Ayunar, en el sentido bíblico, es
abstenerse de comer y beber por un motivo espiritual.
En la era del Antiguo Testamento, los judíos ayunaban frecuentemente, aun
cuando sólo había un ayuno prescrito por la ley. Una vez cada año, en el día de
la Expiación, los hebreos debían “afligir” sus almas (Lev. 16:31), lo cual
significa que debían ayunar (comp. Isa. 58:3).
Aunque no hay ayunos obligatorios
hoy para los cristianos, el Nuevo Testamento parece dar por entendido que los
hijos de Dios ocasionalmente necesitarían ayunar.
Cuando los discípulos del Señor
fueron criticados por no ayunar, Jesús respondió que difícilmente sería
apropiado que lo hicieran mientras Él aún estaba con ellos. Sin embargo,
vendría el tiempo cuando Él sería apartado de
ellos; entonces ellos ayunarían (Lc. 5:35).
Además, cuando El advirtió acerca
de una incorrecta motivación para adorar, los aconsejó así: “Y cuando ayunéis, no pongáis cara triste,
como los hipócritas” (Mat. 6:16). Es llamativo que Él no dijo “Si ayunáis” sino que dijo “Cuando ayunéis”—
reflejando que Él esperaba que lo hicieran.
Ayunar, para el cristiano, es un
asunto estrictamente voluntario. Debe
surgir de una sensación de profunda necesidad, no como resultado de una mera
formalidad.
Entonces, ¿cuándo puede ser
valioso el ayuno?
(1) Ayunar
puede ser beneficioso en tiempos de aflicción personal. David y sus hombres
lloraron y ayunaron cuando oyeron acerca de la muerte de Saúl (2 Sam. 1:12), y
Nehemías hizo lo mismo cuando supo de la condición deplorable de Jerusalén
(Neh. 1:4). Ayunar y orar ciertamente parece apropiado cuando un ser amado está
críticamente enfermo (2 Sam. 12:16).
(2) El
ayuno acompañado de arrepentimiento como una muestra externa y genuina de
contrición por la rebeldía espiritual (1 Sam. 7:6). El pueblo de Nínive
proclamó ayuno general cuando reconoció su estado pecaminoso (Jon. 3:5).
(3) El
ayuno fue practicado en conexión con grandes e importantes eventos religiosos. Moisés
ayunó durante el período en el que recibió la ley (Ex. 34:28). Cristo ayunó
antes de su encuentro con Satanás en el desierto (Mat. 4:2). La iglesia ayunó
antes de enviar a Saulo y a Bernabé a aquella peligrosa primera campaña
misionera (Hch. 13:2-3). Ayunar ciertamente era un componente en el dinámico
ministerio de Pablo (2 Cor. 6:5; 11:27).
Sin embargo,
se advierte que el ayuno puede prestarse para abusos. La práctica nunca debe
emplearse como sustituto de una vida personal devota. Isaías presentó una
devastadora reprensión para aquellos que ayunaban y luego se entregaban a sus
placeres mundanos (Isa. 58). Es más, ayunar no debe ser una ocasión para
alardear de la religiosidad que uno practica. Los fariseos eran culpables de
tal comportamiento (Mat. 6.16-18).
Finalmente,
los rigores del ayuno no deben dar a luz un espíritu de satisfacción religiosa
y auto-justicia. Esto en verdad es una tentación (comp. Lc. 18.9-14).
En el análisis
final, no parece haber beneficios en el ayuno voluntario en ciertas ocasiones. Reflexione
acerca de lo siguiente:
(1) Las
Escrituras parecen sugerir que Dios honra el ayuno cuando es llevado a cabo con
profunda y sincera dedicación.
(2) Los
médicos indican que el ayuno moderado puede ser beneficioso para la salud,
permitiendo que nuestro sistema se limpie a sí mismo ocasionalmente.
(3) Al
parecer la mente es capaz de alcanzar profundos niveles de reflexión durante
períodos de ayuno.
(4) El
ayuno puede ayudarnos a afinar nuestra autodisciplina.
(5) El
ayuno también puede tener el efecto añadido de reforzar nuestro aprecio por
aquellas cosas de las que nos abstenemos durante ese período. Ω
EXELENTE AQUI SE HA DICHO TODO Y DE LA MANERA MAS SABIA POR QUE SE HA SUSTENTADO EN EL EVANGELIO DE DIOS.
ResponderEliminarADEMAS QUE EL AYUNO ES UNA FORMA DE SACRIFICAR SU CUERPO EVITANDO INGERIR ALIMENTOS Y DAR LUGAR AL ALIMENTO ESPIRITUAL QUE SE ADQUIERE ATRAVES DE LA FE.