domingo, 11 de marzo de 2012

¿Fue escrito el Nuevo Testamento originalmente en griego o en hebreo?

Limitaciones y aseveraciones
Debido a que la mayoría de los eruditos han hecho previamente la aseveración de que Jesús enseñaba normalmente en arameo, ha habido mucha investigación y se han escrito muchos volúmenes desde el siglo pasado analizando las declaraciones arameas de Jesús con el fin de encontrar qué tipo de arameo hablaba Él realmente. Además, desde hace muchos eruditos han operado bajo la suposición que “los judíos de habla ‘hebrea’ de Palestina lo que realmente hablaban era arameo, y no hebreo. Por esto se asume que en doquiera que se mencione el idioma hebreo…en el Nuevo Testamento…es al arameo a lo que se está haciendo referencia” (J. N. Sevenster, 34; refiriendo a G. Dalman, Die Worte Jesu, 2nd, 1930, p. 1). Pero aun esto no puede quedarse sin responder. Ahora se ve en la más reciente evidencia lingüística y arqueológica que “en los días de Jesús el hebreo ocupaba una posición más importante que la que habíamos creído anteriormente” (Ibid., 34.). Muchos eruditos se han concentrado en este tema al punto que se han dado a la tarea de ‘buscar las palabras originales’ de Jesús ‘retro-traduciendo’ del griego al apropiado arameo o hebreo. El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto ha arrojado mucha luz sobre esta área de estudio. Sin embargo, debido a que este documento está abogando por el uso del griego en el ministerio de Jesús, está más allá del alcance de este tratado discutir qué tipo de dialecto arameo o de hebreo hablaría Jesús.

Además, por motivo de esta aseveración que Jesús enseñaba solamente en arameo “desde el siglo diecinueve…los eruditos han argumentado a favor de que existieron fuentes arameas para la composición de los evangelios, y aun en casos extremos a favor de los evangelios escritos originalmente en hebreo” (Joel B. Green y Scot McKnight, eds., “Languages of Palestine,” Dictionary of Jesus and the Gospels. [“Idiomas de Palestina”, Diccionario de Jesús y los evangelios] Downers Grove: InterVarsity Press, 1992, 443.). Nigel Turner, el renombrado lingüista, dice que la evidencia estilística sugiere que es “demasiado extremo” creer que los evangelios “fueron escritos primordialmente en arameo en Palestina” (Nigel Turner, Style, vol. 4 of A Grammar of New Testament Greek, [Una Gramática del Nuevo Testamento Griego] por J.H. Moulton, Edinburgh: T&T Clark, 1976, 5). Estoy de acuerdo con Turner y otros en que aunque la probabilidad de que existieran fuentes arameas o hebreas para la enseñanza de Jesús no se puede excluir”, es  más probable que los evangelios mismos fueran escritos “en una clase de griego que estaba inoculado de sintaxis y estilo semítico” (Ibid. 2). Sea que hayan existido o no fuentes orales o escritas primitivas a partir de las cuales se compusieron los actuales evangelios, concuerdo con el “consenso de eruditos” (Stanley E. Porter, “Did Jesus Ever Teach in Greek?” [“¿Enseñaba Jesús en griego?”], 209), y es la aseveración de este tratado que los evangelios que actualmente poseemos fueron compuestos originalmente en griego y no son traducciones literalísticas de un original arameo o hebreo. “Lo más que podría decirse con seguridad es que tras los evangelios sinópticos se percibe una fuente de dichos arameos o dichos traducidos” (Nigel Turner, Grammatical Insights into the NT, [Introspección Gramatical al Nuevo Testamento]. Edinburgh: T&T. Clark, 1965 pp.174-88 ; reimpreso en Stanley E. Porter, The Language of the New Testament: Classic Essays [El Lenguaje del Nuevo Testamento: Ensayos Clásicos] Sheffield: Sheffield Academic Press, 1991, 175-6). Está más allá del alcance de este documento discutir la posición académica o dar un repaso histórico con respecto a las posibles fuentes hebreas o arameas de los evangelios.

En los últimos dos siglos ha habido mucha investigación concerniente al tipo de griego que se hablaba en la antigua Palestina. Y aun más páginas se han escrito con respecto a la clase de griego que se usó al escribir el Nuevo Testamento. Este documento no tratará la discusión acerca del tipo de griego que Jesús y otros antiguos palestinos hablaban, ni la clase de griego que se usó para escribir el Nuevo Testamento. Una vez establecido el hecho que la antigua Palestina era una sociedad bilingüe o trilingüe, se hace intuitivo que el griego de los evangelios tendrá numerosas filtraciones del arameo, el cual muchos judíos hablaban como su idioma primario.

Este tratado también asume la hipótesis de los dos documentos (o cuatro documentos) para los evangelios sinópticos siendo Marcos el primer evangelio en escribirse (Comp. Joel B. Green and Scot McKnight, 784-92). Esta aseveración encaja bien con mi tesis ya que es Marcos quien utiliza la mayoría de los términos arameos, que son analizados a continuación.

Idiomas usados en la antigua Palestina, particularmente en Galilea
Antes de acudir a los datos lingüísticos, es importante considerar el contexto histórico y sociológico de la Palestina del primer siglo para determinar qué idiomas eran utilizados primordialmente en esa región. Esto ayudará a determinar el rango de idiomas que hablaban los palestinos del primer siglo y así determinar los probables idiomas de Jesús. La presente explicación sólo será un breve resumen de las conclusiones que muchos han alcanzado por medio de los estudios que se han realizado acerca de este tópico. Aquí se mostrará que la evidencia señala el hecho que la Palestina del primer siglo era multilingüe y que el arameo y el griego eran sus principales idiomas. Alguna forma de hebreo posiblemente era nativa pero en lenguaje escrito. El latín era “primordial para los romanos en asuntos políticos y administrativos” (Stanley E. Porter, The Language of the New Testament: Classic Essays (Sheffield: Sheffield Academic Press, 1991), 27).

Los dos idiomas pertinentes a esta discusión son el arameo y el griego. Si Jesús hablaba o no hebreo no es el punto de nuestro estudio. Se reconoce entre la mayoría de los eruditos que “el arameo era aparentemente el idioma más conocido y el que se utilizaba ampliamente entre los judíos de todas las clases en Galilea y también en Judea, por lo menos en las áreas urbanas más grandes” (Joel B. Green y Scot McKnight, 439). Pero al mismo tiempo se reconoce por muchos que “hay evidencia de que el griego era una lengua activa entre los judíos del primer siglo, aun en Jerusalén” (Nigel Turner, Style [Estilo], 8). Pero la importancia del amplio uso del griego ha sido frecuentemente pasada por alto cuando se trata el asunto en cuestión. Por consiguiente la presente discusión mostrará algo de la evidencia a favor de que el griego fuera un idioma utilizado mucho más ampliamente en el primer siglo de lo que reconocen algunos eruditos. Se mostrará no solamente que el griego era el idioma más común entre los gentiles en el Imperio Romano, sino que también era muy utilizado por la nación judía.

Ha sido reconocido de manera universal prácticamente por todos los que han estudiado el tema que “el griego era el idioma oficial del mundo greco-romano y el lenguaje predominante del imperio romano” (Stanley E. Porter, “Did Jesus Ever Teach in Greek?”, 205). Puesto que éste era el idioma del imperio, el mismo mantenía un sitial de prestigio en todo el panorama político, educativo y económico aun de la misma Palestina. “Esto significa que había una presión cultural, social y especialmente lingüística para aprender el griego y así comunicarse apropiadamente con la estructura social” (Ibíd. 209). Además, la evidencia continúa incrementándose con respecto a la fuerte influencia del idioma y la cultura griega en la más baja Galilea, la región donde se crio Jesús. Una leve muestra de evidencia en cuanto a la influencia helenística en Galilea es el hecho que Mateo se refiere a esa región como “Galilea de los gentiles” (Mat. 4:15). Nazaret, el hogar de Jesús, estaba localizada justo a cuatro millas de la ciudad más grande de Galilea, Séforis, que era una ciudad helenística romana donde dominaba la cultura griega y no el judaísmo (Paul J. Achtemeier, Joel B. Green y Marianne Meye Thompson, Introducing the New Testament: Its Literature and Theology [Introduciendo el Nuevo Testamento: su Literatura y Teología] Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 2001, 39). “Esta cultura helenística, la cual implicaba el uso del griego, dominaba cada aspecto de la vida y la sociedad” (J. N. Sevenster, 96). Al repasar la importancia de esta región como una ruta de comercio, envuelta en la cultura helenística, el más respetado lingüista en griego, Stanley Porter dice: “No es legítimo pensar en Jesús como alguien que creció aislado social y culturalmente. Nazaret estaba situada junto a una importante vía y tenía una posición que dominaba una de las más ocupadas rutas de comercio de la antigua Palestina, la Vía Maris, que se extendía desde Damasco hasta el Mediterráneo” (Stanley E. Porter, “Did Jesus Ever Teach in Greek?”, 211). De manera que el historiador del Nuevo Testamento H. C. Kee concluye: “Esto significa que para Jesús haber conversado con los habitantes de las ciudades en Galilea, y especialmente las ciudades de Decápolis y la región fenicia, Él debió conocer el griego, por lo menos a nivel conversacional” (H.C. Kee, “Early Christianity in the Galilee: Reassessing the Evidence from the Gospels” [“Cristianismo Primitivo en Galilea: Recabando la evidencia de los evangelios”], en Levine (ed.), Galilee in Late Antiquity, 21; citado en Stanley E. Porter, “Did Jesus Ever Teach in Greek?”, 212-213). Aparte de reconocer la fuerte cultura helenística en esta área, la evidencia literaria y epigráfica es aún más fuerte al mostrar el amplio conocimiento del griego por toda Palestina, incluyendo Galilea. En adición a las inscripciones griegas en la fabricación de monedas de la Palestina del primer siglo ha habido numerosos papiros y textos descubiertos en esa área que están escritos en griego. Muchos de estos documentos fueron escritos no solamente por los gentiles de habla griega, sino también por los judíos. El Papiro del Desierto de Judea incluye dos cartas griegas las cuales registran el intercambio de correspondencia entre el comandante judío Bar Kokhba y sus subalternos. Aun cuando esto es del segundo siglo, nos ayuda a establecer el hecho que el griego era ampliamente utilizado aun entre los judíos poco después de tiempo de Cristo. Fitzmyer dice: “en el tiempo en el que el fervor nacionalista judío debía estar dominando al líder de la revuelta…francamente prefería escribir en griego, o tenía que hacerlo” (Joseph A. Fitzmyer, “A Wandering Aramean: Collected Aramaic Essays.” (Missoula, MT: Scholars Press, 1979) pp. 29-56; quoted in Stanley E. Porter, The Language of the New Testament: Classic Essays, 143).

Hasta donde concierne a la literature judía también hay evidencia significativa de los judíos en Palestina escribiendo en griego para audiencias judías. Por ejemplo, la forma deuterocanónica de Daniel tiene secciones escritas en griego y los dos libros apócrifos de 1 Esdras y 2 Macabeos “probablemente fueron compuestos en la misma Palestina y en griego” (Stanley E. Porter, “Did Jesus Ever Teach in Greek?”, 216). Además “hay un cierto número de fragmentos del Antiguo Testamento en griego de los Profetas Menores encontrados en las cavernas de Marabba en un rollo de finales del primer siglo” (Ibíd.).

Hay también evidencia inscripcional la cual confirma la importancia y el amplio uso del griego por toda Palestina, aun en relación con prácticas religiosas judías. Se han encontrado inscripciones griegas en sinagogas judías y hasta en inscripciones en sepulcros judíos. “La primera impresión que uno obtiene de estos datos es que el griego era el idioma de la gran mayoría entre los judíos en el período imperial, probablemente el de por lo menos dos terceras partes de ellos” (H.J. Leon, The Jews of Ancient Rome [Los Judíos de la antigua Roma]. Philadelphia: Jewish Publication Society of America, 1960), 75-76; citado en Stanley E. Porter, “Did Jesus Ever Teach in Greek?” 221). Esta misma tendencia de escribir epitafios en griego se encuentra también en Jerusalén, la más semita de las ciudades. La única explicación natural para este fenómeno es que el griego era el idioma de su vida diaria.

Con toda esta evidencia a mano (subrayada sólo de manera breve aquí), parece claro que aunque Jesús hablaba arameo y probablemente enseñó en arameo en gran parte de su ministerio, es también razonablemente cierto que Jesús hablaba griego y que pudo haber enseñado en griego en ciertos momentos de su ministerio. El respetado lingüista en griego James H. Moulton dice: “que Jesús mismo y los apóstoles usaban regularmente el arameo está fuera de duda, pero que el griego estaba a la misma altura es igualmente indudable” (J.H. Moulton, Prolegomena. 3rd ed., vol. 1 of A Grammar of New Testament Greek, by J.H. Moulton. Edinburgh: T&T Clark, 1908, p. 8).  Sería seguro decir que,

“No es possible establecer los varios aspectos del entorno lingüístico de la Palestina del primer siglo, como Fitzmyer regularmente hace notar, excepto para decir que la evidencia arqueológica, lingüística y sociológica parece indicar que la región era multilingüe, incluyendo por lo menos al arameo y al griego como los más populares en uso… por consiguiente, la probabilidad de que Jesús, y la mayoría de gentiles y judíos, eran multilingües es fuerte” (Stanley E. Porter, The Language of the New Testament: Classic Essays, 27). Ω

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