domingo, 2 de junio de 2013

¿Ismael o Isaac? ¿La Biblia o el Corán?

El día sagrado islámico, Qurbani Id (o Id Al-Adha), es conocido como “El Festival del Sacrificio”. Los musulmanes celebran esta “gran fiesta de sacrificio” en el décimo día del último mes del año musulmán. Según su esquema doctrinal, este día celebran la disposición de Abraham a sacrificar a su hijo con Agar, Ismael.

Si Ud. recuerda el relato del Antiguo Testamento, se habrá quedado perplejo. ¿No fue a Isaac a quien Dios instruyó a Abraham a sacrificar? La diferencia es ésta. Los cristianos aceptan el testimonio de la Biblia. Los musulmanes rechazan la Biblia y creen que el Corán (o Qur’an) contiene el registro inspirado e incorruptible. ¿Quién tiene la razón?

Aunque el Corán no menciona el nombre del hijo a quien Abraham iba a sacrificar, los musulmanes creen que éste era Ismael, y creen que la idea está apoyada por el Corán. Un erudito musulmán, luego de citar un cierto número de textos del Corán, concluye:

Es muy claro que Ismael era el hijo para ser sacrificado y no Isaac, la paz sea sobre ellos dos. También podemos ver cuán corrupta es la Biblia. La Biblia no es confiable. Ha sido alterada con manipulaciones de los hombres al punto que ya no podemos decir qué partes son las Palabras Vivas del Dios Altísimo y cuáles no lo son.

Ismael era trece años mayor que Isaac, y Abraham amaba tan profundamente al Dios Altísimo que él quería sacrificarle a su propio hijo. Si el nombre de Ismael representa la gratitud hacia el Dios Altísimo luego de una desesperante y larga espera, entonces tiene perfecto sentido que Abraham quisiera sacrificar a Ismael al Dios Altísimo para darle la cosa más preciosa que pudo tener.

La cuestión no se trata de “quién” está en lo correcto, como si esto fuera una disputa personal entre dos “clases” de personas. El asunto no tiene que ver con personalidades, cultura y razas. La cuestión es esta: ¿Cuál registro contiene el relato histórico auténtico? ¿Creeremos en la Biblia que menciona a Isaac, o a las aseveraciones de los musulmanes que infieren del Corán el nombre del hijo?

Algunos contenderán que esta es la clase de desacuerdos que nunca se podrían resolver. Los cristianos aceptarán la Biblia. Los musulmanes se pondrán de parte del Corán. La discusión cae en una controversia “tu palabra contra la mía” —por lo menos ante los ojos de algunos.

Pero el asunto es más fundamental que eso. La cuestión real es esta: ¿Cuál de los dos libros es la revelación de Dios? Ambos volúmenes afirman ser inspirados, pero obviamente ambos no pueden serlo. La diferencia “Isaac vs Ismael” es sólo una de cientos de discrepancias entre la Biblia y el Corán. Y muchas de estas diferencias se han dado en temas cruciales (por ejemplo la naturaleza de Dios, la identidad de Cristo y el plan de Dios para la salvación del hombre).

Antes de que alguien se comprometa con un sistema religioso, es necesario indagar con respecto a la fuente de esa religión. Si la Biblia es del cielo, entonces el cristianismo es la religión verdadera. Si el Corán es de Dios, entonces el Islam es el sistema genuino.

En cuanto a la Biblia, podemos observar que está confeccionada de una clase de “código ADN” — una serie de rasgos que la identifican como algo de Dios. Hay un cierto número de indicios característicos que la identifican como algo de origen divino.

Las Escrituras, aunque fueron confeccionadas por unos cuarenta escritores humanos, en un período aproximado de 1500 años, contiene una asombrosa unidad de propósito y doctrina. Esta incluye muchas profecías, es decir, predicciones detalladas, que luego se cumplieron perfectamente. Aun cuando ha sido desafiada por los más reconocidos escépticos, a la Biblia no se le ha encontrado un solo error. Ha sido vindicada incontables veces. Los hombres aún están intentando “atrapar” a las Escrituras.

Pero el Corán, a pesar de sus afirmaciones, es algo carente de las marcas de la revelación divina. Su estándar denigrante hacia la mujer no es desconocido por cualquiera que se haya familiarizado con el Islam. El libro contiene numerosas inexactitudes históricas y anacronismos, es decir, la colocación cronológica errónea de personas, eventos, etc. Aquí les doy un ejemplo:

Al relatar los eventos del Éxodo y la peregrinación por el desierto, el Corán dice: “Ellos no creyeron en las señales de Dios y mataron a los profetas injustamente” (comp. Sura 25:57-61). ¿Quiénes eran los “profetas” en el desierto? Esa expresión “los profetas” usualmente designaba a un ministerio especial de siervos quienes vivieron en una época posterior a la mencionada. M. Rodwell observa: “Este pasaje [Sura 25:59] es uno de los numerosos anacronismos que abundan en el Corán y demuestran la vulgar ignorancia del profeta árabe” (Rodwell, J.M., trans. The Koran, Everyman’s Library. New York: Dutton, 1909, p. 344).
Ante nosotros están dos libros. Uno es sin faltas y divino. El otro, el Corán, está repleto de errores, el producto de un auto proclamado profeta, quien no era un profeta en lo absoluto. Uno nos anima a amar a nuestros enemigos; el otro promueve la conversión por la fuerza y la Jihad, “guerra santa”.


La Biblia registra que Abraham estaba dispuesto a sacrificar a Isaac. El Corán, según afirman sus eruditos, implica que Abraham estaba dispuesto a sacrificar a Ismael. La cuestión es: ¿Cuál volumen es de Dios? El libro de Dios es perfecto, con un alto tono moral. Está repleto de las marcas divinas de inspiración las cuales están más allá de la posibilidad de ser producidas por humano alguno. Ese libro es la santa BibliaΩ

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