz de metabolizar, es decir, desglosa productos fuera de sí mismo para producir energía.

El hecho es que ser tan pequeño no deshace en ninguna manera la realidad de que es un ser viviente.

Esta información, combinada con la afirmación de Santiago, es un contundente argumento a favor de la presencia de un “espíritu” o “alma” en esa persona. La ecuación divina es esta: cuerpo – espíritu = un cadáver. Cuerpo + espíritu = un ser viviente. Clasificar este proceso de razonamiento lógico como una simple “suposición”, como hacen algunos, ¡es increíble! Es una inferencia lógica, no suposición.

OBJECIONES INVÁLIDAS
Como hemos mencionado anteriormente, luego de analizar las declaraciones de aquellos que justifican la destrucción del embrión antes de la implantación, estoy convencido que la motivación primordial detrás de esta posición es o: (1) la culpa por haber autorizado métodos de control de natalidad que abortan el embrión, o (2) el deseo por defender una práctica que se percibe como un método conveniente para el control de natalidad. Algunos argumentan de la siguiente manera:

1.       Si todos los embriones tienen espíritu y
2.       Los anticonceptivos abortan embriones,
3.       Entonces, los anticonceptivos matan embriones con espíritu, o sea, personas.

El “silogismo” está construido incorrectamente. Si se va a llegar a esa conclusión, la premisa menor (2) debe leerse así: “Todos los anticonceptivos orales matan embriones”. Eso no ha sido probado. Un anticonceptivo diseñado para destruir un embrión es inmoral. En cambio uno que esté diseñado para evitar la ovulación no lo es. Una esposa debiera estar bien informada acerca de la naturaleza de las píldoras que toma.

Otro argumento que se está empleando está relacionado con lo que se conoce como “Defecto de la Fase Lútea” (DFL), el cual se cree que ocasionalmente interfiere con la implantación de los embriones durante el período de amamantamiento postparto. Increíblemente, algunos aseguran que Dios “creó a la mujer de tal manera que ésta causara el DFL” y por lo tanto esta destrucción de un embrión es evidencia que el espíritu no está presente. ¿Y qué pasa con las “abortos espontáneos” después de la implantación? ¿Estos trágicos sucesos sugieren también que el feto no es una persona humana, de modo que el aborto es permisible en cualquier punto del embarazo?

La realidad es, el efecto DFL es un “desorden”, un “defecto”— no algo diseñado divinamente. Así uno podría argumentar que el cáncer y los infartos son diseñados divinamente. El cuerpo humano es propenso a muchas enfermedades como consecuencia de los efectos prolongados del pecado. Los desórdenes como éste y la muerte son atribuidos a Satanás (Lc. 13:16; Jn. 8.44b), no a Dios. ¿El hecho que las enfermedades quitan vidas es un argumento a favor de que alguien mate a su vecino con impunidad?

CONCLUSIÓN
Es inconcebible que los hombres que dicen representar a Jesucristo aboguen por la destrucción deliberada de un embrión como un acto moral que lleva la aprobación de Dios. Aun los buenos hombres pueden ser confundidos por las artimañas de la sociedad. Esa es una trágica realidad. Que quienes pretenden ser abogados de la causa cristiana estudien cuidadosamente y razonen lógicamente.

BIBLIOGRAFIA
  • Asimov, Isaac (1963), The Genetic Code (New York: Orion Press).
  • Dobzhansky, Theodosius (1965 ed.), Evolution, Genetics, & Man (New York: John Wiley & Sons).
  • Howard, Ted and Jeremy Rifkin (1977), Who Should Play God? (New York: Dell).
  • Kidner, Derek (1975), Psalms 73-150 (Downers Grove, IL: Inter-Varsity Press).
  • Kirkpatrick, A.F. (1906), Psalms (Cambridge: University Press).
  • VanGemeran, Willem A. (1997), Dictionary of Old Testament Theology & Exegesis (Grand Rapids: Zondervan), Vol. 1.

sábado, 7 de abril de 2012

¿Es la lujuria (codicia) lo mismo que "fornicación" y es causal para el divorcio?

La palabra “fornicación” deriva del término griego porneia, el cual es parte de un grupo selecto de cinco palabras que juntas aparecen cincuenta y cinco veces en el Nuevo Testamento. La forma sustantiva se encuentra veinte veces, predominantemente en las cartas de Pablo. La palabra es genérica en cuanto a su alcance ya que se refiere a una variedad de actos físicos sexuales entre dos personas que no están casados legítimamente. El objetivo de este artículo será establecer que cuando el término fornicación, y el término relacionado “adulterio” (moicheia), se usan literalmente, son actos físicos que constituyen la razón exclusiva por la cual puede haber un divorcio y un posible nuevo matrimonio.

En la versión griega del Antiguo Testamento (LXX), se usa una forma de porneia, para hacer referencia a Tamar, con quien Judá había tenido relaciones sexuales creyendo que ella era una “ramera” (Gén. 38:15; comp. v. 24). En la antigua Babilonia se creía que tener sexo aseguraba una cosecha fértil. Heródoto, el historiador griego, nos habla del requerimiento anual para todas las mujeres vírgenes de sacrificar sus cuerpos en “fornicación” ante un extranjero en el templo de la diosa Afrodita (Rawlinson 1952, 1.199).

Sin embargo, en la mayor parte del contenido del Antiguo Testamento, los términos “fornicación” y “adulterio” se emplean simbólicamente para ilustrar las acciones del pueblo israelita el cual rompió su “pacto” con Jehová adorando ídolos (comp. Ez. 16:26, 29; Os. 1:2).

La unión sexual con una persona casada (con quien uno no tiene derecho a la intimidad) es fornicación y adulterio (comp. 1 Cor. 5:1). Todo adulterio también es fornicación; no toda fornicación es adulterio (comp. 1 Cor. 7:2). La diferencia técnica entre fornicación y adulterio se implica en las listas de pecados, donde se incluye ambos términos (comp. 1 Cor. 6:9).

Entonces, específicamente, fornicación es cualquier “unión sexual ilícita” (Danker y Bauer 2000, 854), sea un intercambio hombre-mujer, una acción homosexual (comp. Jud. 7), pedofilia, o sexo por dinero, como en la prostitución (Brown 1975, 497). La forma plural, “fornicaciones” (1 Cor. 7:2) insinúa  que hay varias formas en las que se comete este horrible pecado.

Debo añadir este punto. Las versiones bíblicas que traducen el término porneia más genéricamente (por ejemplo, inmoralidad sexual) están confundiendo al lector. Hay varias formas de inmoralidad sexual (por ejemplo, exponer el propio cuerpo con ropa muy provocativa) que no todas encajan bajo la definición de fornicación, aunque claramente son pecaminosas.

¿ES “FORNICACIÓN” LA LUJURIA?
Recientemente algunos han alegado que “la lujuria” [codicia] cae dentro de la categoría de fornicación/adulterio. Por consiguiente, si una persona casada descubriera que su conyugue ha leído un libro o visto fotos/videos que contienen actividad sexual explícita, la suposición es que el ofensor ha caído en lujuria [codicia], por lo tanto ha cometido adulterioaunque no ha habido ningún contacto físico con otra persona. Por lo tanto, el transgresor puede ser justamente repudiado según Mateo 5:27-28; la víctima inocente tendría la opción de entrar a nuevas nupcias. El texto dice así:

Habéis oído que se dijo: “NO COMETERÁS ADULTERIO”. Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Un breve análisis de este pasaje es lo que ofrecemos a continuación.

Cristo citó uno de los diez mandamientos, “No cometerás adulterio” (Éx. 20:14). Claramente esto se refiere a un acto sexual físico de alguien que viola un pacto matrimonial. Pero el Salvador expande el alcance moral al dirigirse a la disposición mental que guía a alguien a cometer el acto físico.

Él habla de un hombre que mira detenidamente (el verbo está en la forma del tiempo presente) a otra mujer que no es su esposa con un deseo sustancial de estar sexualmente con ella. Este no es un ligero vistazo. La persona lujuriosa está haciendo mentalmente lo que él (o ella) casi seguramente haría físicamente, si se diera la oportunidad. Un erudito observa:

Los cristianos deben reconocer  aquellos pensamientos y acciones que mucho antes de que acontezca un pecado sexual crean la posibilidad de una auténtica tentación, y deben tomar acciones urgentes para evitarlos (Blomberg 1992, 109, énfasis añadido).

Un pecado en el “corazón” es serio, pero no tiene la equivalente consecuencia temporal que un acto físico tiene. El profesor Robert Mounce indicaba que “el acto del adulterio” tiene “muchas más serias consecuencias sociales” (por ejemplo, la muerte bajo el sistema Mosaico Lev. 20:10) que la codicia [lujuria], aunque ambos, el deseo y el acto son pecaminosos (1991, 46). La “lujuria” es “de la misma naturaleza” que el acto, pero no es el acto mismo (Nixon 1970, 823). F. F. Bruce expresó lo obvio, cuando observó que “el pensamiento lujurioso” no tiene condena “de ningún código o corte terrenal” (1977, 25).

Una nota adicional merece nuestra consideración. Algunos eruditos contienden que es gramáticamente posible que la frase usualmente traducida “para codiciarla” pueda transmitir el sentido de “que se da a codiciar” (Carson 1984, 151; Blomberg 1992, 108-109). Esto pondría una pesada responsabilidad sobre aquella que provoca la lujuria, al igual que sobre la persona que incurre en ella. ¿Cómo deja esto a una mujer que pretende divorciarse utilizando la lujuria como causal, pero ella misma exhibe su cuerpo semidesnudo en la playa? Ciertamente muy mal, sin mencionar su pésima exégesis.

En vista de los factores considerados, proponemos nuevamente una pregunta crucial. ¿Es la “codicia” de Mateo 5:28 el equivalente consecuencial del acto físico del adulterio, y por eso es una causal para divorciarse y volverse a casar de parte de la víctima inocente? Creemos que la respuesta es un rotundo “No”. La falacia de esta posición se puede demostrar persuasivamente.

LA CONSECUENCIA DEL ARGUMENTO “LUJURIA=FORNICACIÓN”
1) En el contexto inmediato Jesús hizo una comparación entre la ira y el asesinato (5:21-22), igual que la que hizo entre la codicia y el adulterio. J. A. Alexander observó que los principios involucrados en las dos situaciones son “idénticos” (1861, 141). Si el razonamiento reflejado en el argumento que estamos analizando fuera un argumento válido, ¿no sería el caso que tanto el asesino como quien se enoja contra su hermano debieran estar sujetos al mismo castigo temporal (prisión o pena de muerte)  por parte de la autoridad civil? Por otro lado, el Nuevo Testamento reafirma que “aborrecer” a un hermano, en algún sentido, es equivalente de asesinarlo (1 Jn. 3.15), pero nadie alega que la ira deba recibir el mismo trato que el asesinato.

2) Si el término “adulterio” en Mateo 5:28 debe ser tomado literalmente ¿debería serlo también el remedio subsiguiente? (a saber, sacarse el ojo y amputarse la mano). Claramente Cristo está tratando con actos mentales que, como males que son en sí, aun así no se equiparan al nivel que tienen el asesinato y el adulterio físico, pero que son, en principio, pecados serios. Ciertamente hay un vínculo entre lo que hay en el corazón y lo que luego se manifiesta en las acciones (comp. Mr. 7:21-23). La codicia, cuando “concibe”, da a luz el pecado (Stgo. 1:15), es decir, un pecado de una consecuencia más grave.

3) Si una persona en este escenario de lujuria/adulterio se entretiene con pensamientos impuros, y el objeto de esa lujuria actúa de una manera que provoca la lujuria, ¿no sería lógico que las parejas de ambas partes del que codicia, y de la codiciada tendrían el derecho a divorciarse y volverse a casar? ¿Puede un estudiante serio de la Biblia ignorar que esta controversia codicia/adulterio lo enreda a uno en cierta masa de confusión con respecto a cómo descifrar los estados mentales y los niveles de culpabilidad de los supuestos trasgresores?

MATEO 19:9
El uso de literatura, filmes obscenos y similares, dentro de cualquier contexto es pecaminoso. Pero este tipo de perversión cae muy probablemente bajo la categoría de lascivia, “un término comprensivo” que puede abarcar varias aberraciones sexuales (vea Thayer 1958, 79-80; Balz y Schneider 1990, 169). El uso de pornografía ciertamente es un “adulterio” en el corazón. Sin embargo, no era lo que Jesús tenía en mente como la base para el divorcio en Mateo 19:9. En ese contexto Cristo incuestionablemente tenía en mente el acto físico sexual lo cual es evidente por el hecho que (a) Él justamente acaba de hablar acerca del hombre y la mujer siendo “una sola carne” en el matrimonio; y (b) seguido a esto habló acerca del estado de un “eunuco”.

Un principio fundamental de interpretación bíblica es que las palabras deben interpretarse literalmente a menos que haya una razón de peso para asignarle un sentido figurado. El término “adulterio” no se empleó en sentido metafórico en Mateo 19:9. Sin embargo, en Mateo 5:28 el “adulterio” en el corazón es una metáfora para el deseo perverso (Danker y otros, 2000, 509; comp. Ro. 1:24).

Hay otro ejemplo. La “amistad” con el mundo, en cierto sentido, puede considerarse un “adulterio”  (comp. Stgo. 4:4), pero la mundanalidad por sí sola no es una causal para el divorcio y nuevas nupcias. Suponga que una mujer reclamara: “Mi esposo es un hombre muy mundano. Se emborracha y pierde todo el dinero de la casa jugando. La amistad con el mundo es ‘adulterio’. Por lo tanto tengo causal para divorciarme de él”. ¿Podemos ver que esta señora ha impuesto un sentido al texto que nunca estuvo en la intención del escritor sagrado? Es un error tomar un uso figurativo de la palabra adulterio, y llevarla a un texto que discute una relación literal.

Si alguien va a formular el tipo de argumento que estamos revisando con respecto a Mateo 5:28, y presionar al lenguaje metafórico para hacerlo literal, tal persona estaría obligada a contender que la persona que fornica con una prostituta, y así llegar a ser “una sola carne” con ella (1 Cor. 6:16), está “casada” con esa persona inmoral, y debe permanecer en esa unión. ¡Increíblemente, unos cuantos ineptos han intentado sustentar precisamente esta posición! Pero esto es absolutamente descabellado.

Es un serio error interpretativo forzar un significado literal en una expresión que obviamente se usa figuradamente. Ω

BIBLIOGRAFIA
  • Alexander, J.A. 1861. The Gospel According to Matthew. London, England: James Nisbet.
  • Balz, Horst and Schneider, Gerhard. 1990. Exegetical Dictionary of the New Testament. Vol. 1. Grand Rapids, MI: Eerdmans.
  • Blomberg, Craig L. 1992. Matthew – The New American Commentary. Nashville, TN: Broadman.
  • Brown, Colin, ed. 1975. The New International Dictionary of New Testament Theology. Vol. 1. Grand Rapids, MI: Zondervan.
  • Bruce, F.F. 1977. Matthew – Daily Devotional Bible Commentary. Vol. 3. Arthur Cundall, ed. Nashville, TN: Holman.
  • Carson, D.A. 1984. Matthew – The Expositor’s Bible Commentary. Frank Gaebelein, ed. Grand Rapids, MI: Zondervan.
  • Danker, F.W. et al. 2000. A Greek-English Lexicon of the New Testament. Chicago, IL: University of Chicago.
  • Mounce, Robert H. 1991. Matthew – New International Biblical Commentary. Peabody, MA: Hendrickson.
  • Nixon, R.E. 1970. Matthew – The New Bible Commentary. D. Guthrie & J.A. Moryer, eds. Grand Rapids, MI: Eerdmans.
  • Rawlinson, George, translator. 1952. The History of Herodotus. Chicago, IL: University of Chicago.
  • Thayer, J.H. 1958. A Greek-English Lexicon of the New Testament. Edinburgh, Scotland: T.&T. Clark.