jueves, 28 de mayo de 2020

PREGUNTA: “¿Es una violación de la enseñanza del Nuevo Testamento cantar cánticos religiosos con el acompañamiento de instrumentos de música en otros momentos y lugares que no sean los de la adoración como, por ejemplo, en los hogares privados, en las bodas y en los predios de un centro de estudios?”


Creo firmemente que es así. En mi opinión, la probabilidad de que Dios esté gravemente disgustado con la acción de aquellos que hacen esto es muy grande. Lamento profundamente que nuestros hermanos, ocasionalmente, provean a los enemigos de la verdad con municiones para dispararnos en nuestras batallas con los innovadores, cuando defendemos una fe pura y una práctica impecable. Un folleto escrito por un predicador de la Iglesia Cristiana, en defensa del uso de música instrumental en la adoración, contiene la siguiente declaración: "Mientras debatía con ____________________ en ______________________, él dijo que estaba bien cantar canciones cristianas con el piano en casa si se hacía como un pasatiempo. ¡Oh, pero qué hipócrita sería eso! Sólo piense en eso, usted cantaría "Oh qué amigo nos es Cristo" solo por pasatiempo O "Te alabamos oh Dios", como un pasatiempo… Recientemente la iglesia de Cristo anti-instrumentos en _______________________ llevo a cabo una convención de cantos. No usarían el piano para el servicio de la mañana porque no lo usan en el servicio de adoración, pero llevaron un piano para el resto del día el cual sí lo usaron para cantar en la convención de cantos. Después de que terminó el servicio de alabanzas, lo sacaron de nuevo. ¿Esto es consistencia?"

No, no lo es; y no estoy levantando un informe acerca de estos hermanos, ni trataré de buscar justificaciones o excusas para su práctica. Frecuentemente me encuentro con esta acusación en los debates. Los que hacen esto pueden intentar justificarse; yo no puedo justificarlos, y, por lo tanto, no lo intentaré. Es mi posición que está mal en cualquier momento, en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia, tratar de adorar a Dios con una canción con acompañamiento de instrumentos mecánicos de música. El tercer mandamiento del Decálogo prohibía tomar e nombre del Señor en vano: "No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano" (Ex. 20:7). La frase "en vano" traduce un término hebreo que denota lo que se hace de manera superficial y frívola, sin la debida consideración o atención a la naturaleza sagrada de las cosas o personas. Aquellos que pronuncian los nombres de Dios y de Cristo, y hablan (cantan) de temas sagrados como los que están involucrados en nuestras canciones de alabanza como si fueran “un pasatiempo", violan, en principio, el mandamiento anterior, y son culpables de blasfemia. No puedo escapar de la convicción de que al cantar canciones religiosas con el acompañamiento de instrumentos musicales como "pasatiempo", limita peligrosamente con lo prohibido en el tercer mandamiento. El hecho de que una melodía acompañe a las palabras no hace que cambie el principio ni que mitigue la seriedad del acto.

El esfuerzo, que se hace a veces, de establecer un paralelo entre el canto y el uso del jugo de uvas cuando no se usa en la Cena del Señor falla por completo porque carece de relevancia. Es cierto que el jugo de uvas, cuando no se usa en conexión con la Cena, no tiene significado religioso y puede ser utilizado adecuadamente como cualquier bebida, ya que no mantiene, en dicho uso, ninguna relación con la Cena. Pero, esto no es cierto en cuanto a los temas sagrados que caracterizan a las canciones religiosas. Los santos nombres de Dios, de Cristo, el cielo, la doctrina de la gracia, la redención y la salvación; la esperanza del cielo y de la vida eterna— temas frecuentes en nuestros himnarios— poseen significado espiritual y religioso, en todas partes, y todo el tiempo. Cualquier uso de ellos, por lo tanto, debe ser sagrado o profano. Si el uso en cualquier caso es sagrado, acompañarlos con música instrumental es incorrecto, como hemos demostrado en otra parte; si el uso es profano, la acción viola el principio expresado en los solemnes edictos de Dios emitidos desde el Sinaí. Y Dios es sagrado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, desde siempre y para siempre.

Muchas de las canciones en nuestros himnarios son himnos de oración; y otros son alocuciones y atribuciones de alabanza a Dios y a Cristo. Entre muchos cientos de esas canciones están, "Salvador a ti me rindo", "Oigo la voz del Buen Pastor", "Alabanzas dad a Cristo", "Cerca de ti, Señor", "El Mundo no es mi hogar" y "Valor y Fe". ¿Cómo podría uno cantar aceptablemente estas canciones, cuando no hay dedicación ni consagración en ellas y hacia Dios, y si se cantan simplemente "por pasatiempo"? Es difícil visualizar esto como menos que un uso profano y sacrílego de nombres y cosas sagradas. Seguramente, el curso adecuado y prudente es abstenerse de cantar canciones religiosas cuando se acompañan de instrumentos musicales.

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