Webster define
soberanía así: “supremacía en poder; superior en posición a todos los demás”.
Una mejor definición para nosotros podría ser que la soberanía de Dios es “el
control supremo basado en su naturaleza y su voluntad”. La Biblia está
constantemente recordándonos la soberanía de Dios. “Las cosas secretas pertenecen
al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a
nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las
palabras de esta ley” (Deut. 29:29). “¡Oh, profundidad de las
riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables
son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Ro. 11:33). Todas las
cosas están bajo el gobierno y control de Dios, y nada sucede en este universo
sin su dirección o permiso. Él es un Dios que hace, no solo algunas cosas, sino
todas las cosas según el consejo de su voluntad (Ef. 1:11). El propósito de
Dios es todo-inclusivo y nunca es frustrado (Isa. 46:11). Nada toma a nuestro
Dios por sorpresa.
DEUTERONOMIO ES UN LIBRO ACERCA DE LA SOBERANÍA DE DIOS
El libro de
Deuteronomio es una predicación de esta poderosa verdad para Israel y para nosotros (comp. Ro. 15:4;
1 Cor. 10:6, 10). Deuteronomio es la
guía y el resto de la Biblia continúa con esta poderosa doctrina.
·
Deuteronomio enseña que Dios es
soberano sobre el universo entero (Deut. 4:39; 10:14, 17; comp. Sal. 103:19;
Ro. 8:28; Ef. 1:11).
·
Dios es soberano sobre toda la
naturaleza (Deut. 7:12-16; 11:3-4; 13-17; Sal. 135:6-7; Mat. 5:45; 6:25-30).
·
Dios es soberano sobre los ídolos,
los ángeles y sobre Satanás (Deut. 5:14, 15; 18:9-14; Sal. 103:20-21; Job
1:12).
·
Dios es soberano sobre las
naciones (Deut. 2:9-9-25; 20:1-4; 30-37; 32:8, 39-43; Sal. 47:7-9; Dan.
2:20-21; 4:34-35).
·
Dios es soberano sobre los seres
humanos (Deut. 1:6-8, 17, 35; 1 Sam. 2:6-7; Gál. 1:15-16).
·
Dios es soberano sobre los
animales (Deut. 7:12-16; Deut. 28-34; Sal. 104:21-30; 1 Re. 17:4-6).
·
Dios es soberano sobre los
procesos naturales y los accidentes (Deut. 8:3-4, 18; Prov. 16:33; Mat. 10:29;
Jn. 1:7).
·
Dios es soberano sobre los actos
libres de los hombres (Duet. 1:6-8; 4:25-31; 10:22; 19:8-10; 25:13-18; Éx.
3:21; 12:25-36; Ez. 7:27).
·
Dios es soberano sobre los actos
pecaminosos y malvados de los hombres (Gén. 45:5; 50:20; Deut. 1:35-39;
2:30-35; 3:21-22; 4:25-31; 7:1-5; 2 Sam. 24:1; 1 Crón. 21:1).
·
Dios es soberano sobre los
verdaderos y sobre los falsos profetas (Deut. 18:15-22).
En la conclusión de
Deuteronomio (cap. 28-34), Moisés nuevamente explica que Dios es soberano sobre
cada una de las categorías de la lista anterior.
SOBERANÍA, ATEÍSMO Y CALVINISMO
El punto de vista
bíblico en cuanto a la soberanía de Dios está en desacuerdo con el ateísmo y
con el calvinismo. El ateo cree que la existencia del pecado y el sufrimiento
humano hace imposible que exista ese Dios de la Biblia que es infinito en
bondad y poder. Ellos creen que Dios
tiene deficiencia en bondad o en poder y que por eso existe el mal. Aceptar
esto negaría la soberanía de Dios y por consiguiente su existencia.
El punto de vista
calvinista es cercano al punto de vista ateo. “Decir que Cristo
murió por todos sin excepción y sin embargo admitir que solamente unos cuantos
son salvos parecería acusar a Dios de injusticia o que los sufrimientos de
Cristo no fueron suficientes para lograr liberación por medio de ellos, o
insinuar una deficiencia de poder, o de buena voluntad, para procesar su
propósito de perfección… la voluntad es esa facultad del alma por medio de la
cual elegimos libremente o rechazamos cosas. Es la naturaleza de la voluntad
hacer libremente lo que esta desea. (Pero) es incapaz, hasta que sea cambiada
por la gracia, a moverse por sí misma hacia Dios; y la voluntad que es buena,
lo es por la gracia; nuestro ser es libre para cometer actos pecaminosos, pero
atado en cuanto a hacer buenas obras, hasta que es liberado por Cristo (Sal.
110:3; Jn. 8:36; Jn. 15:5; Filp. 2:13). (Cruden,
citado en “La Soberanía Indisputable de Dios”).
La creencia
calvinista de que los hombres no son libres sino que están determinados por
Dios juega un papel similar al que juega el ateo (comp. Flew, 9, 10). Este
punto de vista hace que Dios sea un monstruo que creó a los hombres sin
libertad y luego los castiga eternamente por sus pecados.
DIOS TIENE LA CAPACIDAD DE CONOCER LO QUE EL HOMBRE
LIBREMENTE ELEGIRÁ HACER
Asombrosamente, la
libertad del hombre es la base de la respuesta tanto para el calvinismo como
para el ateísmo. Dios tiene la capacidad
para saber lo que el hombre libremente decidirá hacer. El ateo debe aceptar
esto basado en la definición de Dios. Esta clase de conocimiento ha sido un
problema para los calvinistas y también para algunos de nuestros hermanos. T.
W. Brents creía que Dios limitaba su pre conocimiento para no poder conocer si
los hombres van a pecar (96). Si Dios limitara su pre conocimiento, entonces Él
estaría limitado en todos sus demás atributos. Él no sería Dios; no sería
soberano. James D. Bales reunió una lista de dieciocho atributos que la
humanidad no perdió en La Caída (20-21). Muchos de estos atributos son
importantes para nuestra discusión porque ellos demuestran que la soberanía y
el pre conocimiento de Dios no mitigan la libertad y la responsabilidad del
hombre. Aun después que el pecado entró al mundo, el hombre era consciente de
sí mismo, de otros, de Dios, y del mundo externo (Gén. 3:7-10). El hombre aún
era un ser responsable, antes y después (Gén. 2:16-17; 3:9-19). El hombre aún
estaba bajo la ley de Dios (Gén. 2:16; 3:2, 11, 15-17). El hombre aún creía en
Dios y estaba en comunicación con Él después que pecó (Gén. 2:16, 18; 3:8-19).
Dios apeló a la mente del hombre tanto antes como después de La Caída (2:15-16;
3:8-19). Estos pasajes prueban que el pecado y la caída del hombre no niegan la libertad humana o la soberanía y
el pre conocimiento de Dios.
LECCIONES PARA APRENDER: EL PELIGRO DE NEGAR LA SOBERANÍA
DE DIOS
Moisés, Josué y los
otros 11 espías demostraron los peligros de entender o no entender el significado de la soberanía de Dios.
(1) Moisés golpeó
la roca en lugar de hablarle (Núm. 20:11-13). Dios describe su pecado, “porque
me fuisteis infieles… porque no me santificasteis en medio de los hijos de
Israel” (Deut, 32:48-52). El pecado de Moisés demostró que por un breve
momento él desechó la soberanía de Dios y actuó según sus propios impulsos. Los
diez espías, después de ser testigos de la soberanía y del poder de Dios en las
Diez Plagas y en los milagros que los liberaron de Egipto, fracasaron en
entender la soberanía de Jehová sobre los elementos del desierto y sobre todas
las demás naciones en Palestina. ¿Cuán importante es la verdad de Dios para
nuestras vidas? A Moisés no se le permitió entrar a la tierra prometida y toda
una generación de los hijos de Israel que fue liberada por Dios de la
esclavitud murió en el desierto de Cades-Barnea.
(2) Moisés y Josué
fueron grandemente bendecidos por creer en la soberanía de Dios. A Moisés se le
permitió a los ochenta años de edad dirigir al pueblo de Israel fuera de
Egipto. Aunque él era tímido y cobarde, Dios lo usó como uno de los líderes más
poderosos de todos los tiempos y luego lo usó para registrar el Pentateuco.
Josué fue bendecido luego de que animara a Israel a confiar en la soberanía de
Dios para tomar posesión de la tierra. Él y Caleb fueron los únicos dos hombres
que Dios permitió que disfrutaran la tierra prometida una generación después.
Josué capítulo 1 y el 23 nos revelan la maravillosa confianza de Josué en la soberanía
de Dios y en la ayuda y ánimo que Dios le dio durante toda su vida.
(3) Pablo, en
Romanos 8:28, nos recuerda esta gran verdad acerca de nuestro Dios. Todas las
cosas no son buenas; todas las cosas no ayudan a bien; pero todas las cosas cooperan para bien si amamos, confiamos
y obedecemos a Dios —creyendo en su soberanía.
Thomas Warren
enseñó estas verdades cuando se dedicó a estudiar temas bíblicos difíciles. Él
nos recuerda que este mundo es de Dios; nosotros no lo hicimos, no somos
responsables de su mantenimiento, y no decidiremos su destino. Nuestra
responsabilidad es simplemente estudiar y obedecer y entonces confiar en Dios.
Él nos expone los tres aspectos de la voluntad de Dios. Dios tuvo una voluntad ideal —Él no quiere que ninguno
se pierda (2 Pe. 3:9). Los hombres han fallado
a la voluntad ideal de Dios pecando. Dios tiene una voluntad circunstancial/condicional —Él nos ha provisto de una
manera para salvarnos de nuestros pecados (Jn. 3:16; Mr. 16:15-16). Nosotros
podemos fallar a la voluntad condicional de Dios si rehusamos creer en Cristo.
Pero la voluntad final de Dios es
castigar a los malvados y recompensar a los justos (Mat. 25:31-46; 2 Tes.
1:7-9). Nadie puede fallarle a la voluntad final de Dios. Dios es soberano.
Obras Citadas
Bales, James D. “Genesis.” The Living Messages of the Old
Testament.
Ed. Garland Elkins and Thomas B. Warren.
Jonesboro: National Christian, 1977.
Brents, T. W. The Gospel Plan of Salvation.
Nashville, Gospel Advocate, 1957.
Flew, Anthony. God & Philosophy. New
York: Dell, 1966. “God’s Indisputable Sovereignty.”
<http://www.the-highway.com/God%27s_ Indisputable_ Sovereignty.html>
Sept. 2006.
Weatherhead, Leslie D. The Will of God. Nashville: Abingdon, 1972.