No. Absolutamente no. No se puede
alcanzar una conclusión más falsa y peligrosa.
Aunque frecuentemente se alcanza este
tipo de conclusión y aunque frecuentemente se interpreta la Biblia de esta
manera, esto es una completa tergiversación de lo que Pablo enseña en la declaración
aludida, ¡y simplemente no es así! La declaración debe verse en su
contexto para poder descubrir su significado. Dios nos ha hecho (a los
cristianos) “El cual también nos hizo suficientes como ministros de
un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero
el Espíritu da vida. Y si el ministerio de muerte grabado con letras
en piedras fue con gloria, de tal manera que los hijos de Israel no podían
fijar la vista en el rostro de Moisés por causa de la gloria de su rostro, que
se desvanecía, ¿cómo no será aún con más gloria el ministerio del
Espíritu?” (2 Cor. 3:6-8). De esta manera el apóstol estaba presentando un
contraste entre el antiguo y el nuevo pacto—el pacto que se le dio a Israel en
el Sinaí, y el pacto bajo el cual viven los cristianos hoy, el que entró en
vigencia aquel memorable día de Pentecostés cuando inició la iglesia. La ley
antigua era “la letra”, la ley nueva, bajo la cual vivimos, es “el espíritu”.
Usar las palabras “letra” y “espíritu”
en el sentido sugerido en las frases “letra de la ley” y “el espíritu de la ley”,
y concluir que hay una diferencia entre la intención de Dios, y la expresión de
su voluntad en las Escrituras es una doctrina peligrosa, una herejía. En realidad,
como se podrá ver cuando se toma en consideración todo el contexto, el “espíritu”
realmente significa la letra de la enseñanza del Nuevo Testamento, en contraste
con el pacto “grabado en piedra”, bajo el cual vivieron los israelitas. La ley
de Moisés era la letra, la ley de Cristo es el espíritu. El primero
era un “ministerio de condenación” (muerte), porque no podía dar vida; el
último, el del espíritu, es el “ministerio” de la vida, porque a través de él se
obtiene vida espiritual. Hoy servimos “en la novedad del Espíritu y
no en el arcaísmo de la letra” (Ro. 7:6).
Muchas gracias por compartir tu conocimiento
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