martes, 21 de abril de 2020

PREGUNTA: “Por favor explique Romanos 3:25. ¿Se perdonaron pecados antes de que Cristo muriera en la cruz?”


Por cuanto todos pecaron, y están privados de la gloria de Dios, siendo justificados por su gracia, sin merecimiento alguno, mediante la redención que tienen en Jesús el Mesías; a quien Dios ha propuesto públicamente como sacrificio expiatorio por su sangre a través de la fe, como evidencia de su justicia, a causa de haber pasado por alto, Dios en su paciencia, los pecados pasados, con el propósito de demostrar su justicia en el tiempo presente, a fin de que Él siga siendo justo también cuando declara justo al que es de la fe de Jesús” (Biblia Textual).

Este maravilloso pasaje conecta la profunda pecaminosidad del hombre con la inmensa estatura del plan de redención de Dios para la humanidad. Este pasaje habla de la necesidad que el hombre tiene de un Salvador, de la redención que está en Cristo; de la propiciación que es efectuada a través de Su sangre, de Su justicia y paciencia; y de la justicia mezclada con misericordia característica de Sus tratos con el hombre. Además, aquí se ve la actitud de Dios hacia aquellos que habían pecado antes del Calvario, y la manera en la que trató con los que pecaron en esa condición—un hecho desafortunadamente confuso en la versión Reina Valera de 1960.

La palabra aphesis es la palabra griega usual para “remisión”, y aparece frecuentemente en las Escrituras, particularmente en los escritos de Lucas. Significa ser liberado de algo, dejar ir algo, antiguamente se refería a deudas, y más tarde se vino a utilizar en su aplicación superior de liberar del pecado. Una forma de esta palabra aparece en Hechos 2:38, “Arrepentíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Mesías para perdón de vuestros pecados (eis aphesin hamartioon)”. Aphesis es la palabra usual para “remisión” en las Escrituras. Sin embargo, esta palabra no es la palabra traducida “redención” (RV-60) en este pasaje. La palabra así traducida en este pasaje es el término griego paresin, ¡y no aparece en ninguna otra parte del Nuevo Testamento! Éste no conlleva la idea de liberar o quitar pecados. Thayer lo define como “permitir que pase, pasar por alto, dejar pasar, descuidar, ignorar” los pecados. Los revisadores, reconociendo esta diferencia esencial en los dos términos, no siguieron a los traductores de la Reina-Valera. Tradujeron el término adecuadamente como “pasar por alto”. Así que Dios, simplemente y por un tiempo, “pasó por alto” los pecados de aquellos que murieron en la fe bajo el antiguo orden, sin una completa y final absolución de estos. De manera que no había un perdón absoluto en los pactos anteriores. “Porque la ley, teniendo meramente una sombra de los bienes destinados a venir, no la imagen misma de las cosas, nunca puede perfeccionar a los que se acercan por medio de los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año. De otra manera, ¿no habrían cesado de ser ofrecidos, puesto que los que adoran, una vez purificados, no tendrían ya más conciencia de pecado? Pero en ellos se hace memoria de los pecados cada año, porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos pueda quitar pecados” (Heb. 10:1-4). Así que, hasta que no muriera Cristo, los ríos de sangre que fluían de los altares judíos nunca habían funcionado para quitar los pecados. Su eficacia se debía únicamente al hecho de que ellos anticipaban el “manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalem, para la purificación”, provisto por el Cordero de Dios.

Además, el viejo orden de “pasar por alto”, de ignorar los pecados había operado tan bien como podía. Dice Thayer en esta párrafo: “Debido a que Dios había pasado por alto los pecados cometidos previamente (a la muerte expiatoria de Cristo)—es decir, los había tolerado, no los había castigado (y así, la concepción del hombre de Su santidad estaba en peligro de debilitarse, si no extinguirse). En la misma línea Trench dice: “Era necesaria, diría San Pablo, una manifestación como señal de la justicia de Dios a causa de la larga omisión, o el pasar por alto los pecados, en su infinita tolerancia, sin la adecuada expresión de su ira contra ellos, durante todos esos largos años que precedieron la venida de Cristo; en cuya manifestación de Dios la justicia encontró lugar, cuando no expuso a otro y no menos que a su propio Hijo para ser el sacrificio propiciatorio por el pecado”.

Por lo tanto, Dios simplemente pasó por alto los pecados de los que eran dignos; esos pecados no fueron perdonados. La palabra utilizada aquí, paresis, indica ignorar temporalmente el pecado, y existe una alusión definida respecto a que aquel cuyos pecados se pasan por alto, durante un tiempo, tiene el privilegio de volver con la demanda original, si así lo desea. Así el pueblo del antiguo pacto se mantuvo en una relación con Dios. Todos ellos habían pecado; Dios misericordiosamente ideó un arreglo mediante el cual ellos pudieran postergar el día de rendir cuentas; pero este arreglo no dejaba de anunciar la promesa de una absolución final y completa. Esto era solamente una anticipación; éste debía su eficacia únicamente a la virtud del hecho de que tipificaba la muerte de Cristo en la cruz. Así que la creencia que declara que Cristo fue el Cordero inmolado desde la fundación del mundo y que Su sacrificio fue efectivo durante el antiguo pacto, no tiene fundamento alguno.

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