martes, 21 de febrero de 2017

SERIE: Jesús, un maestro verdaderamente definitivo

INTRODUCCIÓN

Jesús— El Maestro Mal Representado

Aunque seguramente es el caso que Jesús es el «Maestro por excelencia», es decir, el maestro perfecto, el maestro que no solamente conocía a la perfección, sino que enseñaba y vivía perfectamente—no obstante, es el caso que probablemente no ha habido otro maestro que haya sido tan mal representado por los hombres como Él (Jesús).

Los hombres han contendido que Jesús era (es) un maestro que tolerará cualquier tipo de reacción hacia Su enseñanza. La Biblia muestra que Él demanda conocimiento de la verdad (el evangelio de Jesucristo), amor a la verdad, y obediencia a la verdad (Jn. 8:32; 2 Tes. 2:10-12; Heb. 5:8-9; Mat. 7:21-23; etc.). Los hombres han contendido y aún contienden que Jesús salvará aun a aquellos que rechazan Su verdad. La Biblia no enseña eso (Heb. 5:8-9; Mat. 7:21-23; 7:13-14).

Hoy, el triste cuadro es que la gente que afirma ser seguidores de Cristo castigarán a otros por la simple razón de que éstos enseñan que Jesús demanda obediencia a Su voluntad (Mat. 7:13-27). Las personas con una «mente liberal» tienen una muy fuerte aversión a lo que ellos llaman o «legalismo» o «dogmatismo» (es decir, a defender como necesario el conocer y obedecer la verdad, el evangelio de Cristo).

Jesús es representado por muchas personas como un maestro que no solamente tolera, sino que demanda el método al que los círculos teológicos se refieren como «unidad-en-diversidad» (lo cual en realidad no significa unidad en absoluto sino «un acuerdo en cuanto a estar en desacuerdo» o un «acuerdo para comprometer la verdad con el error»). Pero Jesús no tolera el compromiso de la verdad con el error. El denominado Movimiento Ecuménico (con su comprometida montaña de denominaciones con doctrinas contradictorias) es decididamente antagónico con la verdad que es el evangelio de Jesucristo. Aquellos que conocen y aman la verdad rechazan al Movimiento de la «unidad-en-diversidad», el cual, naturalmente, conduce a la adopción del Movimiento Ecuménico.
Esta presente serie de lecciones ha sido diseñada para ayudar a los lectores a ver por lo menos algo de la verdad de cómo enseñaba Jesús realmente. Él fue el más grande maestro del debate que el mundo ha conocido. Él sabía que la verdad es absoluta (ésta se mantiene siendo lo que es sin importar el número de interpretaciones erróneas que los hombres puedan inferir). Jesús luchó por la verdad, sin embargo, siempre llevó esa lucha con amor. Habló claramente a quienes estaban en error (especialmente a aquellos que estaban involucrados en un error fatal) con términos bastante fuertes. No obstante, siempre lo hizo con amor hacia el pecador, deseando que éste se arrepintiera y fuera salvo.

Los artículos de este tema han sido preparados para dejar al lector profundamente impactado con el hecho de que Jesús veía el amor a la verdad, el conocimiento de la verdad, y la obediencia a la verdad no solamente como importantes sino necesarios para que el pecador sea salvo del pecado (2 Tes. 2:10-12; Jn. 8:32; 14; 15; 1 Jn. 5:3).

Es nuestra sincera esperanza que todos y cada uno de los lectores va a «escudriñar las Escrituras» para determinar por sí mismo si Jesús realmente era/es la clase de maestro que afirman los artículos que componen este estudio (Hch. 17:11; 2 Tim. 2:15).

Ojalá que ninguno de nosotros provoque una controversia sólo por provocar (una mentalidad que es decididamente antagónica a la verdadera espiritualidad) sino que, por el contrario, estemos dispuestos a pelear la buena batalla de la fe—que todos estemos dispuestos a enseñar la verdad en amor (Ef. 4:15; Mat. 10:34; Lc. 12:51). ¡Jesús vino a traer espada!

Jesús es nuestro ejemplo para todo lo que debemos hacer (1 Pe. 2:21-25). Simplemente debemos permitir que Él sea nuestro ejemplo como Maestro. Aquí estamos dedicados a alcanzar esa meta. 

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