El título de esta lección parece estar en tensión con el texto bíblico.
En primer lugar la pregunta no solamente pareciera ser “¿tienen poderes
reales?” sino también, “¿Quiénes son estas personas que afirman tener estos
poderes?” Así que, ¿cómo nos movemos de las implicaciones del texto al enfoque
del título? Creo que nos movemos a través del entendimiento de por qué estas
personas y sus prácticas eran una amenaza para la voluntad de Dios. Israel
creía en sus poderes y por eso los usaban, pero ¿por qué?
En esta lección usaré la palabra “psíquico” para indicar más que sólo un
lector de cartas del Tarot y bolas de cristal, sino a todos los que afirman una
asociación con lo sobrenatural y las prácticas de la necromancia, brujería, y
las llamadas “artes oscuras”.
DESEMPACANDO EL TEXTO
En Deuteronomio 18:9-14 Dios instruyó a Israel a no asociarse con los
distintos tipos de prácticas sobrenaturales comunes entre los canaaneos. El
texto está entre otros dos, 18:1-8 y 18:15-22, los cuales indican que la
voluntad de Dios solamente debe discernirse por medio de los sacerdotes y
profetas (Brown, 185). Deuteronomio 18:9-14 es el último de tres “códigos”, los
primeros dos aparecen en 17:14-20 y 18:1-8,
para aquellos que representarán a Dios ante el pueblo y su conducta. En esos
“códigos” se dan denuncias e instrucciones similares, pero en nuestro pasaje la
denuncia consiste de una lista que no se encuentra en ninguna otra parte
(Harper, 583-584).
La lista es una interesante variedad entre adivinaciones, necromancia y
espiritismo encontrados dentro del
antiguo Oriente Medio y que representan lo que Dios llamó
“abominaciones” y que eran violaciones de mandamientos tales como el de
Levítico 20:27 (Pigoff, 435). El primero en la lista es el acto de hacer que
sus hijos e hijas “pasaran por fuego”. Robert Alter escribe que no es claro si
esto era un sacrificio de los hijos o un rito de dedicatoria pagano donde el
niño era pasado brevemente por el fuego o sobre fuego con poco o ningún daño
físico (Alter, 969). Sin embargo, sabemos de la muerte de niños en sacrificios
a Moloc y tanto 2 Reyes 23:10 como Jeremías 32:35 usan la frase “pasar por el
fuego”. Entonces, creo que es seguro asumir que esta “abominación” involucraba
la muerte de los niños.
El término “hechicería” no es claro. Se puede referir a dibujar la
suerte como método de adivinación (Maclaren, 18) o a alguien que es un “lector
de encantos” (Alter, 969). Un ejemplo en la Escritura es la adivina de Endor (1
Sam. 28:7-10). Los términos “adivino” y “agorero” también son oscuros, pero
pueden referirse a adivinar por medio de líquidos, tal como la copa de
adivinación de José (Maclaren, 18-19). Los términos “hechicero” y “encantador”
son similares y también pueden referirse a “magos”, “un hacedor de
encantamientos” y/o “alguien que hace encantamientos o provee protección mágica
contra otro”. Los últimos tres términos también son similares en su alcance
(Maclaren, 19) y claramente se refieren a la necromancia (Alter, 969), lo cual
es el uso de los espíritus de los muertos para revelar e influir en el futuro.
LA ABOMINACIÓN DE ESAS PRÁCTICAS
Israel tenía problemas con su lealtad. El mandamiento de Dios para ellos
era “mantenerse sin mancha delante del Señor su Dios” y esto entraba en
contraste con esas prácticas. Una de las expresiones más descaradas de la
rebeldía e ignorancia de Israel fue el buscar ayuda de otras fuentes aparte de
Dios. En Israel había tres voces de Dios
para el pueblo: los reyes, los sacerdotes y los profetas (Harper, 583). Ellos
no dejaban de buscar el consejo “divino” pero lo buscaban entre lo que Dios
llama “abominaciones”. Se contradecían porque “no se podía tener un amor
perfecto a Dios y comunión con Él” si uno “está traficando con el diablo”
(Alexander, 314). Sus vecinos tenían una gran confianza en las “artes oscuras”,
consultando brujas y adivinos, así que Israel también tomó ese camino (Brown,
184). Así que, Deuteronomio 18:9-14 no solamente representa la advertencia de
Dios contra esas prácticas, sino que también representa una de las muchas
maneras en las cuales Israel violó los mandamientos de Dios.
Quizá el ejemplo bíblico más famoso de consultar lo prohibido está en 1
Samuel 28 cuando Saúl visitó a la adivina en Endor. El término “médium”
(“espíritu de adivinación” en el RV60) se deriva del original ob, y usualmente se refiere a una
“bruja” o “adivina”, una practicando de algún tipo de adivinación o
necromancia. El relato se divide en cuatro partes: (1) El silencio de Dios
contra Saúl, el acto de separar a Saúl del contacto con Dios (1 Sam. 28:3-7);
(2) la sesión espiritista con la adivina, sus resultados, y las implicaciones
del ocultamiento y la maldad (28:8-14); (3) el mensaje oscuro de Samuel para
Saúl, las implicaciones de la desobediencia de Saúl, y el castigo de Dios
(28:15-19); y (4) el relato del último alimento de Saúl, una ofrenda en
sacrificio de parte de la adivina y el indicio simbólico de la inminente muerte
de Saúl (28:20-25).
Es muy fácil ver esta narración como una afectación provocada por la abominación de la adivinación y la obra
de una médium o intérprete de los muertos en una ciudad de Israel—en este
caso, con el rey mismo. Sin embargo, la historia emerge como una ironía pues
tanto la adivina como el rey son presentados negativamente. La adivina era, por
supuesto, una practicando de lo prohibido (comp. Lev. 19:31; 20:27), pero
también lo era Saúl, quien había puesto una prohibición contra esas cosas (1
Sam. 28:9). Aunque la idea de ir a una “adivina” es una abominación, lo que
Saúl hizo también fue una abominación y se cuenta como un ejemplo de la
fascinación de Israel con lo que Dios condena.
ESAS “ABOMINACIONES” HOY
Una vez más, la pregunta que debemos hacernos no es solamente si los
“psíquicos” tienen poderes reales sino ¿por qué la atracción hacia lo
“psíquico” es tan poderosa? Ciertamente, los ejemplos abundan. Sir Arthur Conan
Doyle, creador de “Sherlock Holmes”, estaba fascinado con la necromancia, y
frecuentemente participaba de sesiones espiritistas. Harry Houdini, el
ilusionista y artista del escape de la primera parte del Siglo Veinte, estuvo
involucrado en el espiritismo en los últimos trece años de su vida. Los diarios
están llenos con historias de lo sobrenatural y millones de personas leen sus
indignantes afirmaciones. El cable y la televisión satelital presentan
documentales y series acerca de casas embrujadas, la presencia de fantasmas y
otros casos de asuntos sobrenaturales.
¿Acaso estamos fascinados con la repetición de Samantha en Mi Genio Favorita, o el creciente poder
mágico de Harry Potter y sus amigos, las hazañas de Merlin como consejero del
rey Arturo, o la magia de la trilogía del Señor
de los Anillos? ¿Estamos violando Deuteronomio 18:9-14 cuando miramos y disfrutamos estas cosas?
No lo creo, siempre que hemos estado conscientes de que lo mágico solamente
existe en un mundo de fantasía y en la vívida imaginación, y que nada tiene que
ver con la realidad. ¿Qué niño no ha crecido jugando a imitar a sus superhéroes
e imitando sus poderes sobrenaturales?
Nuestra inquietud debe centrarse en las afirmaciones en el mundo real
acerca de la lectura de cartas del Tarot, lecturas de las manos, y los que
prometen fortunas por estos medios. Ni siquiera necesitamos mencionar el
peligro y las prácticas antibíblicas de la Wicca, la versión moderna de la
brujería, y otras organizaciones de magia y necromancia. Su existencia es un
rechazo de los mandamientos de Dios (comp. Gál. 5:20). Ellos están en la misma
categoría que las prácticas de Jezabel (2 Re. 9:22) y de la rebelde Judá (Miq.
5:2). Están condenados como Nahún condenó a Nínive como “amante de hechicerías”
(Nah. 3:4). Afirman tener poderes que no tienen ahora ni tendrán jamás. Si
“está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después de esto el
juicio” (Heb. 9:27), ¿cómo puede alguien afirmar que es capaz de manipular el
mundo de los muertos? Aquellos que afirman tener poder sobre la tumba y su
contenido, y quienes suponen tener poderes sobrenaturales, violan la
omnisciencia y omnipotencia del soberano Dios del cielo, pues estas cosas
pertenecen a su sola potestad.
CONCLUSIÓN
He puesto una clara línea de separación entre la descripción de lo mágico
y sobrenatural en la televisión y lo que reside en las afirmaciones y prácticas
oscuras de los sacerdotes de la Wicca, de los médium, y otros practicantes de
la necromancia y la magia oscura. El primero simplemente describe algo
fantasioso y de la imaginación, mientras que el segundo clama poderes en la
realidad.
¿Tienen “poderes reales” los psíquicos? Sí, lo tienen en el sentido de
la fascinación que han logrado de parte de la sociedad moderna. Tienen el poder
de convencer a los escépticos, y cínicos para que acudan a sus webs de engaño y
fraude. Tienen el poder de reemplazar el poder de la madurez y el sentido común
con un movimiento de la mano y una apuesta a la suerte. Su más grande error es
el mismo expuesto en Deuteronomio 18:9-14, pues ellos sitúan a Dios como
alguien que está después de ellos, o aun peor. Cuando la fe en la omnisciencia
y omnipotencia de Dios debería ser suficiente, ellos animan a la gente a mirar
el movimiento de sus manos con las cartas o al humo de sus tabacos, o a su bola
de cristal o cualquier otro medio que cuenten para “leer” la suerte. Los
“psíquicos” no tienen poder real en cuanto a poder manipular el mundo
espiritual o influir en los pasos del futuro. Ellos son como la adivina de
Endor quien lucraba por engañar. Ellos juegan con las emociones, los temores y
la credulidad de una sociedad sin fe e ignorante.
Así que mire a Samantha hacer magia con su nariz en Mi Genio Favorita, y a las destrezas de Merlín o a la magia
adolescente de Harry Potter y sus amigos. Nuestra preocupación debería empezar
únicamente cuando ellos afirmen que eso es real. Tal es el caso con los
participantes de Wicca y los médiums con sus sesiones de espiritismo, porque
eso sí es peligro y abominación. Ellos practican lo que Dios condena y lo que
solamente es prerrogativa de Dios hacer. Ellos mienten y estafan, y así engañan
a los ingenuos y sin fe para involucrarse en su impiedad.
Obras Citadas
Alexander, W. L. “Deuteronomy.”
The Pulpit
Commentary. Vol. 3.
Ed. H.D.M. Spence. New York: Funk and Wagnalls, 1950.
Alter, Robert. The Five Books of Moses.
New York: Norton, 2004.
Brown, Raymond. The Message of Deuteronomy.
Downers Grove: InterVarsity, 1993.
Harper, Andrew. “The Book of Deuteronomy.” The
Expositor’s Bible. Vol. 1. Ed. W. Robertson Nicoll. Grand Rapids: Eerdmans,
1947.
Maclaren, Alexander. Expositions of Holy Scripture.
Vol. 1. Grand Rapids: Eerdmans, 1952.
Pigoff, Susan M. “I Samuel 28: Saul and the Not
So Wicked Witch of Endor.” Review
and Expositor. 95 (1998):
435-44.
Exelente, oiga yo hablo con los muertos pero ellos no me oyen. jajajajajajajaja.
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