domingo, 21 de febrero de 2016

¿Tienen los psíquicos "poderes reales"?

El título de esta lección parece estar en tensión con el texto bíblico. En primer lugar la pregunta no solamente pareciera ser “¿tienen poderes reales?” sino también, “¿Quiénes son estas personas que afirman tener estos poderes?” Así que, ¿cómo nos movemos de las implicaciones del texto al enfoque del título? Creo que nos movemos a través del entendimiento de por qué estas personas y sus prácticas eran una amenaza para la voluntad de Dios. Israel creía en sus poderes y por eso los usaban, pero ¿por qué?

En esta lección usaré la palabra “psíquico” para indicar más que sólo un lector de cartas del Tarot y bolas de cristal, sino a todos los que afirman una asociación con lo sobrenatural y las prácticas de la necromancia, brujería, y las llamadas “artes oscuras”.

DESEMPACANDO EL TEXTO

En Deuteronomio 18:9-14 Dios instruyó a Israel a no asociarse con los distintos tipos de prácticas sobrenaturales comunes entre los canaaneos. El texto está entre otros dos, 18:1-8 y 18:15-22, los cuales indican que la voluntad de Dios solamente debe discernirse por medio de los sacerdotes y profetas (Brown, 185). Deuteronomio 18:9-14 es el último de tres “códigos”, los primeros dos aparecen  en 17:14-20 y 18:1-8, para aquellos que representarán a Dios ante el pueblo y su conducta. En esos “códigos” se dan denuncias e instrucciones similares, pero en nuestro pasaje la denuncia consiste de una lista que no se encuentra en ninguna otra parte (Harper, 583-584).

La lista es una interesante variedad entre adivinaciones, necromancia y espiritismo encontrados dentro del  antiguo Oriente Medio y que representan lo que Dios llamó “abominaciones” y que eran violaciones de mandamientos tales como el de Levítico 20:27 (Pigoff, 435). El primero en la lista es el acto de hacer que sus hijos e hijas “pasaran por fuego”. Robert Alter escribe que no es claro si esto era un sacrificio de los hijos o un rito de dedicatoria pagano donde el niño era pasado brevemente por el fuego o sobre fuego con poco o ningún daño físico (Alter, 969). Sin embargo, sabemos de la muerte de niños en sacrificios a Moloc y tanto 2 Reyes 23:10 como Jeremías 32:35 usan la frase “pasar por el fuego”. Entonces, creo que es seguro asumir que esta “abominación” involucraba la muerte de los niños.

El término “hechicería” no es claro. Se puede referir a dibujar la suerte como método de adivinación (Maclaren, 18) o a alguien que es un “lector de encantos” (Alter, 969). Un ejemplo en la Escritura es la adivina de Endor (1 Sam. 28:7-10). Los términos “adivino” y “agorero” también son oscuros, pero pueden referirse a adivinar por medio de líquidos, tal como la copa de adivinación de José (Maclaren, 18-19). Los términos “hechicero” y “encantador” son similares y también pueden referirse a “magos”, “un hacedor de encantamientos” y/o “alguien que hace encantamientos o provee protección mágica contra otro”. Los últimos tres términos también son similares en su alcance (Maclaren, 19) y claramente se refieren a la necromancia (Alter, 969), lo cual es el uso de los espíritus de los muertos para revelar e influir en el futuro.

LA ABOMINACIÓN DE ESAS PRÁCTICAS

Israel tenía problemas con su lealtad. El mandamiento de Dios para ellos era “mantenerse sin mancha delante del Señor su Dios” y esto entraba en contraste con esas prácticas. Una de las expresiones más descaradas de la rebeldía e ignorancia de Israel fue el buscar ayuda de otras fuentes aparte de Dios. En  Israel había tres voces de Dios para el pueblo: los reyes, los sacerdotes y los profetas (Harper, 583). Ellos no dejaban de buscar el consejo “divino” pero lo buscaban entre lo que Dios llama “abominaciones”. Se contradecían porque “no se podía tener un amor perfecto a Dios y comunión con Él” si uno “está traficando con el diablo” (Alexander, 314). Sus vecinos tenían una gran confianza en las “artes oscuras”, consultando brujas y adivinos, así que Israel también tomó ese camino (Brown, 184). Así que, Deuteronomio 18:9-14 no solamente representa la advertencia de Dios contra esas prácticas, sino que también representa una de las muchas maneras en las cuales Israel violó los mandamientos de Dios.

Quizá el ejemplo bíblico más famoso de consultar lo prohibido está en 1 Samuel 28 cuando Saúl visitó a la adivina en Endor. El término “médium” (“espíritu de adivinación” en el RV60) se deriva del original ob, y usualmente se refiere a una “bruja” o “adivina”, una practicando de algún tipo de adivinación o necromancia. El relato se divide en cuatro partes: (1) El silencio de Dios contra Saúl, el acto de separar a Saúl del contacto con Dios (1 Sam. 28:3-7); (2) la sesión espiritista con la adivina, sus resultados, y las implicaciones del ocultamiento y la maldad (28:8-14); (3) el mensaje oscuro de Samuel para Saúl, las implicaciones de la desobediencia de Saúl, y el castigo de Dios (28:15-19); y (4) el relato del último alimento de Saúl, una ofrenda en sacrificio de parte de la adivina y el indicio simbólico de la inminente muerte de Saúl (28:20-25).

Es muy fácil ver esta narración como una afectación provocada por la abominación de la adivinación y la obra de una médium o intérprete de los muertos en una ciudad de Israel­—en este caso, con el rey mismo. Sin embargo, la historia emerge como una ironía pues tanto la adivina como el rey son presentados negativamente. La adivina era, por supuesto, una practicando de lo prohibido (comp. Lev. 19:31; 20:27), pero también lo era Saúl, quien había puesto una prohibición contra esas cosas (1 Sam. 28:9). Aunque la idea de ir a una “adivina” es una abominación, lo que Saúl hizo también fue una abominación y se cuenta como un ejemplo de la fascinación de Israel con lo que Dios condena.

ESAS “ABOMINACIONES” HOY

Una vez más, la pregunta que debemos hacernos no es solamente si los “psíquicos” tienen poderes reales sino ¿por qué la atracción hacia lo “psíquico” es tan poderosa? Ciertamente, los ejemplos abundan. Sir Arthur Conan Doyle, creador de “Sherlock Holmes”, estaba fascinado con la necromancia, y frecuentemente participaba de sesiones espiritistas. Harry Houdini, el ilusionista y artista del escape de la primera parte del Siglo Veinte, estuvo involucrado en el espiritismo en los últimos trece años de su vida. Los diarios están llenos con historias de lo sobrenatural y millones de personas leen sus indignantes afirmaciones. El cable y la televisión satelital presentan documentales y series acerca de casas embrujadas, la presencia de fantasmas y otros casos de asuntos sobrenaturales.
¿Acaso estamos fascinados con la repetición de Samantha en Mi Genio Favorita, o el creciente poder mágico de Harry Potter y sus amigos, las hazañas de Merlin como consejero del rey Arturo, o la magia de la trilogía del Señor de los Anillos? ¿Estamos violando Deuteronomio 18:9-14     cuando miramos y disfrutamos estas cosas? No lo creo, siempre que hemos estado conscientes de que lo mágico solamente existe en un mundo de fantasía y en la vívida imaginación, y que nada tiene que ver con la realidad. ¿Qué niño no ha crecido jugando a imitar a sus superhéroes e imitando sus poderes sobrenaturales?

Nuestra inquietud debe centrarse en las afirmaciones en el mundo real acerca de la lectura de cartas del Tarot, lecturas de las manos, y los que prometen fortunas por estos medios. Ni siquiera necesitamos mencionar el peligro y las prácticas antibíblicas de la Wicca, la versión moderna de la brujería, y otras organizaciones de magia y necromancia. Su existencia es un rechazo de los mandamientos de Dios (comp. Gál. 5:20). Ellos están en la misma categoría que las prácticas de Jezabel (2 Re. 9:22) y de la rebelde Judá (Miq. 5:2). Están condenados como Nahún condenó a Nínive como “amante de hechicerías” (Nah. 3:4). Afirman tener poderes que no tienen ahora ni tendrán jamás. Si “está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Heb. 9:27), ¿cómo puede alguien afirmar que es capaz de manipular el mundo de los muertos? Aquellos que afirman tener poder sobre la tumba y su contenido, y quienes suponen tener poderes sobrenaturales, violan la omnisciencia y omnipotencia del soberano Dios del cielo, pues estas cosas pertenecen a su sola potestad.

CONCLUSIÓN

He puesto una clara línea de separación entre la descripción de lo mágico y sobrenatural en la televisión y lo que reside en las afirmaciones y prácticas oscuras de los sacerdotes de la Wicca, de los médium, y otros practicantes de la necromancia y la magia oscura. El primero simplemente describe algo fantasioso y de la imaginación, mientras que el segundo clama poderes en la realidad.

¿Tienen “poderes reales” los psíquicos? Sí, lo tienen en el sentido de la fascinación que han logrado de parte de la sociedad moderna. Tienen el poder de convencer a los escépticos, y cínicos para que acudan a sus webs de engaño y fraude. Tienen el poder de reemplazar el poder de la madurez y el sentido común con un movimiento de la mano y una apuesta a la suerte. Su más grande error es el mismo expuesto en Deuteronomio 18:9-14, pues ellos sitúan a Dios como alguien que está después de ellos, o aun peor. Cuando la fe en la omnisciencia y omnipotencia de Dios debería ser suficiente, ellos animan a la gente a mirar el movimiento de sus manos con las cartas o al humo de sus tabacos, o a su bola de cristal o cualquier otro medio que cuenten para “leer” la suerte. Los “psíquicos” no tienen poder real en cuanto a poder manipular el mundo espiritual o influir en los pasos del futuro. Ellos son como la adivina de Endor quien lucraba por engañar. Ellos juegan con las emociones, los temores y la credulidad de una sociedad sin fe e ignorante.

Así que mire a Samantha hacer magia con su nariz en Mi Genio Favorita, y a las destrezas de Merlín o a la magia adolescente de Harry Potter y sus amigos. Nuestra preocupación debería empezar únicamente cuando ellos afirmen que eso es real. Tal es el caso con los participantes de Wicca y los médiums con sus sesiones de espiritismo, porque eso sí es peligro y abominación. Ellos practican lo que Dios condena y lo que solamente es prerrogativa de Dios hacer. Ellos mienten y estafan, y así engañan a los ingenuos y sin fe para involucrarse en su impiedad.

Obras Citadas

Alexander, W. L. Deuteronomy.The Pulpit Commentary. Vol. 3. Ed. H.D.M. Spence. New York: Funk and Wagnalls, 1950.

Alter, Robert. The Five Books of Moses. New York: Norton, 2004.

Brown, Raymond. The Message of Deuteronomy. Downers Grove: InterVarsity, 1993.

Harper, Andrew. “The Book of Deuteronomy.” The Expositor’s Bible. Vol. 1. Ed. W. Robertson Nicoll. Grand Rapids: Eerdmans, 1947.

Maclaren, Alexander. Expositions of Holy Scripture. Vol. 1. Grand Rapids: Eerdmans, 1952.


Pigoff, Susan M. “I Samuel 28: Saul and the Not So Wicked Witch of Endor.” Review and Expositor. 95 (1998): 435-44.

1 comentario:

  1. Exelente, oiga yo hablo con los muertos pero ellos no me oyen. jajajajajajajaja.

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