domingo, 31 de enero de 2016

La Soberanía de Dios

Webster define soberanía así: “supremacía en poder; superior en posición a todos los demás”. Una mejor definición para nosotros podría ser que la soberanía de Dios es “el control supremo basado en su naturaleza y su voluntad”. La Biblia está constantemente recordándonos la soberanía de Dios. “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley” (Deut. 29:29). “¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Ro. 11:33). Todas las cosas están bajo el gobierno y control de Dios, y nada sucede en este universo sin su dirección o permiso. Él es un Dios que hace, no solo algunas cosas, sino todas las cosas según el consejo de su voluntad (Ef. 1:11). El propósito de Dios es todo-inclusivo y nunca es frustrado (Isa. 46:11). Nada toma a nuestro Dios por sorpresa.

DEUTERONOMIO ES UN LIBRO ACERCA DE LA SOBERANÍA DE DIOS

El libro de Deuteronomio es una predicación de esta poderosa verdad para  Israel y para nosotros (comp. Ro. 15:4; 1  Cor. 10:6, 10). Deuteronomio es la guía y el resto de la Biblia continúa con esta poderosa doctrina.

·         Deuteronomio enseña que Dios es soberano sobre el universo entero (Deut. 4:39; 10:14, 17; comp. Sal. 103:19; Ro. 8:28; Ef. 1:11).

·         Dios es soberano sobre toda la naturaleza (Deut. 7:12-16; 11:3-4; 13-17; Sal. 135:6-7; Mat. 5:45; 6:25-30).

·         Dios es soberano sobre los ídolos, los ángeles y sobre Satanás (Deut. 5:14, 15; 18:9-14; Sal. 103:20-21; Job 1:12).

·         Dios es soberano sobre las naciones (Deut. 2:9-9-25; 20:1-4; 30-37; 32:8, 39-43; Sal. 47:7-9; Dan. 2:20-21; 4:34-35).

·         Dios es soberano sobre los seres humanos (Deut. 1:6-8, 17, 35; 1 Sam. 2:6-7; Gál. 1:15-16).

·         Dios es soberano sobre los animales (Deut. 7:12-16; Deut. 28-34; Sal. 104:21-30; 1 Re. 17:4-6).

·         Dios es soberano sobre los procesos naturales y los accidentes (Deut. 8:3-4, 18; Prov. 16:33; Mat. 10:29; Jn. 1:7).

·         Dios es soberano sobre los actos libres de los hombres (Duet. 1:6-8; 4:25-31; 10:22; 19:8-10; 25:13-18; Éx. 3:21; 12:25-36; Ez. 7:27).

·         Dios es soberano sobre los actos pecaminosos y malvados de los hombres (Gén. 45:5; 50:20; Deut. 1:35-39; 2:30-35; 3:21-22; 4:25-31; 7:1-5; 2 Sam. 24:1; 1 Crón. 21:1).

·         Dios es soberano sobre los verdaderos y sobre los falsos profetas (Deut. 18:15-22).

En la conclusión de Deuteronomio (cap. 28-34), Moisés nuevamente explica que Dios es soberano sobre cada una de las categorías de la lista anterior.



SOBERANÍA, ATEÍSMO Y CALVINISMO

El punto de vista bíblico en cuanto a la soberanía de Dios está en desacuerdo con el ateísmo y con el calvinismo. El ateo cree que la existencia del pecado y el sufrimiento humano hace imposible que exista ese Dios de la Biblia que es infinito en bondad y poder. Ellos creen que  Dios tiene deficiencia en bondad o en poder y que por eso existe el mal. Aceptar esto negaría la soberanía de Dios y por consiguiente su existencia.

El punto de vista calvinista es cercano al punto de vista ateo. “Decir que Cristo murió por todos sin excepción y sin embargo admitir que solamente unos cuantos son salvos parecería acusar a Dios de injusticia o que los sufrimientos de Cristo no fueron suficientes para lograr liberación por medio de ellos, o insinuar una deficiencia de poder, o de buena voluntad, para procesar su propósito de perfección… la voluntad es esa facultad del alma por medio de la cual elegimos libremente o rechazamos cosas. Es la naturaleza de la voluntad hacer libremente lo que esta desea. (Pero) es incapaz, hasta que sea cambiada por la gracia, a moverse por sí misma hacia Dios; y la voluntad que es buena, lo es por la gracia; nuestro ser es libre para cometer actos pecaminosos, pero atado en cuanto a hacer buenas obras, hasta que es liberado por Cristo (Sal. 110:3; Jn. 8:36; Jn. 15:5; Filp. 2:13). (Cruden, citado en “La Soberanía Indisputable de Dios”).

La creencia calvinista de que los hombres no son libres sino que están determinados por Dios juega un papel similar al que juega el ateo (comp. Flew, 9, 10). Este punto de vista hace que Dios sea un monstruo que creó a los hombres sin libertad y luego los castiga eternamente por sus pecados.

DIOS TIENE LA CAPACIDAD DE CONOCER LO QUE EL HOMBRE LIBREMENTE ELEGIRÁ HACER

Asombrosamente, la libertad del hombre es la base de la respuesta tanto para el calvinismo como para el ateísmo. Dios tiene la capacidad para saber lo que el hombre libremente decidirá hacer. El ateo debe aceptar esto basado en la definición de Dios. Esta clase de conocimiento ha sido un problema para los calvinistas y también para algunos de nuestros hermanos. T. W. Brents creía que Dios limitaba su pre conocimiento para no poder conocer si los hombres van a pecar (96). Si Dios limitara su pre conocimiento, entonces Él estaría limitado en todos sus demás atributos. Él no sería Dios; no sería soberano. James D. Bales reunió una lista de dieciocho atributos que la humanidad no perdió en La Caída (20-21). Muchos de estos atributos son importantes para nuestra discusión porque ellos demuestran que la soberanía y el pre conocimiento de Dios no mitigan la libertad y la responsabilidad del hombre. Aun después que el pecado entró al mundo, el hombre era consciente de sí mismo, de otros, de Dios, y del mundo externo (Gén. 3:7-10). El hombre aún era un ser responsable, antes y después (Gén. 2:16-17; 3:9-19). El hombre aún estaba bajo la ley de Dios (Gén. 2:16; 3:2, 11, 15-17). El hombre aún creía en Dios y estaba en comunicación con Él después que pecó (Gén. 2:16, 18; 3:8-19). Dios apeló a la mente del hombre tanto antes como después de La Caída (2:15-16; 3:8-19). Estos pasajes prueban que el pecado y la caída del hombre  no niegan la libertad humana o la soberanía y el pre conocimiento de Dios.


LECCIONES PARA APRENDER: EL PELIGRO DE NEGAR LA SOBERANÍA DE DIOS

Moisés, Josué y los otros 11 espías demostraron los peligros de entender o no entender  el significado de la soberanía de Dios.

(1) Moisés golpeó la roca en lugar de hablarle (Núm. 20:11-13). Dios describe su pecado, “porque me fuisteis infieles… porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel” (Deut, 32:48-52). El pecado de Moisés demostró que por un breve momento él desechó la soberanía de Dios y actuó según sus propios impulsos. Los diez espías, después de ser testigos de la soberanía y del poder de Dios en las Diez Plagas y en los milagros que los liberaron de Egipto, fracasaron en entender la soberanía de Jehová sobre los elementos del desierto y sobre todas las demás naciones en Palestina. ¿Cuán importante es la verdad de Dios para nuestras vidas? A Moisés no se le permitió entrar a la tierra prometida y toda una generación de los hijos de Israel que fue liberada por Dios de la esclavitud murió en el desierto de Cades-Barnea.

(2) Moisés y Josué fueron grandemente bendecidos por creer en la soberanía de Dios. A Moisés se le permitió a los ochenta años de edad dirigir al pueblo de Israel fuera de Egipto. Aunque él era tímido y cobarde, Dios lo usó como uno de los líderes más poderosos de todos los tiempos y luego lo usó para registrar el Pentateuco. Josué fue bendecido luego de que animara a Israel a confiar en la soberanía de Dios para tomar posesión de la tierra. Él y Caleb fueron los únicos dos hombres que Dios permitió que disfrutaran la tierra prometida una generación después. Josué capítulo 1 y el 23 nos revelan la maravillosa confianza de Josué en la soberanía de Dios y en la ayuda y ánimo que Dios le dio durante toda su vida.

(3) Pablo, en Romanos 8:28, nos recuerda esta gran verdad acerca de nuestro Dios. Todas las cosas no son buenas; todas las cosas no ayudan a bien; pero todas las cosas cooperan para bien si amamos, confiamos y obedecemos a Dios —creyendo en su soberanía.

Thomas Warren enseñó estas verdades cuando se dedicó a estudiar temas bíblicos difíciles. Él nos recuerda que este mundo es de Dios; nosotros no lo hicimos, no somos responsables de su mantenimiento, y no decidiremos su destino. Nuestra responsabilidad es simplemente estudiar y obedecer y entonces confiar en Dios. Él nos expone los tres aspectos de la voluntad de Dios. Dios tuvo una voluntad ideal —Él no quiere que ninguno se pierda (2 Pe. 3:9). Los hombres han fallado a la voluntad ideal de Dios pecando. Dios tiene una voluntad circunstancial/condicional —Él nos ha provisto de una manera para salvarnos de nuestros pecados (Jn. 3:16; Mr. 16:15-16). Nosotros podemos fallar a la voluntad condicional de Dios si rehusamos creer en Cristo. Pero la voluntad final de Dios es castigar a los malvados y recompensar a los justos (Mat. 25:31-46; 2 Tes. 1:7-9). Nadie puede fallarle a la voluntad final de Dios. Dios es soberano.

Obras Citadas

Bales, James D. Genesis.The Living Messages of the Old Testament.

Ed. Garland Elkins and Thomas B. Warren. Jonesboro: National Christian, 1977.

Brents, T. W. The Gospel Plan of Salvation. Nashville, Gospel Advocate, 1957.

Flew, Anthony. God & Philosophy. New York: Dell, 1966. “God’s Indisputable Sovereignty.” 
<http://www.the-highway.com/God%27s_ Indisputable_ Sovereignty.html> Sept. 2006.

Weatherhead, Leslie D. The Will of God. Nashville: Abingdon, 1972.

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