¿Es pecado para una mujer enseñar
a niños una clase bíblica, específicamente si éstos han sido bautizados en
Cristo?
Esta pregunta surge
frecuentemente de parte de algunos cristianos sinceros, quienes desean servir al Señor
correctamente y respetar el rol que Dios ha asignado a la mujer en la iglesia. Desafortunadamente,
algunos han comprendido mal la instrucción del Nuevo Testamento concerniente a
este asunto. En algunas ocasiones, este celo mal dirigido ha creado
dificultades no pequeñas.
El pasaje clave sobre el cual
gira esta cuestión es 1 Timoteo 2:12
“Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el
hombre, sino que permanezca callada”.
Para poder comprender el alcance
de este texto es necesario que enfoquemos nuestra atención en la palabra “hombre”.
A la mujer cristiana se le
prohíbe, en algún sentido, enseñar o
ejercer autoridad sobre el hombre. El texto griego sugiere que “enseñar” bajo
ciertas circunstancias puede ser un acto de “autoridad”.
Para nuestra presente
consideración, se dará especial atención al término “hombre” ya que se
encuentra en este contexto. La palabra griega es aner. En primer lugar, a diferencia de la palabra genérica anthropos, la cual incluye tanto hombres
como mujeres (comp. 1 Tim. 2:1, 4), aner
es un término generalmente restringido a los varones (comp. 1 Tim. 2:8). Vea,
por ejemplo, Hechos 8:12 y 17:12, donde la palabra se usa en contraste con
mujeres.
Segundo, aner se usa para distinguir a un adulto de un niño (vea J.
H. Thayer, Greek-English Lexicon of the New Testament, Edinburgh:
T.&. T. Clark, 1958, p. 45).
Observe que aner se usa en contraste con
“niños” en Mat. 14:21 y 15:38. Aquí “niños” (paidion) se refiere a los más jóvenes, generalmente “por debajo de
la edad de la pubertad” (F.W. Danker,et al., Greek-English
Lexicon of the New Testament, University of Chicago, 2000, p. 749). Pero
Thayer representa a los “niños” de los dos pasajes como “parcialmente crecidos”
(p. 473).
Pablo contraste “hombre” con “niño”
(nepios) en 1 Corintios 13:11. Nepios generalmente significa un “chico
joven”, pero el término también puede aplicar a alguien que es sencillamente un
“menor”, es decir, aquel que no ha alcanzado la edad legal (comp. Gál. 4:1-2). En
esta conexión J. Baur describe aner como
el “hombre maduro” (Horst Balz and Gerhard Schneider, eds., Exegetical
Dictionary of the New Testament, Zondervan, 1990, p. 99). Es claro ver
que hay cierto tipo de flexibilidad en el uso de estas palabras.
Aquí hay otro punto de
consideración. A Jesús se le consideró un “niño” (país) cuando tenía doce años (Lc. 2:43), y Él aún estaba “sujeto” (hupotasso, presente, medio, es decir, Él
mismo se sometía) tanto a su padre como a su madre (2:51). Obviamente el Señor,
a la edad de doce años, aunque ya se involucraba en los “negocios de Su Padre”
(v. 49), no creía que era inapropiado estar bajo la autoridad de Su madre. Es ridículo
creer que una madre ya no tiene autoridad sobre su hijo porque éste ya tiene 10
ó 12 años, y aun cuando es adolescente. Mi madre nunca hubiera aceptado esa
teoría. ¡Ni yo! ¡Aún vivo bajo su techo!
Uno debe recordar este punto
también. La prohibición de Pablo en 1 Timoteo 2:12 no es simplemente que una
mujer no deba ejercer autoridad sobre un hombre cristiano, en lugar de eso, ella no debe funcionar inapropiadamente
como una figura de autoridad sobre el “hombre”. ¡Punto!
En vista de la estricta
aplicación de este pasaje que hacen algunos, una mujer no podría enseñar ninguna
clase donde estuvieran varones de ningún tipo— sean cristianos o no—
si todos deben ser considerados como hombres.
No veo ningún problema en que una
mujer enseñe una clase bíblica donde los estudiantes son jóvenes—
estén o no bautizados. Ω
¿se aceptaria que una maestra dirija la oracion en una clase donde se encuentre al menos un joven bautizado?
ResponderEliminar