Uno de los movimientos religiosos
de rápido crecimiento hoy es el grupo Baha’i. Originándose en Irán en 1844,
este culto se ha establecido en miles de lugares alrededor del mundo.
El fundador de este movimiento
fue Mirza ‘Muhammad, quien afirmaba ser el predecesor de alguien que sería
conocido como el gran Maestro Mundial. Este Maestro, supuestamente, sería el
santo profeta mediante el cual se comunicaría la más reciente revelación de la
Fuente Divina. Él uniría a la familia humana en una conglomeración sincrética
de varios pueblos, e inauguraría una era de paz.
En 1863, un hombre llamado Mirza
Husayn ‘Ali anunció que él era el Gran Maestro. Adoptó el nombre de Baha’u’llah
(la gloria de Dios), del cual se deriva el término Baha’i. Después de la muerte
de Baha’u’llah en 1892, la organización fue dirigida por su hijos mayor durante
los siguientes veintinueve años. Él, a su vez, fue sucedido por un nieto que
guio al movimiento hasta 1957. Desde entonces, el culto Baha’i ha sido
gobernado por un grupo llamado “Las Manos de la Causa”, con sus cuarteles
generales ubicados en Haifa, Israel.
La organización Baha’i es
antibíblica desde diversos puntos de vista.
1. El
Baha’ismo niega la unicidad de Jesús de Nazareth como Hijo de Dios. El Nuevo
Testamento enseña que Cristo es el “Unigénito” del Padre. La palabra griega
para “unigénito” es monogenes, un término
utilizado con referencia a Cristo para indicar que “Él era el único
representante del Ser y carácter de Aquel que lo envió” (Vine 1939, 140). Sin embargo,
Baha’u’llah ¡alegaba que Cristo era sólo una
de las manifestaciones de Dios! Y contendía que él era la más reciente de estas
manifestaciones.
2. Cristo
declaró: “Yo soy el camino, y la verdad,
y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Jn. 14:6). El Señor derramó
su sangre por la iglesia (Hch. 20:28; Ef. 4:4; 1:22, 23), y Él es Salvador
exclusivamente de ese cuerpo (Ef. 5:26). Sin embargo, los devotos de la
filosofía Baha’i pretende unificar todas las religiones sobre la base del
compromiso doctrinal, y a expensas de la clara enseñanza de Cristo. Supuestamente,
los abogados de este sistema respetan la enseñanza de Jesús, Muhammad, Baha’u’llah,
y de todos los grandes “profetas”.
3. El
Hijo de Dios enseñó que sólo la verdad puede librarlo a uno del pecado (Jn.
8:32), y la verdad está contenida en las palabras que vinieron de Dios a través
de Cristo, y a través de sus embajadores inspirados (Jn. 17:8, 17; Lc. 10:16). El
Nuevo Testamento, sellado por la sangre del Salvador (Mat. 26:28) contiene esa
revelación, y éste era la comunicación final de Dios para la humanidad (Judas
3). El Baha’ismo aboga por el subjetivismo, asegurando que “la verdad es
continua y relativa, no final y absoluta”. Este sistema de confusión no puede
ser de Dios (1 Cor. 14:33).
4. El
Baha’ismo repudia la doctrina del Nuevo Testamento de un regreso visible y
audible de Cristo para juzgar al mundo (Mat. 25:31ss; 1 Tes. 4:16; 2 Tes.
1:7-9). La doctrina del culto Baha’i contiende que las profecías con respecto a
la venida de Cristo fueron cumplidas con la llegada de Baha’u’llah. Tal teoría,
desde luego, está falta de cualquier evidencia.
El movimiento Baha’i es una gran
desviación de la revelación bíblica. Este sistema debe recibir oposición. Sus sinceros
discípulos deben ser confrontados con la verdad que está en Cristo Jesús. Ω
BIBLIOGRAFIA
Vine, W. E. 1939. Expository Dictionary
of New Testament Words. Vol. 3. London, England: Oliphants.
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