domingo, 27 de marzo de 2016

Apostasía y las universidades cristianas


 En las pasadas décadas, la disciplina de la “ciencia” no ha sido la única “vaca sagrada”. Una tremenda preocupación en el “Movimiento de Restauración” porque en los últimos ciento cincuenta años la iglesia se ha involucrado por medio de hermanos fieles y devotos en establecer escuelas y colegios. Estos han sido establecidos con el costo de la transpiración, sangre, lágrimas y dinero complicado de conseguir. Pero muchos no han sido fieles a su propósito y han ayudado a poner en tela de duda la causa misma de Cristo, a la cual ellos debían servir desde que fueron establecidos. Este escritor es amigo de escuelas fieles y de confianza que están en comunión con las iglesias de Cristo; aparte de graduarme en una de ellas, también fui maestro por algunos años allí y serví tanto en la enseñanza como en la administración. Sin embargo, abiertamente afirmo  que ante todo mi lealtad final e indivisible está con el cristianismo primitivo, no adulterado, del primer siglo. Este educador cristiano no compra la idea  de que los colegios, los doctorados, los doctorados en Filosofía siempre están en lo correcto, y que son los “verdaderos eruditos” (por admisión propia) y que no deben ser sometidos a cuestionamiento alguno. No estoy intimidado con la pregunta: “¿Dónde obtuvo título éste?”

Esto no es para denigrar en ningún modo el bien inmensurable cumplido por esas escuelas que mantienen su fidelidad al propósito por el cual fueron establecidas. Este artículo considerará las responsabilidades de las instituciones de educación superior entre hermanos que se mantienen fieles a su propósito, examinando primero la naturaleza de su organización; segundo, algunos ejemplos de apostasía, y tercero, algunos peligros presentes y advertencias.

Las universidades cristianas — su propósito

Las varias universidades cristianas en la hermandad fueron establecidas por hombres y mujeres creyentes, maestros leales de la enseñanza bíblica, quienes dejaron en claro que estas universidades debían mantenerse fieles a la Palabra de Dios, sin adición, sustracción o modificación. Para determinar que los jóvenes cristianos y otros no siguieran los pasos de los ateos, agnósticos, “teólogos” liberales, evolucionistas teístas y otros con poco, o ningún aprecio por la iglesia del Nuevo Testamento sino que serían instruidos como cristianos verdaderos, las escuelas serían puestas en manos de una directiva cuando se legalizaran, de acuerdo con las leyes del estado en la cual estuvieran ubicadas. La junta directiva tendría la autoridad de  adquirir y dirigir una propiedad la cual obtendrían mediante la ayuda de testamentos, donaciones y contribuciones personales. El poder de la junta directiva es dado a ese grupo por aquellos dueños de la idea, o los que establecieron la institución, en el caso de una escuela cristiana. Este poder es tan necesario y razonable para hacer posible la ejecución de los deberes de dicha directiva, como se declara en el certificado de propósito, o la misión y visión. En otras palabras, la junta directiva tiene la responsabilidad y la autoridad de llevar cabo los deberes que se les encomendaron.

Debería llegar el tiempo cuando una universidad cristiana deje de funcionar, por la razón que sea, por ejemplo, bancarrota, la doctrina de “lo más cercano posible” [cy pres en inglés] dice que los fondos que queden —después de liquidar la propiedad y las deudas pendientes—deberían ir a alguna organización de caridad que sea lo más cercano posible al propósito original por el que se fundó ese centro de estudios bíblicos, incluso podría ir a otra universidad dirigida por hermanos. Los fondos no deben ir a una congregación (es), ni a las cuentas de los directivos, ni a los patrocinadores. Además, la junta directiva no es más propietaria de esa universidad como lo hacen los bancos.

La mesa directiva se esmera en alcanzar la máxima efectividad y eficiencia de la operación. Ellos formulan las políticas de la institución y nombran un director que se encargue de que esas políticas se cumplan y de mover la institución hacia la meta propuesta. Debe hacerse una distinción entre los directivos que confeccionan las políticas y el presidente ejecutivo, con su personal administrativo. La junta directiva debe ser meticulosa en el ejercicio de sus funciones manteniéndolas fielmente y claramente definidas por aquel propósito declarado y la filosofía que se originó en el establecimiento de dicha institución.

El Colegio Cristiano—Algunos ejemplos de apostasía

Casi al inicio del Movimiento de Restauración, Alexander Campbell estableció el Buffalo Seminary (1818) el cual fue seguido un poco después por el Bethany College (1840). El establecimiento del Bethany por parte del hermano Campbell tardó por la organización del Bacon College (1836), Georgetown, Kentucky. Nombrado así por Francis Bacon, este colegio contaba con la dirección de Walter Scott como presidente, quien dirigió el discurso inaugural pero nunca realizó de lleno su función. Tolbert Fanning era miembro del Colegio. Su mesa directiva incluía nombres como Walter Scott, James Challen, John T. Johnson, P. S. Fall y John Bowman. En 1859, la escuela se convirtió en la Kentucky University. La universidad se mudó a Lexington, Kentucky (1865), y se unió con la Transilvania University, donde J.  W. McGarvey ayudó a formular el currículo para la Universidad de la Biblia y empezó enseñando Historia Sagrada. John B. Bowman era el rector de la universidad, y Robert Milligan asumió la presidencia de la Universidad de la Biblia.

La facultad de Biblia, una de las cinco facultades de la Universidad de Kentucky, es en sí misma un estudio de la apostasía. Con el tiempo, la hermandad perdió el control de la Universidad de Kentucky, y McGarvey fue despedido (1873). En 1875, la Universidad de la Biblia retornó al “control de la hermandad”. Sin embargo, se estableció una universidad totalmente independiente el 27 de julio de 1877, con Robert Graham, presidente, y J. W. McGarvey y I. B. Grubbs como maestros. Más tarde, el hermano McGarvey asumiría la presidencia.

Nubes negras de modernismo ahora estaban en el horizonte. Charles Darwin había montado su teoría de la evolución sobre la teoría naturalista acerca de la historia que expuso Hegel, y los teólogos liberales estaban intentando afirmar que la Biblia no era más que el resultado de un pensamiento religioso en evolución, para nada sagrada, ni la inequívoca palabra de Dios. Ese pensamiento liberal comenzó a ser defendido por hermanos como R. C. Cave, L. L. Pinkerton, George W. Longen,  Isaac Errett, James H. Garrison, y otros.

La teología modernista, liberal, propagada por los estudiantes  de la teología perteneciente a la manada de universidades germanas ateas donde enseñaban Ritschl, Wellhausen y otros que la trajeron a Estados Unidos, negaba la autoría mosaica del Pentateuco, ridiculizaba el relato de Génesis 1 de la Creación, se mofaba de los milagros de la Biblia, y atacaban la infalibilidad de la Escritura. Otras herejías involucraron ideas tales como: Dios es la evolución de las deidades tribales, los profetas no predecían sino que escribieron después que los eventos ya eran historia, Mateo y Lucas se basaron en Marcos y en un documento más antiguo anterior a éstos, con el que no contamos ahora, llamado la fuente, “la logia” o “el documento Q”, el documento desmitologizado el cual prueba que el Jesús histórico era simplemente un hombre— no el “Unigénito Hijo de Dios”; Cristo no era el Dios-Hombre, nacido de una virgen; la sangre de Cristo no expía el pecado; Cristo no resucitó al tercer día; Él no va a regresar, y el cielo y el infierno son productos fantasiosos de la imaginación del hombre. Por consiguiente, la iglesia no es más que una fraternidad social­— no el cuerpo que Cristo compró con su sangre; su mensaje es el evangelio social— no la salvación por gracia por medio del sistema divino de fe; su líder es “el buen hombre” de Nazareth— no el Señor de la gloria, el Salvador eterno, el Único “declarado Hijo de Dios con poder mediante la resurrección de entre los muertos” (Ro. 1:4). Como el fuego en el rastrojo seco, esta deificación impía, irracional de la mente del hombre arrasó casi todo a su paso en las facultades y universidades estadounidenses. Además su efecto sobre algunos hermanos fue tanto profundo como trágico.

Algunos hermanos llegaron a sentir que si no se sentaban a los pies de los “eruditos teológicos” se convertirían en indoctos e ignorantes. Así que, ellos rápidamente se unieron a rebaños de los liberales tales como la Universidad de Chicago y la Yale University. Los liberales usaban el Christian Century para predicar el liberalismo y la aceptación de los “santos que no han sido bautizados”, mientras que el Instituto Campbell desarrollaba una estrategia para infiltrar en la iglesia la teología modernista. Muchos hermanos, incluyendo directivos fueron tan ingenuos o confiados que no creían que estos brillantes eruditos estaban contaminados con tal propaganda modernista.

Los liberales ganaron más y más influencia en la hermandad, controlando a muchos predicadores y numerosas facultades. McGarvey se convirtió en un poderoso defensor de la Biblia y del cristianismo del Nuevo Testamento. No solamente se opuso a innovaciones tales como la música instrumental sino que llegó a ser quizá el más destacado erudito en Evidencias Cristianas, combatiendo erudición con erudición. Sus numerosos libros como respuesta a los “eruditos” liberales nunca fueron refutados; su prominente liderazgo ayudó a miles que “no habían doblado rodilla ante Baal” a que se mantuvieran en la trinchera. Su departamento de “Crítica Bíblica” en el Christian Standard potenciaba la verdad, defendía la causa de la inspiración verbal plenaria, infalible y totalmente inequívoca. Adán fue el primer hombre, y Eva fue creada a partir de su costilla; Isaías fue escrito por Isaías, y Daniel por Daniel; Abraham ofreció a Isaac, y Jonás fue tragado por un pez gigante; Job fue un personaje histórico, y la esposa de Lot se convirtió en un pilar de sal literal; los carruajes del faraón fueron destruidos y su ejército ahogado en el Mar Rojo—no en el lodo del Mar Rojo, y el ángel del Señor causó la muerte de 185,000 soldados de Senaquerib—no fue el resultado de una plaga de pulga en las ratas que había en sus equipajes.

Cuando el hermano McGarvey partió de esta vida (1911), los liberales se apresuraron para apoderarse de la Universidad de la Biblia. El hermano Hall L. Calhoun (Ph. D., Harvard) había sido preparado por John W. McGarvey para sucederle como presidente. Sin embargo, Calhoun no fue tomado en cuenta por Richard H. Crosswell, un liberal, para presidente de la Universidad de la Biblia y, además, de Transylvania; la directiva fue dominada por A. W. Fortune y otros liberales. Ellos traicionaron su deber. Los conservadores fueron purgados inexorablemente y reemplazados por liberales; su estrategia para la purga fue “vendida” sobre la base de mejorar la calidad de la educación; de considerar todos los lados de una cuestión y permitir que los estudiantes decidieran; de honrar la libertad académica; de presentar la posición sostenida por “los eruditos” [erudición liberal, en oposición a las afirmaciones claras de la Biblia y sus preceptos, la cual gobernaba sus agencias de acreditaciones] y animando un avance hacia el ecumenismo. Aquellos “chapados a la antigua, radicales, extremistas de derecha” que se oponían a la avalancha hacia lo modernista, fueron tildados por los teólogos modernistas rápidamente como “alborotadores de Israel” que se levantan para destruir la paz, la unidad y el espíritu de amor en la hermandad. Cuando eran atacados, los apóstatas apelaban a la simpatía, jugando con las emociones de los hermanos— ¿cómo podía alguien cuestionar a estos dedicados, amorosos y pacificadores hermanos? Por eso muchas veces se permitía al cuestionado que evitara ciertos temas y evadiera el tener que dar una respuesta honesta y directa a quien lo cuestionaba. El diablo ha utilizado con frecuencia esta táctica con gran éxito, como en Lexington, y es así como mantuvieron por un tiempo a los hermanos engañados.

Hall L. Calhoun se convirtió en decano de la universidad en 1912. Sin embargo ya no podía controlar a los liberales de la universidad, quienes eran defendidos por Crosswell; ellos ridiculizaban su defensa de la Biblia como libro de texto y en el salón de clases enseñaban que Cristo era simplemente un hombre, que la inmersión no era necesaria en el bautismo y que Cristo no tiene poder para ayudar en nuestras necesidades. Cuando las prácticas liberales fueron desafiadas, Mark Collis, presidente de la directiva, y los otros directivos, defendieron a los profesores liberales. La última esperanza de la universidad, Hall L. Calhoun, se resignó; se identificó con las iglesias de Cristo  enseñando en Freed-Hardeman College y en el David Lipscomb College hasta 1935, el año de su muerte. ¡Que nadie se engañe! Las universidades pueden y apostatan.

Otras universidades se apartaron del Movimiento de Restauración incluyendo el Betany College, Butler University, Drake University, Eureka College, Hiram College, Texas Christian University, y otros. Estas instituciones y aquellos que las patrocinan tienen muy poco interés en el propósito de sus padres fundadores.

Las Universidades Cristianas —Algunos peligros y advertencias en el presente

Si las universidades cristianas van a mantener su grandioso y fiel servicio a la hermandad y a la sociedad, la directiva, el personal administrativo, y la facultad misma deben conservar el objetivo original de estas instituciones—lealtad a  Cristo y a la enseñanza de la Sagrada Escritura. Deben contender a favor de “la fe una vez dada a los santos” (Jud. 3). Las lecciones de la historia deberían ser una exhortación para los directivos, administradores y electores a que estén vigilantes por aquellos que ridiculizarían las Sendas Antiguas en lugar de animar a los más jóvenes a seguirlas; aquellos que están más atentos a la posibilidad y tragedia de enseñar menos acerca de la “Biblia” y más acerca de las teologías de Bultmann, Tillich, Barth, y otros, y no del Libro Divino [los predicadores van a predicar y enseñar lo que ellos creen saber]; se debe demandar a los maestros a no “repetir cual papagayos” a los sectarios y a al parloteo de los liberales sino que armen a los estudiantes con la Palabra; es de esperarse que aquellos miembros de la facultad que estén en desacuerdo con los ideales y propósitos de la institución tengan el suficiente honor como para voluntariamente desprenderse de la institución [de lo contrario, luego de seguido el debido proceso, los demás miembros deberían despedirlos]; los directivos responsables deben percibir que alguien que conoce bien que la Biblia está en lo correcto sabrá decir cuándo la teología y la filosofía están erradas [el buen estudiante de la Biblia no se dejará seducir por los modernistas]; es de esperarse que esta facultad sostenga el punto de vista de la inspiración— el que “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pe. 1:21; comp. 1 Cor. 2:4-13; ; 1 Tes. 2:13; 1 Cor. 14:37). Cuando hay profesores que defiendan un origen evolutivo de la Biblia se les debe exigir que revelen cuál es su punto de vista acerca de la inspiración, si la Biblia está inspirada en el grado bíblico o si en el grado modernista. También debe tomarse en cuenta si tienen un punto de vista modernista de la divinidad de Cristo o un punto de vista bíblico acerca de la Deidad del Señor.

Nadie será tan ingenuo hoy como para negar que los peligros antes mencionados no son reales, pues éstos existen en toda época. Nadie puede lograr el éxito acusando a este autor de no ser amigo de la educación cristiana; tantos años dedicados a la enseñanza voluntaria y sin remuneración hablan elocuentemente acerca del amor que tenemos por este ministerio; ya son dieciséis años de enseñanza en casi todos los niveles y lo más cercano posible de un método profesional y probado. Los sabios no menospreciarán estas advertencias, ellos escucharán.


Una exhortación de Pablo que es aplicable a los individuos y a las instituciones es: “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1 Cor. 10:12).

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